18

492 46 0
                                    

—Luke, no puedo extender más mi estancia aquí —declaró Quimera al joven príncipe, pues la reina llevaba más de una semana residiendo en Rocadragón como parte de la promesa que hizo a su "nieto" de que lo visitaría a menudo.
—¿Por qué no? A mamá no le importa. —dijo Luke.
—Pero tengo obligaciones en palacio. Soy la reina —dijo Quimera acariciando la cara de Luke.
—Pues iré contigo. Voy en Arrax y nos veremos allí.
—Luke...
—Mamá me dejará. Porfa... Solo unos días.
—Pidámosle permiso a Rhaenyra —dijo Quimera con una sonrisa.
—¿Permiso para qué? —preguntó Rhaenyra entrando al salón donde se encontraban.
—Madre, permiso para acompañar a la abuela a desembarco del rey y así visitar al abuelo —dijo Luke. Entonces Rhaenyra miró a Quimera.
—Por mí no hay problema —dijo la reina. —Lo cuidaré —sonrió Quimera.
—Está bien. Luke, ten cuidado, ya sabes.
—Lo sé madre —sonrió el pequeño.

Tras una cálida despedida, Quimera se dirigió al barco y Luke subió a Arrax.

—¿Te vas? —preguntó Daemon alcanzando a Quimera.
—Creí que tú ya lo había hecho —dijo Quimera.
—Soy vuestro protector, mi reina. No me iré hasta que lo hagáis vos —dijo Daemon pícaramente.
—Daemon... —se quejó Quimera.
—Seis años... —dijo Daemon. —Son los que llevas con Rhaenys. Creí que te cansarías antes.
—La quiero, Daemon. Si soporto la distancia y guardo las formas es porque la quiero.
—¿Cómo pasó?
—Nó lo sé... Pero cada semana espero el aleteo de Meleys que me indica que ha llegado a La Capital... Creí que era un capricho momentáneo pero... el pasar de los años me ha demostrado que no era así. Jamás me había sentido de este modo.
—Me alegro de que seas feliz —dijo Daemon abrazando a Quimera. —Rhaenys y yo no somos amigos íntimos pero sí te hace bien será suficiente.

Quimera se trasladó a La Capital viendo como dos dragones seguían su barco, el primero, Arrax, y el segundo Caraxes.

Al llegar a La Capital, Luke y Daemon la esperaban en la entrada.

—Daemon me ha dicho que esta tarde podemos ir a montar a caballo —dijo Luke.
—¿Eso te ha dicho? —preguntó Quimera.
—Así es —dijo Daemon. —He dimitido en que decidas montar en dragón conmigo. A si que a caballo.
—Me parece bien. Luke, vamos a ver al abuelo —dijo Quimera tomando su mano.

Ambos llegaron a los aposentos del rey, quien tras tantos años había perdido parte de su rostro incluido un ojo. La enfermedad lo consumía innegablemente.

—Abuelo —dijo Luke entrando.
—Lucerys, que alegría —dijo este con dificultad.
—Esposo —dijo Quimera. —¿Cómo te encuentras?
—Me han cuidado bien, como ordenaste —dijo Viserys.
—Me alegro —dijo está de corazón.
—La abuela Quimera me ha dicho que puedo quedarme aquí unos días —sonrió Luke. Y Viserys no pudo evitar sonreír como lo hacía siempre que sus nietos se dirigían a Quimera como abuela también.
—Otto quiere verte —dijo Viserys borrando la sonrisa de la cara de Quimera.
—Luke, quédate con tu abuelo, volveré enseguida.

Quimera salió del lugar y encontró a Otto en el pasillo.
—Por fin te dignas a aparecer —dijo este.
—¿Qué quieres?
—Que cumplas con tus obligaciones.
—Ya las cumplo. Soy la reina.
—Lord Corlys ha sido herido de gravedad. Se disputará el trono de Marcaderiva y tú cómo reina deberás escoger. Espero que sepas lo que haces.
—¿Qué?
—El cuervo llegó hace a penas una hora. Ya han debido de llegar a Marcaderiva y Rocadragón. Deduzco que tu hijastra pronto estará aquí.
—Deja de llamar así a la heredera.
—Es lo que es.
—El trono será para Lucerys Velaryon, como Corlys dispuso.
—Corlys jamás lo nombró formalmente.
—Pues lo haré yo.
—No eres necia, hija mía —dijo Otto. —Sabes lo que conviene al reino.
—No vas a manipularme.
—Vaemond...
—Si pretende acceder al trono. Será tachado de traición —declaró Quimera sin permitir que su padre dijera una sola palabra más.

El día en la fortaleza fue tranquilo y Quimera debió acudir a varios consejos debido a las noticias llevaderas sobre Corlys.

—Alicent —dijo la reina entrando a los aposentos de esta. —¿Tu bastardo ha violado a una muchacha? ¿A una criada?
—He hablado con ella. Ha tomado el té de la luna.
—Helaena podrá quedarse. Pero en cuanto resuelva lo de Corlys, Aemond y Aegon serán enviados a Antigua. Aprenderán modales y saldrán de aquí.
—No puedes...
—Claro que puedo. Y agradece que no te mando a ti también. De cualquier modo eres libre de marchar si lo deseas.
—No permitiré que hagas tal cosa.
—Soy la reina, no tienes nada que permitir.
—Son tus sobrinos.
—Por eso mismo. Necesitan modales y educación. Una que aquí les ha faltado debido a la cantidad de privilegios. ¿Cuándo me he convertido en tu enemiga, Alicent? Eres mi hermana. Pero estos años me has odiado en la sombra. Y aún así te quiero. Aún se puede corregir el daño.
—Tú eres la culpable del daño, alejándote de padre y de mí. Eres parte de ellos.
—Alicent...
—No deseo hablar contigo. Márchate.

Quimera tomó una bocanada de aire y abandonó el lugar.

Tras terminar, la reina buscó a Luke, quien se encontraba con Daemon.

—¿Mato a alguien? —preguntó Daemon haciendo reír a Luke. La cara de Quimera de oraba todo lo que no verbalizaba.
—¿Damos ese paseo? —preguntó la reina.

Los tres montaron en sus respectivos caballos y corrieron por el bosque cercano a la fortaleza.

—¡Voy a ganar! —dijo Lucerys pues habían acordado que el ganador sería el primero en llegar al arrollo. El joven príncipe hizo que su caballo acelerara dejando atrás a Daemon y Quimera. Los adultos rieron y aceleraron también.

Entre risas, los tres pudieron olvidar un ratito los mandatos y obligaciones de la corte. Se metieron en el arrollo hasta las rodillas sin importar cuánto se mojaran las prendas que llevarán y se salpicaron mientras reían sin parar. Daemon tomó a Quimera de la cintura y se sumergió con ella empapándola por completo mientras Luke reía incesablemente, aunque él tampoco se salvó, pues Quimera tiró de él sumergiéndolo también.

QUIMERA HIGHTOWER (Rhaenys Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora