—La princesa sólo recibió las órdenes dadas por la reina —dijo Quimera defendiendo a la joven de los miembros del consejo. —No atacar era una de ellas.
Rhaenyra llevaba varios días sin aparecer, el consejo estaba impaciente y el ambiente se caldeaba rápidamente.
—Dadme más noticias, por favor. —pidió Quimera.
—Rhaella ha llegado bien a Pentos —dijo Jace.
—Bien. ¿Sabemos algo de Daemon?
—Nada —dijo Baela cabizbaja.
—Le mandaré un cuervo. ¿Alguna idea? —preguntó Quimera mirando a Rhaenys, quien se encontraba a su lado encabezando la mesa.
—¿Por qué su palabra valdría más que la nuestra? —preguntó uno de los miembros notoriamente molesto. El ambiente se caldeaba bajo los pies de todos. —¿Y la reina? Ella debería dar las órdenes. ¿Dónde está si no librando su guerra? —las preguntas y acusaciones comenzaron a hacer hervir a Quimera por dentro. —La princesa Rhaenys no es la Reina y su voz no debería ser...
—¡Porque lo digo yo! —exclamó Quimera sacando su daga y clavándola en la mesa con fuerza. —Mientras Rhaenyra no esté, ella dejo muy claro que el mando estaba en mis manos. Y yo decido a quién obedecer. Calmaos antes del próximo consejo u os cortaré la lengua y os mandaré a todos al muro. —dijo Quimera sacando su daga incrustada en la mesa y saliendo del lugar rápidamente.—¿Qué piensas? —preguntó Rhaenys sujetando a Quimera por la cintura al llegar a los aposentos de esta.
—Que deberíamos dar a Daemon libertad de actuación y que Rhaenyra no está en la fortaleza ni en tierras cercanas.
—¿No está?
—Nadie la ve desde hace días. Voy a hablar con Mysaria.
—¿Mysaria?
—Una corazonada...La reina viuda así lo hizo, se adentró en la biblioteca de Rocadragón en busca de la mujer.
—Mi reina —dijo Mysaria al verla.
—Decidme dónde está Rhaenyra —pidió Quimera.
—Alteza...
—Sé que lo sabéis. Ha sido una corazonada.
—Alteza no...
—Os ayudé cuando me alertasteis de las peleas de niños. Hablé con el rey y frenamos esa barbarie, os avisé para que huyerais pues querían quemaros viva, he respondido a todos vuestros llamados.
—Y os soy leal.
—Pues decidme dónde está Rhaenyra.
—Está en desembarco del rey. Planea hablar con Alicent.
—¿Con Alicent? —preguntó Quimera alterándose.
—Va acompañada. Volverá.
—¿Ha ido sola a La Capital? ¿Está loca? Alicent no cambiará de parecer. Conseguirá que la maten.
—No si pasa desapercibida.
—Esto es lo más estupido que se le ha ocurrido en mucho tiempo.Quimera abandonó el lugar con paso apresurado casi chocando con Rhaenys en el camino a sus aposentos.
—¿Te sientes bien?
—Rhaenyra está en La Capital, tratando de hablar con Alicent. Y temo que sea por las ideas de paz que le has propuesto e inculcado —declaró Quimera.
—¿Qué? —preguntó Rhaenys sorprendida.
—¡Podrían matarla! —exclamó Quimera La reina lleva días sin aparecer, el consejo se impacienta y yo también. —Debimos obedecer a Daemon. Debimos atacar.
—¿Me culpas?
—No. Pero no has estado acertada. Voy a escribir una carta a Daemon. Quizá así decida hacer acto de presencia.La reina viuda se dirigió a la mesa y comenzó a escribir para tras un rato entregar la carta a un cuervo y mandarlo volando.
En Harrenhal, Daemon se encontraba rodeado de delirios y goteras. El castillo estaba en ruinas y carecían de un ejército propio.
La carta de Quimera llegó veloz, tan sólo un día después, y esta rogaba su presencia. Daemon lo pensó durante poco tiempo. Pues siempre que Quimera lo llamara, acudiría a ella.
El Targaryen avisó al señor de Harrenhal de que se ausentaría unos días y posteriormente montó a Caraxes para dirigirse a Rocadragón.
En la isla, Rhaenyra había vuelto tras algún día más.
Con ella dudas en el consejo y la noticia de que Criston Cole se dirigía a Reposo del Grajo pasando a los leales a Rhaenyra por la espada y logrando un gran ejército.—Rhaenys... —dijo Rhaenyra mirándola.
—Sí, iré yo —declaró Rhaenys ante el conocimiento de que un dragón debía acudir. —Meleys tiene más experiencia en el campo de batalla.
—Pero Vhagar es más grande —declaró Quimera adelantándose.
—Pero Laena está en Pentos, no llegará a tiempo. Hay que partir ya —dijo Jace.Rhaenys asintió y abandonó la sala.
—¡Rhaenys! —gritó Quimera corriendo tras ella.
—Arrasaré el ejército y volveré —dijo Rhaenys entrando a sus aposentos para cambiarse.
—¡No! Rhaenys no vayas. Te lo ruego. No vayas a Reposo del grajo.
—Quimera...
—Rhaenys tomar un castillo tan inútil... Soy buena en la estrategia y esto es sin lugar a dudas una trampa.
—Te preocupas por mí. Y te quiero. Pero ya he dicho que lo haría.
—Rhaenys por favor...
—Volveré antes de que puedas notar mi ausencia —dijo acariciando la mejilla de Quimera para seguidamente dejar un beso en sus labios.
—Rhaenys... —dijo Quimera mientras la veía cambiarse de ropa u ponerse su armadura.
—¿Me ayudas con esto? —preguntó la princesa señalando la cubierta de metal.Quimera se acercó a ella y con manos temblorosas ayudó a la Targaryen.
—¿Puedo hacer algo para que te quedes?
—Nada en absoluto —dijo Rhaenys girándose y acariciando su cara.
—Permíteme ir contigo. —pidió Quimera en un acto desesperado.
—Ni hablar. Podrías caer.
—No lo haré.
—No es negociable, sabíamos que este día llegaría. Haré lo que debí y volveré.Entonces Quimera abrazo a Rhaenys con todas sus fuerzas.
—No puedo perderte a ti también, Rhaenys —dijo la reina. —Por favor, quédate.Rhaenys se separó de ella y le dio un beso en los labios para posteriormente terminar de arreglarse y abandonar la estancia.
Quimera recuperó la compostura y fue tras ella al lugar donde montaría a Meleys. Pudo ver desde la distancia como la gineta abrazaba a su dragona. Tras unos segundos se acercó y acarició las fauces de Meleys, quien aceptó las caricias de Quimera de buen grado.
—Meleys, cuídala bien —dijo Quimera a la dragona mientras la acariciaba como si Rhaenys no estuviera ahí escuchado. —Protégela por favor... No dejes que haga locuras y tráela sana y salva de vuelta a casa.
Rhaenys dedicó una mirada de ternura a Quimera y la abrazó con fuerza antes de montar a Meleys.
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QUIMERA HIGHTOWER (Rhaenys Targaryen)
RomanceCuando la reina Aemma murió, Otto pensó que casando a su hija mayor, Quimera, con el rey Viserys, tendría una mayor influencia en el trono. Pero no contaba con que está no se dejaría manipular como sí lo hubiera hecho su joven hermana, Alicent Hight...