• Parte 7

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Cuando escuchó que la situación estaba empeorando tuvo que intervenir.

—¿Todo bien por aquí? —preguntó poniéndose detrás de la mujer que estaba sentada.

—Sí, todo bien —habló enseguida la maquilladora, pero la clienta refunfuñó.

—No está nada bien, tu compañera me quiere poner un color de labial que le he dicho más de tres veces que no me favorece, le pedí que quiero colores rojos con pigmentación violeta, porque sé que ciertos rojos como los que son con naranja no me quedan bien.

—Entiendo, si nos disculpas un momento —le expresó y la señora asintió con la cabeza.

Autumn y Chloé se alejaron de la clienta para hablar entre las dos, más la primera le hablaba.

—Chloé, debes hacer lo que la clienta te pide incluyendo tus conocimientos de maquilladora. No puedes ponerle un labial del color que tú quieres cuando ella te insiste en que no le queda bien.

—Tiene la piel morena, creo que el color que ella quiere no le asentará bien.

—Pruébaselo, no te cuesta nada. Si ves que no le queda bien, ya le dirás tu consejo.

—De acuerdo —le dijo no muy convencida y apretando los labios con disgusto.

Mientras que Chloé regresaba al lado de la clienta y le buscaba un color adecuado al criterio de la mujer, Autumn buscó algunos colores de labial del probador para dar con el indicado mezclando los que tenía en las manos. Se quedó cerca de ambas y tomó una paleta de acrílico para mezclar con una espátula los pedacitos de colores que había sacado de los labiales.

—Pruébale este color —le acercó la paleta a su compañera y los ojos de la mujer miraron el elemento.

—Me gusta, ¿son varios colores? —Quiso saber.

—Sí, tres. Pero se lo podemos enviar a hacer, algunas de nuestras clientas necesitan el color ideal para verse bonita como usted —le aduló el oído y miró a Chloé para que le siguiera el juego.

—Nuestras clientas son únicas y por eso necesitan maquillajes únicos adaptados a su piel y rostro.

La jefa a cargo fue retirándose de a poco y le dio un ok con los dedos a su colega para que continuara ella atendiéndola.

Unos diez minutos después, la mujer se acercó hacia donde estaba su nueva jefa y le dio las gracias.

—¿Por qué me las das?

—Porque me salvaste del aprieto, la mujer se puso irritante.

—Y tú parecía que querías buscar una discusión. —La miró a los ojos—, ninguna de las dos nos conocemos, pero como te dije antes, yo no quiero sacarte el puesto, las dos podemos trabajar muy bien juntas y con el resto de equipo, ¿no te parece?

—Sí, supongo que sí, no pensé que fueras a ayudarme. Creí que habías visto la oportunidad para decirle a tu madre que me despidiera.

—Te dije que no voy a sacarte nada, yo no sé cómo trabajas y tampoco sé de los demás, pero sí quiero que lo pasemos lo mejor posible. Mi madre me dijo que eras un poco problemática con las clientas, pero tienes que saber que la mayoría de las veces la clienta tiene la razón, puedes tener diferente opinión, pero las dices desde el respeto, no creo que a ti te guste que te traten mal.

—No, para nada —negó con la cabeza.

—Entonces, intenta ser más amable con el público, si ves que la situación con la persona que estás atendiendo te supera o sientes que no la puedes manejar sola, me avisas, las dos vamos a llegar a un acuerdo con la clienta. Queremos que regresen a la tienda, ¿o no?

—Sí, claro que sí. Tengo un sueldo que ni en mis sueños lo hubiera soñado y todo gracias a quienes vienen cada día a comprar o a asesorarse y pedir citas con nosotros.

—Por eso, hay que mantener contenta a la clientela. Si las tienes felices, te dan más de lo que vale el maquillaje que cobras, lo que significa que el resto es tu propina.

—Lo sé, me ha pasado y a mis compañeros también.

—Pues a hacer felices a las clientas.

—Sí, jefa.

—Solo llámame Autumn, nada más.

—Está bien —le sonrió.

—¿Compró algo aparte de la prueba de maquillaje?

—Sí, algunos maquillajes para ella y sus hijas e incluso encargó dos labiales con el color que hiciste para ella.

—Perfecto.

—Sí —afirmó con alegría y regresó a atender a una persona que estaba paseando por el sector de delineadores de labios.

En el horario de cierre, Colin entró a la tienda y se acercó uno de los maquilladores para atenderlo.

—Hola, buenas tardes, estamos por cerrar, pero puedo atenderte con gusto —le dio una gran sonrisa.

—Hola, buenas tardes, busco a Autumn, no la veo.

—Ella está en la oficina con su madre.

—La espero entonces.

—Bueno, ¿no quisieras maquillajes para tu novia o novio?

—Estoy casado con tu compañera que está en la oficina de tu jefa —le mostró el anillo.

—Oh —dijo sorprendido—, entonces sube, están en el segundo piso.

—De acuerdo y gracias.

Apenas lo perdió de su visión, Jefferson fue enseguida a correr el chisme entre sus compañeras.

—No saben el papito con el que está casada Autumn —se abanicó con la mano mientras lo comentaba con entusiasmo y sonrisas.

Todas se rieron ante su comentario y se quedaron unos minutos más para charlar.

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora