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"Felix"

– Gracias por lo de ayer chicos, ya debo irme a casa

– No prefieres que te lleve, Lix?

– No, honestamente no quiero llegar a casa de mi madre ni con amigos, pero gracias

Ambos me sonrieron y yo tome mus cosas, los abracé con fuerza y por fin salí de su casa.
Caminé sin prisa, ya que sabía que no estaba mi madre en casa, así que tenía tiempo de hacerme tonto en cualquier sitio. Decidí ir al parque más cercano y también el más conocido de su alrededor, me senté en una de sus bancas y miré a los niños jugar con diversión y a sus padres jugando con ellos. Esas imágenes me hicieron sonreír, pero también sentir una opresión en mi pecho. Yo nunca había podido jugar con mis padres de esa forma, ellos casi siempre estaban peleados, y cuando yo tenía 7 años tomaron la decisión de separarse. En ese tiempo no sabía bien la razón de su separación, pero después de un tiempo descubrí que fue gracias a que mi padre era gay y había utilizado a mi madre para ocultarlo de su familia homofobica.

Por un tiempo le tenía algo de odio a mi padre, por atreverse a utilizar a mi madre y abandonarnos, pero ahora entiendo al menos un poco de lo que él sentía, y no lo justifico, porque lo que hizo estuvo muy mal, pero querer ocultarlo obligándote ser quien no eres, realmente se siente terrible.

Mis pensamientos desaparecieron y volví a mirar a los niños, aunque al desviar mi mirada un poco a la derecha miré a aquel chico, al que tanto le temía, mientras me miraba fijamente y con una sonrisa enorme. Me levanté rápidamente de la banca para caminar del lado contrario sintiendo mi corazón más acelerado de lo común, aunque de un momento a otro solo sentí un agarre en mi muñeca fuerte.

– ¿Por qué corres? ¿Tanto me temes, lindo?

– Suéltame, Choi San

– ¿Hoy no está tu novio?

Las palabras para mí ya no salían, solo me quedé mirando al piso para evitar su repugnante mirada. Él se acercó más a mí y tomó mi rostro para voltear a verlo de frente. Odiaba sentir sus ojos sobre mí, me hacia sentir pequeño y débil.

– ¿Por qué te empeñas en molestarme?

No me dió una respuesta, me miró con una sonrisa sarcástica por unos segundos y luego se acercó a besarme mientras tomaba mi mejilla. Mi cuerpo no reaccionaba, solo sentía asco y por fin lo empujé para estarlo de mí.

– Estoy enamorado de ti, ese es mi problema

– Me das asco

Y eso hizo que se enojara, porque se acercó a agarrar mi rostro con algo de brusquedad y trató de besarme otra vez, a lo cual yo me negaba. Cerré mis ojos mientras trataba de hacerme hacía atrás. Como no podía moverme solamente pensaba en lo que San haría, aunque sucedió lo contrario, él me soltó y lo sentí más lejos. Abrí inmediatamente los ojos y lo ví a él, Hyunjin, que tomaba la muñeca de San y lo veía de manera muy intensa.

– ¿Acaso no entendiste?

San lo miró igual de intenso y se colocó un poco más de frente a él. No entendía nada, cómo era que Hyunjin estaba aquí y estaba defendiendome de nuevo.

– Oigan

Traté de acercarme a ellos para separarlos un poco, pero Hyunjin no me dejó hacerlo. San empujó a Hyunjin y él hizo lo mismo, ya estaban listos para aventarse golpes, y fue así porque San aventó el primero hacía la mejilla de Hyunjin. El más alto respondió aventando uno al rostro de San y yo empezaba a desesperarme.

El arte más bello, eres tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora