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El corazón de Hinata no conseguía recuperar el ritmo normal de sus latidos

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El corazón de Hinata no conseguía recuperar el ritmo normal de sus latidos. Se había encerrado en su alcoba, tratando de alejarse de todos... En especial, del guerrero escocés que había aparecido de improviso para reclamarla, cuando ella ya creía que no volvería a verlo en su vida.

Ella lo imaginaba casado con Tenten Kunoichi y, sin embargo, allí estaba, hablando con su padre, confesándole sus intimidades para bochorno suyo. No sería capaz de mirar a la cara a su familia en una buena temporada cuando se corriera la voz. 

¿Qué derecho tenía Naruto de airear lo ocurrido entre ellos? ¿No entendía que era imposible? ¿Que, lo que él consideraba su deber para con ella, no tenía sentido de ser?

«Claro que no lo comprende», le dijo una voz en su cabeza. «Él no sabe que no hay futuro posible, que solo trato de ahorrarle un sufrimiento aún mayor».

Hinata se limpió las lágrimas que cayeron por sus mejillas al sentir el inmenso vacío que se expandía por todo su ser.

Unos golpes en la puerta llamaron su atención y, a continuación, Ino entró sin que le hubiera dado permiso. Su gesto severo contrastaba con la idea de que ella era, en realidad, la hermana menor y, por lo tanto, no era la más adecuada para reprenderla por su comportamiento. Sin embargo, eso fue justamente lo que hizo.

—¿Se puede saber qué diantres ocurre contigo? ¿Por qué huyes así de Naruto?

—¿Has hablado con él?

—Por supuesto que he hablado con él. ¡Es mi amigo!

—Y yo soy tu hermana —replicó Hinata, dolida, al ver que Ino parecía haberse posicionado del lado del guerrero.

Los ojos azules destellaron al tiempo que Ino se encaraba con ella.

—Una hermana que no comparte conmigo lo que la corroe por dentro; eso que no la deja dormir bien por las noches y que me oculta desde antes de que partiéramos de Escocia. Nunca quieres hablar de ello, pero debes hacerlo, porque no te entiendo.

» Naruto te ama... y sé que tú lo amas a él. Te conozco, no me sirve la excusa de que ocurrió algo entre el laird MacŌtsutsuki y tú. No es Toneri en quien piensas, no es Toneri el que te roba el sueño, no es Toneri el motivo por el que huiste de aquel modo de Namikaze.

—No hui —se defendió Hinata—. Teníamos que regresar junto a Shion.

Ino se acercó y tomó su mano. Se la apretó con amor infinito antes de continuar increpándola.

—Huiste, Hinata. Huiste de él. Y sigues haciéndolo, ¿por qué? —le preguntó. Añadió, bajando el tono de voz—: ¿De qué tienes miedo? Romperemos la maldición, salvaremos a Shion y al bebé, y después yo regresaré con mi esposo a mi hogar. Nada impide que tú puedas hacer lo mismo y regreses a Namikaze con él...

—¡Yo no podré regresar! —la cortó Hinata, sobresaltándola.

Ino ahondó en su mirada con extrañeza y cierto temor. Jamás había visto a su hermana en ese estado.

Hinata la valienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora