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Felix empezó a tomar las cosas necesarias para llevarse, corrió a Hyunjin, el cual lo miró extrañado y habló con la respiración agitada.

– Hyun, por favor, llévame al hospital, mi madre...

No pudo pronunciar mucho, pero agradeció que su novio comprendió inmediatamente y simplemente asintió tomando sus llaves sin hacer más preguntas.

Ambos salieron de casa, subieron al auto y simplemente se mantuvieron en silencio, el peliazul no quería decir nada y Hyunjin respetaba eso, así que no soltaba ningún sonido.

Llegaron, bajando con velocidad y corriendo a recepción, el paso rápido lo llevaba Felix, Hyunjin simplemente lo seguía, inmediatamente al momento de recibir la información de donde se encontraba su madre, se dirigieron a la habitación. Cada pasillo se sentía peor que el anterior, Felix odiaba el olor, el color y la sensación de un hospital, traía recuerdos malos.

Han se levantó de los asientos que estaban frente al cuarto indicado, se acercó a los dos chicos, pero dirigió la palabra solo a Felix. El chico de mejillas lo veía con una expresión triste y como si sintiera lástima.

– Que bueno que llegaste, ella esta ahí, está durmiendo

El peliazul asintió, apretó las hombreras de su mochila con fuerza y se acercó a la puerta, por la pequeña ventanilla observó a su madre, acostada y durmiendo con profundidad. Abrió la puerta delicadamente y se adentró a la habitación, donde inmediatamente se acercó a la silla que estaba a un lado de la camilla. Al estar tan cerca notó una expresión cansada en el rostro de la mujer, ojeras más marcadas de lo usual.

– ¿Qué te pasó, mamá?

Susurro bajito, tomando la mano áspera de la mencionada.

– Lo que ya sabía que iba a pasar...

El peliazul levantó la mirada al escuchar el tono de voz de su madre, vió su mirada cansada, aunque aún de esa forma trató de sonreirle a su hijo.

– ¿Lo que sabías?

Ella asintió, no dijó más, solo volvió a cerrar sus ojos y soltó un suspiro.

– Gracias por venir, estaba esperándote

Él empezaba a sentir sus ojos aguarse, pero solo acarició la mano de ella y susurró un "si" poco audible.

– Perdóname, mi niño, lo siento tanto...

– Mamá...

– Te traté horrible todo el tiempo, dijé cosas de ti que realmente no pensaba, hice cosas que te afectaban. Te amo con toda mi alma y nunca fui capaz de decírtelo

Pequeñas lágrimas empezaron a recorrer las mejillas de la madre, aunque parecía que hasta llorar le costaba.

– ¿Es triste no? Decirte todo esto hasta estar cerca de mi último respiro

– Mamá, ¿De qué hablas? Tú no te vas a ir..

Ella iba a hablar, aunque el sonido de la puerta abriéndose la inmutó. Un doctor entró a la habitación y le sonrió a Felix, una sonrisa no muy genuina.

– Tú debes ser su hijo, acompáñame un momento por favor

Él se levantó, le dijo a su madre que volvería y siguió al de bata blanca afuera de la habitación.

– La presentación fue muy corta, una disculpa, soy el doctor Jungsu, un gusto. Seré directo con lo que voy a decir, tu madre tiene EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, una enfermedad de te puede llevar a la muerte. Es lo que está pasando con tu madre, dejó que la enfermedad avanzará y ahora no es posible hacer nada.

El arte más bello, eres tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora