|23|

190 41 6
                                    

Las tres mujeres caminaban por la senda rocosa que ascendía bordeando el bosque de pinos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las tres mujeres caminaban por la senda rocosa que ascendía bordeando el bosque de pinos. Se dirigían a la cumbre de aquella colina donde, a lo lejos, en su cima, aún se distinguía la nieve que perduraba del invierno. 

Mito iba delante, guiando a las otras dos. Demostraba una fortaleza y una agilidad impropias de su edad. Ni el accidentado terreno ni el aire gélido que azotaba sus rostros parecía hacer mella en su ánimo.

Hinata y Karin trataban de no perder el paso cuando, de detrás de una enorme roca, salió corriendo una liebre que las sobresaltó.

—Tendrás que demostrar más temple si quieres revocar la maldición —se mofó Karin, al ver la cara de susto de su compañera.

—Tú también te has sorprendido, no te hagas la valiente.

Y es que, desde que habían partido de la cabaña de piedra de la mujer, notaban algo raro en el ambiente; algo que no se disipaba con la escasa luz de aquel día encapotado. Hinata lo notaba en los huesos. Se había creado una extraña conexión entre las tres que, tal vez, tenía que ver con el hecho de que todas pertenecían al mismo árbol genealógico: el de Hamura Hyūga.

—Llevamos horas andando —se quejó la joven pelirroja, con la mano de nuevo en su tripa.

—¿Necesitas hacer un descanso?

Hinata también estaba exhausta. Después de todo, esa noche no habían dormido. Aunque, en su caso, la excitación por estar tan cerca de conseguir lo que buscaban la ayudaba a soportar el agotamiento.

—No. Aunque espero que no falte mucho para llegar a donde quiera que nos lleve.

Hinata apretó el paso para ponerse a la altura de Mito.

—¿Cuánto queda para alcanzar nuestro destino?

—No mucho.

Desde luego, Mito era parca en palabras e igual de desagradable que su nieta, pensó la joven.

Tras un trecho más caminando en silencio, Hinata no aguantó más.

—¿Puedo preguntarte cómo terminaron Karin y su hermano viviendo con los MacŌtsutsuki? He podido comprobar por mí misma que no es un clan muy amigable y tengo curiosidad.

La anciana resopló. Hinata creyó que no respondería, hasta que, al cabo de un par de minutos, Mito comenzó a hablar:—Me equivoqué al separarme de ellos, ahora lo veo claro. Hemos perdido a Mael por aquella decisión y, si pudiera deshacer el mal, lo haría. Aunque me temo que, si regresara al pasado, actuaría de la misma forma, porque entonces yo estaba convencida de que era lo mejor para ellos —le explicó con pesar.

»—. Ese hombre vino a verme, el anterior laird MacŌtsutsuki, muy mal herido. Hanson había caído por un barranco durante una cacería y sus hombres lo habían dado por muerto. Se arrastró hasta mi cabaña y salvé su vida usando mis dones curativos. Creí que era un buen hombre. Creí que me estaría por siempre agradecido y que cuidaría de mis niños. 

Hinata la valienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora