-Emily-
Estoy super aburrida en mi casa, así que decido cambiarme e irme a la piscina. Me pongo mi bikini favorito, uno azul con estampado de flores, preparo la mochila con lo que necesito y salgo de casa.
Me estoy acercando a la piscina y oigo cada vez más cerca una canción de Taylor Swift. No sé si es mi imaginación o alguien la está escuchando.
Ya estoy en la puerta de la piscina; la abro, haciendo mucho ruido ya que esa puerta chirría mucho.
Nada más entrar, miro a ver quién estaba poniendo esa canción. Miro a la derecha y no hay nadie, miro a la izquierda y... Ryan.
Me cago en todo, te lo juro, otra vez tenía que ser él.Me voy a la tumbona en la que tomo el sol todos los días y hago como si no estuviera. Aunque no puedo parar de mirarlo, hay una parte de él bastante atractiva. Pero tranquilos, no me gusta, en verdad lo odio, pero admitamos que es un tío muy guapo.
Está leyendo el mismo libro que el otro día, mientras escuchaba a Taylor Swift, cosa que no pensaba de él. Yo creía que escuchaba cantantes más agresivos, no sé.
Estoy muy concentrada mirándolo sin que se entere, hasta que me pego un susto cuando alguien me habla.—Hija, ¿qué haces? —me asusta mi madre.
—Por Dios, mamá, qué susto me has pegado —digo—. Pues nada, aquí, tomando el sol.
—Ya veo, oye, veo que ahí está Ryan. ¿Por qué no te acercas y le dices algo? —me dice.
—No, mamá, déjame, estoy bien aquí sin nadie. Además, parece que él también —respondo.
—Emily, levántate ahora mismo y acércate —me exige.
Dios, mi madre es muy exigente, y sobre todo con este tema. Lleva un par de días y ya estoy harta.
Suelto un bufido, me levanto y me dirijo hacia Ryan.—¿Te está gustando? —pregunto. Parece que lo he asustado.
Se gira y me mira con cara de no entender nada.
—Es que yo ya he leído la trilogía entera y me ha encantado, amo a Cardan —digo. No sé qué más decir, es lo primero que se me ha ocurrido—. Ah, y también me gusta Taylor Swift, tienes muy buen gusto.
—Eh, sí, sí me está gustando —dice—. ¿Y por qué te interesa? —me pregunta.
—Ah, pues no sé, simplemente te quería preguntar —miento.
—Pues vale, no sé por qué me vas de buenas ahora, chiquilla —me dice.
—A ver, mongolo, no sé si estás ciego o algo, pero si miras detrás de mí, está mi madre escuchando —susurro para que mi madre, que nos está mirando fijamente, no se entere—. Solo quiere que te hable para que nos llevemos bien, y como eso no va a pasar, pues finjo —aclaro.
—Ah, vale, vale, pues finjamos entonces, porque mi padre también está empeñado en que nos llevemos bien. No sé el porqué, pero esto no me gusta nada —susurra también.
—Ya, es muy extraño —digo—. Bueno, pues, ¿trato? —pregunto. Me da la mano para cerrarlo.
—Trato, pero eh, rubia, solo frente a nuestros padres. En el insti ya sabes lo que te espera —aclara.
Dios, qué pesado. ¿Por qué todo el mundo es tan pesado? No lo entiendo. En fin.
Lo miro poniendo los ojos en blanco por lo que ha dicho anteriormente y me marcho a donde está mi madre sentada, en mi tumbona.—¿Y qué? Parecía que estábais teniendo una interesante conversación —dice mi madre nada más llegar a su altura.
—No, mamá, solo le he preguntado qué tal el libro que está leyendo, porque ese ya lo leí —digo.
—Ah, bueno, al menos habéis empezado por algo —dice—. Bueno, cariño, yo me voy para casa. Solo quería ver qué hacías.
—Vale, mamá —digo, y se marcha.
Espera, ¿cómo que por algo hemos empezado? Os juro que no entiendo nada. Y tengo que averiguar qué trama. Espero que no sea lo que pienso, porque si lo es, no me gusta nada de nada. Pero no creo, mi madre no es así.
Hasta ahora.
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¿Me odias o me besas?
RomanceCuando Emily se ve forzada a mudarse a una nueva ciudad tras el divorcio de sus padres, no esperaba encontrarse con el acoso de Ryan, el chico malo del instituto. Mientras tanto, su madre, Sophia, encuentra un nuevo amor en Andrew, cuyo hijo resulta...