Autumn Allister y Colin Evanson deben casarse para fusionar las empresas de sus familias a pesar de que ambos apellidos son rivales.
Colin cree que Autumn es una niña mimada, pero lo que comenzará a ver dista de ser lo que siempre creyó.
Autumn quie...
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El sábado los cuatro se habían encontrado en el departamento de la pareja para ir con un solo coche y luego dejarían a cada uno en su respectiva casa.
El primero que llegó fue Oliver quien saludó a ambos y se quedó en silencio, pero fue Autumn quien le habló sin vueltas.
—Yo sé lo que él —señaló a su marido— y Marcus saben de ti sobre April.
Oliver emitió una sonrisa nerviosa.
—¿Y qué sabes?
—Oliver, será mejor que no le des vueltas, ella sabe bien de lo que nos hablaste.
—¿Tanto se me nota? —preguntó intrigado.
—Ayer la comías con la mirada —le dio unas risitas—. ¿Qué es lo que te frena? Porque al parecer Colin y Marcus te aceptarían si tienes intenciones de salir con April.
—Ella podría frenarme en no gustarle.
—Pero si no le preguntas algo, no lo vas a saber tampoco, Oli. Pareces un buen chico y caballero, deberías invitarla a salir, no te quedes con las ganas.
—Mi esposa está de casamentera —comentó y el amigo de Marcus se rio.
—No, pero si no le dice algo, siempre se va a quedar esperando el momento oportuno y a veces no existen, tan solo debes sentirlo y decirlo.
Antes de que alguno de los tres dijera algo más, tocaron el timbre. Autumn fue a abrir y recibió a su cuñada.
—Hace unos minutos llegó —le susurró.
—Qué puntual.
—¿Te estás preparando entonces tú, que llegas tarde?
—¿Para qué o por qué? —Levantó las cejas con intriga.
—Tantan taran, tantan taran —le hizo la musiquita del casamiento mientras se carcajeaba y April le dio un golpe en el brazo.
—No seas tonta —refunfuñó y las dos se rieron por lo bajo.
Saludó a su hermano y los nervios se le dispararon cuando se aproximó a Oliver para darle un beso en la mejilla.
—¿Ya podemos irnos? —cuestionó casi en desespero la última que llegó al domicilio.
—Sí, de acuerdo —respondió Colin viendo cómo se estaba poniendo su hermana.
—¿Dónde iremos? —volvió a formular April.
—A The Wilson, a cenar mariscos.
—¿Y después?
—Haces demasiadas preguntas, April, ¿qué te sucede? ¿Tienes que ir a otro sitio? —inquirió y ella enseguida negó con la cabeza—. ¿Entonces?
—Solo quería saberlo, nada más.
—Luego nos iremos a The Vault.
—¿Conducirás hasta Yorkville? —Abrió más los ojos y levantó las cejas estando muy sorprendida.
—Sí. Conduciré yo, ¿por qué tanto drama?
—Ninguno —tragó saliva con dificultad.
Las mujeres salieron primero y April tomó del brazo a su cuñada para hablarle bajito.
—¿Ustedes planearon esta salida o en verdad esto era su itinerario inicial?
—Nuestra salida era así, nadie cambió algo para que ustedes dos pasen más tiempo juntos —se rio y su cuñada le metió un codazo apretando la boca de disgusto—. ¿Por qué te pones así si es obvio que te gusta? Creo que esta será la noche perfecta para que los dos se conozcan y él te pueda invitar a salir.
—O para que salga corriendo.
Las dos rieron mientras que los hombres estaban charlando de otros temas.
