Capítulo 3

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Después de una noche larga de dudas y lágrimas, me levanté de la cama para buscar un buen outfit que honrara a mi amiga y la hiciera sentirse orgullosa de mí, me maquille para ocultar a la perfección las ojeras y traté de deshinchar mis párpados después de tanto llorar.  

Antes de salir de casa traté de inhalar y exhalar para relajarme y no tener un ataque de ansiedad. En la noche me dije a mi misma que no llamaría a Rafael, ya lo había molestado demasiado llevándolo a la estación de policías solo para hacerlo esperar, eso sin contar que lo había hecho pasar por un momento incomodo cuando me puse a llorar en su pecho en medio de la calle. Lo mejor era ir por mi cuenta a la escuela. Las miradas curiosas y llenas de pena estuvieron de inmediato en mi cuando crucé la entrada del instituto, no culpaba a los dueños de la todas esas miradas, era imposible no mirarme, y no lo decía por mi fabuloso atuendo, sino por ser la mejor amiga de Kathe quien había muerto en circunstancias horribles y en medio de una fiesta en la casa de una de las familias más conocidas en este pequeño pueblo.

Llegué lo más rápido que pude a la primera clase que tenía esa mañana y me enfoque en el tema del que el profesor comenzó a hablar, entre menos prestara atención a la muerte de Kathe y las miradas de los curiosos mejor estaría, por ahora lo único que necesitaba era salir de esta escuela para ir a investigar por cuenta propia quien había sido él o la mal nacida que había terminado con la vida de mi amiga.

—¿Alexis? —alguien reclamaba mi atención desde algún lugar del aula en la que me encontraba inmersa en mi libreta tratando de evitar pensar en Kathe y situarme en la segunda guerra mundial de la que el profesor había estado hablando toda la clase.

Levanté la cabeza y me topé con la mirada del profesor Estrada, quien con una afligida mirada me evaluaba desde su asiento justo al frente del salón.

—Perdón, ¿qué fue lo que me pregunto profesor? —me hicieron falta un par de segundos para darme cuenta de que no había nadie en el aula, y que solo quedábamos el profesor y yo.

—Solo quería que supieras que cuentas con mi apoyo si es que necesitas algo, lo que le sucedió a Kathe es una tragedia y al ser tú la amiga más cercana que tenía me hago una idea de lo mal que lo estás pasando —el profesor Estrada había llegado a la escuela apenas hace un año y cuando puso un pie en la institución hubo un alboroto entre las chicas de toda la escuela, no solo era su belleza y juventud, sino también el atractivo misterio y sensualidad que desprendía.

Ninguna chica o chico al que le gustase el profesor Estrada dejaría pasar una oportunidad de ligarse lo como esta, pero él no era mi tipo, y simplemente sentía que algo en él me desagradaba un montón.

—Muchas gracias profesor, lo tomaré en cuenta —me levanté de mi asiento y salí del aula con mi mochila a cuestas.

***

Mientras caminaba con rumbo a la cafetería pude escuchar la muy familiar voz de Marceline que me llamaba a mis espaldas.

—Alexis, espera —me detuve en medio del pasillo y me di la vuelta para verla caminar hacia mí con paso apresurado.

—Hola, Marceline —siempre la había llamado Marceline gracias a una canción que alguna vez había escuchado, y desde entonces se había convertido en su apodo, a Marceline no le había molestado que la llamase así, incluso podía decir que le gustaba.

—¿Estas yendo a desayunar? —su voz era más baja de lo normal y parecía estar cuidando cada palabra que me decía.

—Si, ¿por qué no me acompañas? —Marceline solo asintió y fuimos juntas a la cafetería.

Después de comprar nuestra comida nos sentamos en la mesa más alejada de las demás, quería hablar con Marceline de mis suposiciones sobre la muerte de Kathe y sabía que ella podría ayudarme, además de ser una de las personas más listas que conocía, también había sido muy buena amiga mía y de Kathe desde que comenzamos a estudiar en esta escuela, en un principio Kathe y yo habíamos notado como los demás se burlaban de Marceline por su apariencia y porque siempre hablaba de cosas extrañas como teorías apocalípticas y maneras de entrar en la Deep Web, cosas que por lo general los demás no entendían y no les interesaba, así que Kathe tomó la iniciativa de sentarse a desayunar con Marceline, y después solo se convirtió en un amistad, de alguna manera, aunque no entendíamos de lo que hablaba Marceline, siempre nos cayó bien su sentido del humor y lo buena persona que era cuando los demás necesitaban de su ayuda.

Las Mentiras De KatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora