—Me alegra que por fin te hayas decidido —dijo Rhaenys ajustando la montura de Meleys en una colina de Marcaderiva.
—Viserys cree que iré en un barco de Laena y Daemon, él me cubrirá —aclaró Quimera.
—Mejor —dijo Rhaenys tras terminar.
—No estoy segura de que esto me quede bien, es menos cómodo de lo que creía —declaró la reina mirando la ropa de montar que llevaba. Daemon se la había conseguido en una de las calles de La Capital.
—Estás perfecta, vamos —dijo Rhaenys extendiendo su mano para ayudar a Quimera a subir primero. —Tranquila, te has acercado a Meleys muchas veces, la has tocado estos días —añadió. —No te hará nada.Quimera, con manos temblorosas tomó la de Rhaenys y se impulsó para subir a lo alto de la dragona, justo detrás del sitio donde iría Rhaenys. Cuando Quimera estuvo estable, la princesa subió y se colocó delante de ella.
—Agárrate fuerte —dijo Rhaenys.
Quimera abrazó la cintura de Rhaenys con fuerza mientras sentía como su corazón golpeaba fuertemente contra su pecho, tanto que sentía que Rhaenys podría sentirlo latiendo en su espalda.
—Avísame si necesitas parar ¿vale? No deseo que sufras —añadió Rhaenys.
—Vale —musitó Quimera.
—Tranquila —dijo Rhaenys.Meleys comenzó a avanzar tomando velocidad mientras corría para coger impulso. La respiración de Quimera se volvió rápida, su corazón latía más fuerte, su cuerpo temblaba y ni pudo evitar apretar sus ojos con fuerza intentando en vano no sentir nada de lo que sucedía a su alrededor.
El vuelco en su estómago le hizo saber que las grandes garras de la dragona ya no se encontraban en tierra y que ahora está surcaba los cielos.
—Abre los ojos, te perderás las vistas —dijo Rhaenys a sabiendas de que Quimera estaría apretando los ojos con todas sus fuerzas.
La reina sentía el viento en la cara y la ligera brisa marina contra sus mejillas, dejándole saber que aún estaban cerca del mar y aún no volaban tan alto.
Quimera comenzó a abrir los ojos lentamente y pudo apreciar la velocidad a la que se encontraba volando en aquella gigantesca criatura, lo que le hizo apretar aún más sus brazos al rededor del cuero de Rhaenys. Esta llevaba las riendas tranquila y sonrió levemente al notar como el agarre de Quimera en ella aumentaba.
La dragona comenzó a tomar más altura mientras Quimera era incapaz de creer lo que sus ojos percibían en esos momentos. Volar en dragón nunca fue algo que se planteara a sí misma como posible, sin embargo, ahí estaba. Surcaba los cielos como nunca imaginó y sorprendentemente, el miedo fue desapareciendo dejando paso a una euforia desmedida ante lo que se encontraba haciendo.
La emoción se apoderó de ella y tras un rato comenzó a sentir por fin algo de calma. Sintiendo seguridad al encontrarse sujeta a Rhaenys. No sabía cómo pero el saber que era de ella de quién dependía en parte, la hacía sentir tranquila. No habían pasado tanto tiempo juntas pero algo hacía que la reina se sintiera sumamente en paz en su compañía.
La reina dejó de sentirse tan tensa y apoyó la cabeza en la espalda de Rhaenys sin dejar de abrazar la cintura de esta. Rhaenys sonrió levemente sin detener la marcha.
El camino fue algo largo, pero no se hizo tan pesado como podía haber pasado. Los señores de Pentos ya habían sido avisados por Daemon y esperaban a la jineta y a la reina con los brazos abiertos.
Meleys descendió en un claro cerca del castillo y Rhaenys fue la primera en bajar de ella con agilidad. Quimera en cambio, tuvo que ser ayudada por la princesa.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Rhaenys cuando Quimera se deslizó por las escamas de Meleys hasta llegar a sus brazos, los cuales la sujetaron por la cintura y frenaron su llegada al suelo.
—Sí, me duelen un poco las piernas, es todo.
—Es normal, es la primera vez que montas —aseguró Rhaenys.Ambas mujeres avanzaron hasta el castillo siendo recibidas de buena gana por el señor de este. Era tarde y había un gran banquete preparado en honor a las invitadas. Ellas, tras cambiarse. Acudieron a la cena.
Ambas charlaron con el señor del castillo y posteriormente se digirieron a los aposentos que habían sido dispuestos para ellas.
—¿Te quedarás conmigo? —preguntó Quimera tirando de Rhaenys hasta que quedó pegada a su cuerpo en uno de los pasillos.
—Tendría que pensarlo —bromeó Rhaenys.Quimera tomó su cara y la besó profundamente, entonces Rhaenys la subió a su cintura y la pegó a la pared. La princesa amontonó el vestido de Qulmera en la cintura de la misma y comenzó a burlarse de su entrada con sus dedos sin dejar de besar sus labios.
Quimera gimió ante el contacto de los dedos de Rhaenys con su entrada, estaba empapada y solo quería sentir a la princesa lo más profundo posible.
—Rhaenys, por favor... —gimió sobre los labios de esta.
—Podrías vernos —declaró Rhaenys sin dejar de besarla mientras su dedos índice acariciaba sus pliegues.
—Nadie... Nadie sube aquí cuando hay invitados, me... me lo... me lo aseguró Daemon —dijo con dificultad pues era incapaz de dejar de gemir al notar como la punta del dedo de Rhaenys entraba levemente en ella.La princesa decidió dejar de hacer sufrir a Quimera e introdujo un dedo seguido rápidamente de un segundo. Quimera mordió levemente el labio de Rhaenys y gimió sobre su boca mientras la princesa comenzó a penetrarla más rápidamente. Quimera movía su cadera de arriba a bajo para tener más placer y entonces Rhaenys introdujo un tercer dedo haciendo a Quimera estar al borde. La princesa, bajó la cabeza y comenzó a mordisquear los pechos de Quimera que sobresalían por el corsé que llevaban. Pero la reina rápidamente tomó su cara y de nuevo la reclamó en sus labios hasta que finalmente se corrió sobre sus dedos.
—Eres preciosa cuando vienes —dijo Rhaenys observando el rostro enrojecido de Quimera. Sus pechos con alguna marca y su respiración agitada.
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QUIMERA HIGHTOWER (Rhaenys Targaryen)
RomanceCuando la reina Aemma murió, Otto pensó que casando a su hija mayor, Quimera, con el rey Viserys, tendría una mayor influencia en el trono. Pero no contaba con que está no se dejaría manipular como sí lo hubiera hecho su joven hermana, Alicent Hight...