• Parte 5

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La señora de la casa le agradeció a la chica que le había dejado la bandeja.

—Supongo que no has podido desayunar con tranquilidad después de mi llamado, así que, puedes hacerlo ahora sin apuros —le dijo con una sonrisa.

—De acuerdo, gracias —le respondió guardando los pinceles en el estuche.

—Desayuna primero antes que se te enfríe el café y luego guardas tus cosas.

La joven se quedó de pie mientras miraba el cuadro y comía algo de lo que le habían servido, Avalon había ido a su cuarto para buscar dinero y un sobre.

—El dinero de tu servicio te lo he puesto dentro de este sobre, cuando llegues a tu casa me gustaría que lo abras, leas la tarjeta y luego me des una respuesta, sin embargo, no me la tienes porqué dar ya, puedes tomarte tu tiempo. Te he dicho antes que tienes potencial y lo reafirmo, Autumn, no estás solamente para tener un estudio de maquillaje en tu casa.

La mujer miró con atención el sobre aterciopelado de color ladrillo oscuro con la palabra Avalon en dorado. No podía creer lo que estaba viendo, porque sobres así eran dados muy pocas veces en la empresa de aquella señora que tenía frente a sus ojos.

—Supe de estos sobres que los otorgas a quienes van a formar parte de tu staff.

—Me has descubierto —rio—, aun así, quisiera que leas la tarjeta y si tienes dudas, me preguntes, mi empresa y oficina están abiertas en cualquier momento para ti, mi teléfono personal lo está también.

—No sé qué decirte, es una sorpresa que me hayas entregado el sobre.

—Piénsalo, por favor, no solo tendrías clientas, sino que pasarías a tener un sueldo fijo, beneficios y eventos exclusivos no solo de marcas de maquillaje y la mía.

—Lo pensaré, gracias.

Autumn guardó sus maquillajes y, tomó el maletín y la cartera luego de ponerse el abrigo.

—Te acompaño hasta la entrada.

Ambas salieron del dormitorio y bajaron las escaleras, el mayordomo las estaba esperando en la entrada y abrió la puerta. Se despidieron para verse la semana siguiente en donde tendría el evento y luego de saludar al hombre que la había atendido antes, salió de la residencia para subirse al taxi que le habían pedido cuando apenas había terminado de maquillarla.

—¿Se lo dirá, señorita Stanford? —le cuestionó el mayordomo que tenía la confianza de años para hablarle de lo que quería.

—En algún momento se lo diré, Liam, no quiero que me termine odiando y creyendo que me desligué de ella. Todos los días me arrepiento de lo que hice.

—Lo sé, pero si quiere vivir feliz, deberá decírselo.

—Lo haré, gracias, ¿ya han preparado la mesa en el comedor?

—Sí, señorita.

Avalon tiempo más tarde recibió a sus cuatro amigas de toda la vida, con ellas hablaba de todo y las cinco sabían la vida de cada una, prácticamente no tenían secretos.

Otoño 1 y 2 - {Bilogía: Romance Otoñal}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora