Opaco

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Eva casi no pudo dormir de tanto pensar

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Eva casi no pudo dormir de tanto pensar. De temor, de angustia. Estaba segura de que Igor la vio con Wynga, y no sabía que iba a hacer ese hombre con aquella información. O si en el trascurso de las horas se corrió la voz. Tal vez era la culpa, pues todo el tiempo se sintió observada, y en esas miradas solo le pareció encontrar juicios a su persona. En especial de parte del chico ruso.

Por el apuro de ir al encuentro de Wynga, olvidó que Fiorella le dijo que había agendado esa reunión con sus aliados antes de partir a Ecuador. ¿Dónde tenía la cabeza? ¿Acaso sus sentimientos la distraían tanto? Podía pagar caro ese descuido, y tenía la sensación de que su aventura con la hija de Egel estaba por terminar cuando apenas empezaba.

Tenía que concentrarse, no podía seguir torturándose con eso. Había una reunión a la que acudir.

Esta vez viajaron en un avión del ejército, pues gastaba menos combustible, y podían ir más personas con ella, como la comisión de Europa Nórdica. Y el viaje se le hizo interminable, ¿o era que no podía dejar de pensar por la culpa?

Ni siquiera sabía qué iba a hacer si la encaraban, exigiéndole explicaciones. ¿Y si a esas alturas Yul ya estaba enterada? ¿Cómo la miraría a los ojos? ¿Por qué tenía que dar excusas? Estaba tan harta de esa incertidumbre que hasta pensó hablar con Igor y aclararle las cosas. O tal vez era mejor acabar con el misterio y hacer público todo.

El dolor de cabeza desde que empezó el viaje solo había empeorado. Incluso cuando tuvieron que subir a la lancha para ir por el río hasta el lugar de la reunión. Al menos allí no escuchaba el horrendo ruido del avión, que de verdad todo el rato le pareció a punto de desarmarse y caer.

Eva intentó cerrar los ojos y relajarse. Hacía mucho que no estaba en la Amazonía, y quería disfrutarlo. El suave sonido del río avanzando junto con ellos. La brisa. Los insectos. Los animales. Todo en constante movimiento, todo tan vivo, tan maravilloso. Ese era el mundo que ella también quería proteger, no se trataba solo de la humanidad. Porque los humanos no serían lo que eran sin el mundo maravilloso que les dieron. Aunque para algunos fuera llamado cárcel.

—Entonces, no van a llegar los aliens. —La voz de Fiorella la sacó de sus pensamientos, y ella abrió los ojos despacio.

—No les llames así —corrigió Julio.

—Pero es lo que son, aliens.

—Akgi, son akgi —remarcó él—. Es ofensivo que les digas aliens. ¿A ti te gustaría que te llamaran así en otro planeta?

—Si voy a otro planeta, técnicamente sería un alien. ¡Déjate de joder! —respondió ella, burlándose e imitando su acento.

—Pues te digo que es ofensivo, ¿es que no entendés? —se ofuscaba el chico. A su lado, Victoria la miraba, intentando disimular una sonrisa—. "Aliens" es una palabra que denomina todo lo que no es de aquí, que no es como uno. Es "el otro", le quita identidad, le resta importancia a su existencia y a su ser. Ellos tienen un nombre con el que se identifican, nada te cuesta llamarlos así.

Los desterrados hijos de EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora