Capítulo 34

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Antes de ir a casa, Ana pasó a un puesto de comida para comprar algo que nos sirviera de coartada por si nuestros padres ya estaban en casa cuando llegáramos, así es, estaba en nuestras venas la astucia para no recibir regaños por parte de nuestros padres.

—¿Entonces no me vas a contar? —le pregunté después de no obtener ni una sola palabra de mi hermana cuando la cuestioné sobre lo que Kaori le había dicho antes de salir de la casa de Marceline—, después de todo lo que te confesé hoy ¿me vas a dejar con la duda?, esto no es justo Ana María, no esta habiendo confianza en esta relación.

Saqué mi lado mas dramático esperando que mi hermana me dijera algo.

—Alexis —por fin habló con voz pasiva para mi sorpresa, creí que estaría harta de mi después de todas las preguntas que le hice en el camino a casa—, hazme el favor de callarte la boca si no quieres que te empuje fuera del auto en movimiento.

—Y yo que creía que eras mas paciente —dije cruzándome de brazos y mirando por la ventana, estábamos a punto de llegar a casa, el auto estaba impregnado del olor a comida y yo no podía esperar a llegar para devorar todo lo que habíamos comprado por el camino.

Ana estacionó el auto, justo al lado de el de mis padres, para nuestra buena suerte ellos también estaban estacionándose, solo tendríamos que decirles que fuimos por cena.

—¿En donde estaban? —preguntó mi madre apenas puso un pie sobre el asfalto de la calle.

—Ana tenía hambre, fuimos por hamburguesas para cenar —contesté levantando la bolsa en mi mano para que la viera mi madre.

—Es muy tarde para que estén fuera, debieron llamarnos para que nosotros la recogiéramos —mi padre habló desde el otro lado del auto.

—Vamos adentro, la cena se enfriará —dijo Ana cortante.

Estando en la cocina Ana seguía tan distante como en todo el camino en auto, mis padres también lo habían notado, los dos veían a mi hermana con curiosidad, era muy evidente que algo le sucedía.

—¿Ana? —la llamó mi madre—, ¿todo está bien?

Mi hermana no contestó, solo asintió con la cabeza sin dejar de comer sus papas fritas.

No sabía si estaba así por lo que había descubierto hoy, o si era por lo que Kaori le dijo antes de salir de la casa de Marceline.

—Hija, no creo que esté todo bien, ni siquiera nos miras a los ojos —trató hacerla hablar mi padre, pero sus palabras no parecían surtir efecto en la actitud de mi hermana.

—Alexis, ¿sabes algo que nosotros no? —me faltaría tiempo de la noche para contarles todo lo que ellos no saben y esta ocurriendo ahora mismo, pero obviamente no les diría nada sobre eso.

—No, se lo mismo que ustedes —dije tratando de sonar lo mas convincente posible.

— ¡Pfff! —de repente Ana emitía un sonido, y era de burla, estaba echándome en cara mi mentira sin decir una sola palabra.

—Creo que Ana solo está cansada, incluso podría jurar que le dio el sereno, ustedes no se preocupen por ella, estará bien por la mañana —desvié la atención ignorando los sonidos que mi hermana emitía mientras comía.

Todos nos fuimos a dormir después de cenar, la oscuridad de mi habitación me atemorizaba, las palabras de Darío regresaban a mi cabeza, "¡No sabes lo loco que me volvería si te perdiera!", imaginar a Darío triste por mi muerte me ponía triste a mi, lo ultimo que quería era que mis seres queridos sufrieran, aun recuerdo el funeral de Kathe, el silencio haciendo eco al llanto de su madre, su padre sentado frente al ataúd de su hija con las manos en la cabeza y entre sus piernas, todos nuestros compañeros de clase estaban esparcidos por la iglesia y en silencio absoluto, como si estuvieran en otra parte, tal vez en algún lugar de sus memorias donde Kathe aun estaba viva. Aquel recuerdo aun era amargo y me hacía doler el corazón.

Las Mentiras De KatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora