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"Felix"

Los días en la casa del minsung eran lindos, me trataban muy bien y ni siquiera me dejaban ayudarles económicamente. Tenían todo controlado y yo realmente los admiraba por eso, porque estudiaban, trabajaban y con eso tenían el sustento suficiente para nosotros tres. Eran una pareja estable, a una edad corta.

Ellos habían decidido juntarse en cuanto cumplieron 18, querían salir ambos de sus casas problemáticas, así que esa fue la decisión que tomaron. Tuvieron dificultades al inicio, hasta habían pensado en separarse unas cuantas ocasiones, pero lograron salir adelante juntos.

Lo único de todo era que la mayoría del tiempo me sentía como mal tercio, eran demasiado cariñosos, o también era incómodo que pelearan por cosas insignificantes. En ocasiones lo que más me causaba rareza era escucharlos tener relaciones cuando ellos pensaban que yo dormía, pero cómo podría hacerlo si sus ruidos eran demasiado audibles...

– Buenos días, Lix

– Pues buenos buenos no son eh, no me dejaron dormir

Ambos me miraron frunciendo el ceño y yo entre cerré los ojos.

– Ustedes parecen conejos, ¿No se cansan de cog-

– Ahhh, escuchaste eso...

– Cómo no escucharlo, duermo en la habitación de a lado

Se miraron entre ellos y rieron con más pena que gracia.

– Igual no importa, es su casa

– Pero igual que vergüenza

Me reí de ellos tratando de hacer que se sintieran menos avergonzados, estaban rojos, pero sabía que esa vergüenza no les duraría mucho, porque estarían con su calentura pronto de nuevo.

– Hoy saldré con Hyunjin

Han me sonrió de lado y se acercó a mí dejando a su novio hacer solo el desayuno.

– ¿Y a dónde irán?

– No estoy muy seguro, dijó que quería llevarme a un lugar especial

– Disfrútalo y después me cuentas todo, cada detalle

Reí mientras asentía a cada una de sus palabras...

☆☆☆☆

Ya tenia todo listo para salir con Hyunjin. Él ya estaba afuera esperando a que saliera y solo me despedí de Han con un abrazo y luego de Minho de la misma forma, aunque él empezaba a decirme cosas como "Si te hace algo lo mato."

Salí por fin de la casa y sonreí al ver su auto estacionado, al acercarme lo pude observar viendo su celular y me acerqué a tocar la ventana del asiento de copiloto. Cuando me miró me sonrió ampliamente y me abrió la puerta desde su asiento, yo subí al auto y sentí su mirada de arriba hacia abajo.

– Te ves muy bonito, como siempre

Mi sonrojo se hizo presente con rapidez, pero esta vez en vez de quedarme callado por la vergüenza lo miré también y sonreí.

– tú te ves muy guapo, igual, como siempre

Él apartó la mirada de la mía con una sonrisa y sin decir nada más arrancó el auto. Observé el camino silenciosamente, no pregunté el destino, solo dejé que me llevara a donde él quisiera...

El arte más bello, eres tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora