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El viaje de vuelta a Namikaze fue incómodo

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El viaje de vuelta a Namikaze fue incómodo. Nadie entendía lo que estaba ocurriendo con la pareja, pues al inicio de aquel rescate, parecía claro que Naruto y Hinata se amaban. Sus más allegados, aunque sabían que ambos habían fingido un matrimonio, habían terminado por aceptar que los sentimientos que se profesaban el uno al otro eran igual de fuertes o más que una promesa nupcial. 

La boda, tal y como le había manifestado Minato a Naruto, solo era una formalidad que todos deseaban celebrar cuanto antes.

Durante el camino, Ino se acercó a su hermana para intentar comprender ese distanciamiento con su mejor amigo.

—No lo entiendo —le dijo, yendo al grano—. Evanna me contó que entre los dos había visto verdadero amor. Te conozco, Hinata, tú no fingirías algo así.

—Tal vez lo hice por Shion, ¿no lo has pensado? —le respondió ella, hablando a su hermana, por primera vez, con un tono desconocido.

—¿Con qué pretensión?

—Quería que él me ayudara a llegar hasta donde he llegado.

—No tiene sentido. También conozco a Naruto, te hubiera ayudado igualmente, sin pedirte nada a cambio. Me contó... —Ino se ruborizó. A pesar de ser una mujer casada, le seguía dando pudor hablar de ciertas cosas—. Me contó que te entregaste a él.

—O él se entregó a mí —rebatió Hinata—. No creo que fuera una cuestión de quién se entregó a quién.

Ino la miró boquiabierta. No reconocía a esa Hinata tan distante, le resultaba del todo extraña.

—¿Qué pensarían padre y madre de ti si te escucharan hablar de ese modo? Lo que has hecho... no está bien.

—¿Por qué? ¿Por qué no estamos casados? Shion tampoco lo está con Hidan y también ha arruinado su reputación, aparte de poner su vida en peligro.

—¡Pero Shion lo ama! Y si padre no tuviera tanto miedo de la maldición, ellos ya estarían casados hace tiempo. No es cuestión solo de haber perdido la virginidad fuera del matrimonio. Hinata, si es cierto lo que dices, has jugado con Naruto. No te creía capaz de algo así.

Por primera vez en el transcurso de la conversación, la joven se mostró avergonzada. Bajó los ojos para esquivar la mirada de su hermana.

—No quería hacerle daño —confesó en un susurro.

Ino se llevó una mano al pecho, algo conmocionada.

—¿Es que... acaso el laird MacŌtsutsuki y tú... también... también...?

Todos habían sido testigos de la complicidad que existía entre ellos. Y, esa joven llamada Karin que los acompañaba había abandonado Mullach Creige con el rostro pálido y ojeroso al haber sido rechazada por Toneri. Era inevitable pensar que entre Hinata y el guerrero de pelo blanco había habido mucho más que el mero hecho de que él se ofreciera a ayudarla.

Hinata la valienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora