• Parte 4

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En el departamento, los cuatro hombres habían llegado un rato antes del horario acordado para charlar y ver lo que iban a cenar.

—Perdón por llegar tan temprano —le dijo Marcus.

—No hay problema —acotó Colin.

—¿Y Autumn? —preguntó Anthony.

—La llevé a la casa de Avalon.

—Hoy tiene el evento —volvió a comentar.

—Sí —emitió su yerno.

Entre una charla y la otra, sacaron cervezas, algunos snacks para picar y encendieron el televisor para ver la previa del soccer. Mientras Colin buscaba en la aplicación de comidas lo que podían pedir, Anthony estaba sentado mirando la pantalla sin verla del todo porque su cabeza estaba en lo que se había enterado por boca de Avalon.

Los minutos pasaban y cada uno terminó pidiendo lo que quiso hasta que Allister tiró la inesperada noticia.

—Autumn es hija de Avalon —declaró y su yerno se ahogó con la cerveza.

—¿Qué? —Frunció el entrecejo y lo miró con fijeza.

—Lo que todos han escuchado, Avalon es la madre de mi hija.

—¿Tú eres el verdadero padre? —cuestionó Richard alzando las cejas.

—Sí.

—Lo que suponía era cierto —admitió Colin.

—Exacto —lo miró a los ojos.

—Me encantó siempre esta familia, ahora más —acotó Oliver riéndose y tomando un puñado de maníes para metérselos en la boca.

—¿Cómo lo supiste? —Quiso saber Richard.

—Me encontré con ella hace un par de días atrás y me lo confesó, sin contar con que tiene el mismo colgante que le di a Autumn cuando la encontré en la entrada de la casa.

—Supe por ti que habías tenido algo con ella, pero no creí que tanto como para concebir una bebé —le dijo su amigo.

—Avalon y yo nos enamoramos a primera vista, pero cometí el error de salir con Heather también y el resto ya lo sabes.

—Calzón flojo —murmuró Oliver y Marcus le metió un codazo.

—Sí, en esa época lo era, me pasó por imbécil —respondió Anthony—. Solo espero que hoy no se le ocurra a Avalon decirle la verdad a ella —se inclinó hacia delante uniendo las manos y apoyando los antebrazos sobre sus muslos.

—Nadie te asegura que no se lo dirá —le expresó Colin— y yo opino que lo hará.

Los cinco quedaron callados ante lo que habían hablado.

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Casa de Avalon Stanford

Dentro del estudio de maquillaje, Autumn estaba terminando de guardar sus cosas para regresar al departamento, cuando Avalon comenzó a contarle sobre una hija que había tenido.

—¿Sabes? Yo tenía una hija.

—¿Y qué le pasó? —preguntó Autumn con nerviosismo y angustia.

—La perdí por estúpida que fui cuando era adolescente porque tuve que haber enfrentado a mis padres si ellos se negaban a que la diera a un orfanato.

—No te entiendo.

—La di en adopción y me arrepiento todos los días del error que cometí en dejarla a otra familia y eso me acompañará siempre.

Autumn quedó muda ante la confesión que había escuchado.

—¿A-alguna vez supiste de ella? —Tragó saliva con dificultad.

—Sí, porque sé a quién se la dejé mas no he intentado acercarme por miedo.

—¿Miedo a qué?

—Miedo al desprecio por parte de mi hija, de esa familia no me interesa nada, pero sí me importa lo que podría llegar a pensar ella.

—Si tienes una justificación válida no creo que tome mal tu acercamiento.

—¿Por qué estás tan segura? ¿Qué le podría aportar ahora que es toda una mujer y se sabe valer por sí misma? —La miró fijamente a los ojos.

—Lo que no le pudiste dar en su infancia. ¿Por qué lo hiciste?

—Era una idiota de dieciocho años que se enamoró a primera vista de un hombre en el bar que los dos frecuentaban. Desaparecí de su vida cuando me dijo que había dejado embarazada a otra mujer y ante eso, Autumn, créeme no tuve opción. Luego de meses me enteré de que estaba embarazada yo también porque la última vez que nos vimos la pasamos juntos.

—¿Por qué no le dijiste que te habías quedado embarazada?

—Él ya estaba casado cuando lo supe, no iba a romper un matrimonio por más obligado que haya sido, no podía y abortar no estaba en mis planes.

—Pero tampoco quedártelo —dijo angustiada.

—Mis padres no eran muy ricos y en aquel tiempo un embarazo no estaba tan bien visto, así qué, decidí irme de viaje, les mentí avisándoles que tenía una amiga que necesitaba que la ayudara con un trabajo por varios meses, lo único cierto era el trabajo mas no la amiga —le expresó con honestidad sin dejar de mirarla a los ojos para saber cómo se estaba tomando todo lo que le estaba contando—. Cuando junté bastante dinero, la tuve, la crie por cuatro meses y luego al regresar la dejé en la puerta de la casa de su padre.

Autumn no daba crédito a lo que estaba escuchando, porque era bastante parecido a lo que le había pasado a ella.

—¿Cuándo nació?

—En otoño, el 15 de octubre, a su padre le dejé una nota con el nombre de la niña y un colgante como el que tú tienes —le dijo sin titubeos.

La joven quedó petrificada, todos los indicios estaban ahí, frente a sus ojos y sin embargo, no quería verlos.

—No —negó con la cabeza—, no puede ser —habló con la voz quebrada.

—Sí, puede ser, una mujer que da a luz a un bebé nunca se equivoca, Autumn —admitió—, más si desgraciadamente lo deja para que otra familia lo crie —la miró a los ojos y le confirmó lo que ella sospechaba—. Eres mi hija.

La chica dio un par de pasos hacia atrás y salió corriendo de allí. Las últimas palabras retumbaban en la mente de Autumn y ante el apuro por ir a la parada de taxis se dobló el pie, pero continuó para alejarse más de aquella casa y de esa mujer.

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora