27

121 2 1
                                    

-Ryan-

Hemos pasado toda la mañana en la playa, ahora estamos en un restaurante muy mono, con toques de color blanco y azul, es todo muy marinero. Me encanta.
Noto a Emily muy contenta últimamente, y eso me hace feliz a mi también. Ella dice que es porque está conmigo, y eso me alegra mucho, porque ella me hace sentir igual.

Emily ha pedido pescado con patatas, parece que le gusta mucho, porque casi siempre que salimos por ahí, se pide pescado. Yo, al contrario, pollo con patatas.
Están muy buenas las dos, hemos probado la comida del otro.

Después de estar un rato hablando y terminando de comer, decidimos volver a casa, ya que está muy lejos de aquí, y no deberíamos llegar muy tarde.
Nos metemos en el coche, ponemos la dirección de casa, y como de costumbre, ponemos música a todo volumen y nos ponemos a cantar, ahora está sonando ¨King Of My Heart¨, de Taylor Swift.

—I'm perfectly fine.- empezamos a cantar al unísono.- I live on my own, I made up my mind, I'm better off being alone, we meet a few weeks ago, now you try on calling me 'baby', like trying on clothes, salute to me, i'm your American queen.- damos un breve respiro.- And you move to me like I'm a Motown beat, and we rule the kingdom inside my room,- cogemos aire.-'Cause all the boys in their expensive cars, with their range rovers and their jaguars, never took me quite where you do.- cantamos.

Hacemos esto todo el trayecto, esta vez Emily no se ha quedado dormida.

Después de las dos horas en coche, ya hemos llegado a casa, son las 19.00 de la tarde, hemos llegado a una buena hora, luego prepararemos la cena y tal vez nos quedemos leyendo un rato por la noche.
Entramos a casa, y decidimos darnos una ducha, y para ir más rápido, decimos de ducharnos juntos, es la primera vez, y creo que es un momento muy especial, muy bonito.
Nos quitamos los bañadores, que están embadurnados de arena, como nuestros cuerpos, los dejamos sobre la pica del baño y encendemos la alcachofa de la ducha.
Cuando notamos que el agua está caliente, nos metemos en la ducha.

El agua caliente golpeaba suavemente mi espalda mientras Emily y yo estábamos bajo la ducha. Sus ojos centelleaban con amor mientras la miraba, y sin poder resistirme, tomé su rostro entre mis manos. Sus labios estaban tan cerca de los míos que apenas podía contenerme.

—Emily,- susurré suavemente, mientras acariciaba su mejilla con el pulgar.- Eres lo más hermoso que he visto.

Sus labios se curvaron en una sonrisa tímida, y sin decir una palabra, se acercó a mí. Cerré los ojos, dejando que su suavidad me envolviera por completo. Cada beso era como una promesa de amor eterno, cada roce era una declaración de lo mucho que significaba para mí.

Bajo la cascada de agua caliente, nos perdimos el uno en el otro. Cada caricia, cada beso, parecía sellar nuestro amor de una manera que las palabras nunca podrían hacer. En ese momento, en la intimidad de la ducha, supe que no había otro lugar en el mundo donde quisiera estar más que junto a ella.

El agua seguía corriendo cuando decidimos finalmente salir de la ducha. Ya nos hemos enjabonado y enjuagado. Tomé una toalla y comencé a secar su cabello con ternura, mientras ella me miraba con esa mezcla de amor y calidez que siempre lograba hacerme sonreír.

Nos envolvimos en toallas y salimos del baño, dejando atrás el vapor y el sonido del agua. La frescura del aire exterior nos envolvió, pero aún sentía el calor de nuestro momento juntos. Emily me tomó de la mano y me condujo a la habitación, donde nos sentamos en la cama, todavía envueltos en nuestras toallas.

La miré a los ojos, y ella sonrió, esa sonrisa que siempre lograba iluminar mi día, sin importar lo que hubiera pasado.

—Nunca me había sentido así, Ryan, gracias.- susurró, sus ojos brillando con sinceridad.- y sé que no paro de repetirlo, pero de verdad, gracias.

—Es todo gracias a ti, ya lo sabes.- respondí, inclinándome para darle un beso suave en la frente.- cada dia estoy mas enamorado de ti.

Nos quedamos así, en silencio, disfrutando de la tranquilidad y la intimidad del momento. Afuera, el mundo seguía girando, pero en nuestra pequeña burbuja, solo existíamos nosotros. Emily se acurrucó a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro, y sentí una paz profunda que solo ella podía darme.

Sabía que la vida traería desafíos y momentos difíciles, pero también sabía que, mientras tuviéramos estos momentos juntos, podríamos superar cualquier cosa. La fuerza de nuestro amor, forjada en momentos como este, nos guiaría y sostendría a través de todo lo que viniera.

¿Me odias o me besas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora