Capítulo 11

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El olor a tierra mojada y hierba recién cortada me daba una sensación de tranquilidad que para nada iba con las circunstancias en las que mi amiga y yo estábamos, a lo lejos podía ver el patio de la casa, en el un gran árbol rodeado de un cajete de cemento que ya se había comenzado a levantar gracias a las raíces gigantes del árbol que brotaban, era un árbol imponente en medio de la construcción de aquella finca.

Marceline tomó la delantera y pasando por las caballerizas lo mas rápido que pudo llegó hasta donde estaba aquel árbol, como buena oveja siguiendo el rebaño corrí detrás de ella, me paré a su lado y la miré esperando indicaciones.

Las dos estábamos dándole la espalda al tronco del árbol, si hubiese alguien paseándose por la casa sería muy fácil vernos desde una ventana ya que la casa estaba construida como un cuadrado sin un lado, dos alas nos rodeaban con arcos que recordaban la época colonial, incluso podría ser un museo si los padres de Erick no decidieran que prefieren mantenerla para festejos y uso propio.

Justo cuando sentíamos que estábamos a salvo protegidas por el árbol gigantesco a nuestras espaldas, una voz nos hizo saltar por los aires a ambas.

—¿Que carajos hacen aquí ustedes dos? —Fernando, el hermano de Erick estaba justo a lado de nosotras, nos miraba con cara de pocos amigos y parecía querer matarnos, Marceline y yo habíamos olvidado que Erick tenía un hermano al que no habíamos visto en mucho tiempo pero que aun así no era extraño que estuviera aquí, en la casa de sus padres.

—¡Fernando, hola!, hace mucho que no te veía, ¿como estas? —fue lo primero que salió de mi boca después del pequeño grito que hizo salir volando a un montón de pájaros que se escondían en los árboles mas cercanos.

—Les hice una pregunta, ¿por que están ustedes aquí?, ¿quien las dejó pasar? —mi silencio acompaño al de Marceline que miraba atemorizada a Fernando.

Por la expresión en su rostro, lo ultimo que quería era entablar una conversación con nosotras, y ahora estaba a punto de echarnos de su casa.

—Hay una explicación mas que razonable del por que estamos aquí sin el consentimiento de tu familia, dejanos explicártelo —repentinamente Marceline hablaba, justo ahora estaba tratando de salvarnos el pellejo y yo estaba muy agradecida de que ella tratara de sacarnos de este gran problema.

—¿Recuerdas la fiesta que tu hermano Erick hizo hace mas de una semana?, la fiesta donde murió Kathe —mis alarmas se encendieron enseguida, ¿qué estaba a punto de hacer esta estúpida? ¿a caso le va a contar todo a Fernando?

Iba a interrumpir lo que estaba comenzando a decir cuando ella se me adelantó y siguió con lo que estaba diciendo:

—Resulta que a Alexis se le cayó su celular entre todo el alboroto y vinimos a buscarlo, tratamos de hablar con Erick para que él lo buscara, pero creo que nos ha estado evitando sin aparente razón, y Alexis necesita con urgencia su teléfono —Marceline si que nos había salvado el pellejo, ni a mi se me hubiese ocurrido tal mentira tan rápido.

Fernando miró de arriba a abajo a Marceline y después puso una sonrisa coqueta en sus labios, ¿por que sonreía de esa manera? ¿algo le parecía gracioso o Marceline le había comenzado a simpatizar de un momento a otro?

—¿No se han encontrado con un teléfono por aquí? —continuó hablando sin notar siquiera la expresión picara en la cara de Fernando

¿De verdad, Marceline? ¿de verdad no notas cuando alguien a comenzado a fijarse en ti de la manera en que este tipo lo hace ahora mismo?

—Los empleados no han dicho nada de ningún teléfono, pero podría preguntar —la respuesta de Fernando solo había confirmado lo que segundos antes había comenzado a sospechar, le atraía Marceline.

Las Mentiras De KatheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora