Capítulo 9

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Salí del baño empoderada y decidida a obtener información que nos llevara al asesino de Kathe, Salvador aun podía ser el asesino, pero tenía mis dudas.

Marceline estaba esperándome afuera con la botella que Román había conseguido.

—Tienes que darte prisa, no aguanto ni un segundo mas en este lugar —dijo nivelando su voz para que pudiera oírla, y aun así no se enterara todo el mundo, la música del lugar había comenzado a subir conforme el numero de personas en la fiesta había aumentado.

—Si, espero que esto funcione —suspiré tomando la botella de tequila.

—Alexis, si tienes que hacer un movimiento con Salvador para que diga algo que no quiere decir, hazlo, el podría tener algo que ver con la muerte de Kathe y probablemente sea la única manera de saberlo —maldita sea, Marceline tenía razón, el ex de mi difunta amiga probablemente tendría los labios sellados como una bóveda en cuanto comenzara a hablar de Kathe, necesitaba intentar de todo si eso ayudaba a encontrar al asesino.

La cerveza que había ingerido estaba dándome valentía de sobra y ahora mismo estaba mas confiada que cuando estaba encerrada en aquel pequeño baño encendiendo el micrófono.

Caminé con toda la seguridad del mundo en cada paso y me puse a un lado de Salvador quien dejó de hablar con sus amigo cuando notó mi presencia.

—Hola Salvador, hace mucho que no te veía —señalé con euforia excesiva. Ahora mismo estaba sacando mi mascara de niña boba y fresa, esperemos que eso le de mas confianza al "macho" que lleva dentro y lo haga hablar sin sentirse presionado.

—Hola Alexis, ¿que haces aquí? —estaba incomodo con mi presencia, miró a todos alrededor de él y regreso su mirada a mi.

—Un amigo me invitó, no sabía que estaban en la misma universidad, que coincidencia —Salvador sonrió falsamente y luego notó la botella de tequila en mi mano. Como si hubiera muchas universidades cerca de este pequeño pueblo.

—Vine a ofrecerte un trago, tu eras el novio de mi mejor amiga, creo que podríamos brindar en su memoria, ¿no crees? —estuve atenta a cada expresión de su cara esperando por algo que me diera pistas de que sabía algo, pero no hubo nada.

Salvador me extendió su vaso después de acabar con lo que fuese que estuviera bebiendo cunado llegué.

Abrí la botella y vertí el liquido ámbar en el vaso, un cuarto del vaso se llenó y espere que él no protestara, no dijo ni una sola palabra.

—¿Tu no vas a beber? —la pregunta de Salvador me tomó desprevenida, soy estúpida, le dije que brindáramos, los dos.

—Claro, estaba por servirme —dije después de pasar saliva pesadamente.

Estoy acabada, nunca bebo, y ahora tendría que beber alcohol adulterado, definitivamente no habíamos pensado mucho en el plan ya que no pensamos en la posibilidad de que Salvador me hiciese tomar también, o en este caso, que yo misma arruinara todo proponiendo que bebiéramos de la misma botella.

Miré de un lado a otro buscando hielos, era la única manera de que pudiera verter un poco de agua para que no se dieran cuanto tequila estaba bebiendo realmente. Encontré los hielos detrás de los amigos de Salvador, sobre la barra de la cocina.

—Creo que quiero hielos —murmuré abriéndome paso entre los dos chicos altos que Salvador tenía por amigos. Dándoles la espalda a todos traté de evitar que vieran cuando ponía los hielos en mi vaso y rápidamente levanté el tazón donde estaban los hielos para vaciar el agua de los hielos que ya se habían derretido. Me daba asco beber me esa agua, pero una tiene que hacer sacrificios para obtener lo que quiere.

Las Mentiras De KatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora