Dios te salve

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Podía verlos a todos

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Podía verlos a todos. Los líderes que se quedaron, algunos intérpretes. Y su equipo, incluidos sus asesores. Afuera de la casa de gobierno estaban los akgi y Wynga. Si es que seguían allí, pues ya no tenían ningún motivo para quedarse. Al menos en la vía formal.

Eva se acercó al micrófono, cuando la luz roja se encendiera, una vez más tendría que hablar para todo el mundo. O al menos hasta donde pudieran escucharla y entenderla. Su discurso se regrabaría y retransmitiría, los intérpretes estaban allí para tomar notas y enviar la traducción a gobiernos.

Aunque esta ocasión era distinta a la primera vez que tuvo que anunciar el fin de los tiempos, los nervios seguían presentes. Estaba segura de que cuando empezara a hablar y se sintiera más cómoda, dejaría de sentir como si se estuviera ahogando.

"Como en los viejos tiempos", le dijo Fiorella varias veces. Y sí, lo era. Muchos de los que estaban allí conocieron su voz primero, y les bastó eso para empezar a seguirla y creerle. Fue suficiente para ganarse su confianza, aunque en realidad nunca buscó algo como eso. Solo quiso dar calma y esperanzas a la gente que sufría después del gran desastre. Pues bien, ese momento sería casi como volver a aquel entonces, y no podía dudar. No, esa vez su voz no iba a temblar. Eso se prometió a sí misma.

Y la luz se encendió. Del otro lado, Fiorella y Julio levantaron el pulgar con entusiasmo. Ella sonrió, y verlos le dio más valor. En verdad, la primera vez que habló por radio para la gente de la universidad, no imaginó que su destino sería dirigirse a la humanidad en sus días finales. O tal vez no, si se esforzaban.

—Hermanos y hermanas, humanos y humanas. Mi gente. Wawqikuna, ñañakuna, runakuna. Ñuqanchikpa llaqta —repitió en el quechua que aprendió desde pequeña. Allá, en Huamanga—. Hace poco les conté algo que jamás pensaron escuchar: Que desde otros mundos llegaron nuestros verdugos a juzgarnos, y que el final era inminente. Desde entonces, los esfuerzos de este gobierno y de otros líderes no ha cesado. No nos rendimos, y presentamos una propuesta ante la extraterrestre que representa a la Unión Galáctica: Un nuevo juicio para la humanidad.

»Si bien es cierto que desde esos otros mundos lejanos y ajenos ya tenían un veredicto, y una condena por ejecutar, insistimos en que merecemos un nuevo juicio. No somos como aquellos ancestros que nos trajeron a la prisión de este mundo, y eso es algo que he constatado con la información a la que he tenido acceso. Por eso, era justo exigir ser sometidos a juicio una vez más.

»Quiero que sepan que, aunque este nuevo proceso no garantiza que saldremos bien librados, se logró el primer objetivo: Conseguir una audiencia con otros representantes de la Comisión Intergaláctica, en donde intentaremos demostrar nuestra inocencia.

»Deben tener claro que esto no es motivo de júbilo, o que podemos relajarnos. Ahora, más que nunca, estamos bajo escrutinio. De nada vale ir a clamar ante aquellos seres que merecemos piedad, cuando nos seguimos destruyendo entre nosotros, o caemos en la ruina del mundo material por culpa de la desesperación.

Los desterrados hijos de EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora