𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧 𝗠𝗔𝗧𝗧 𝗦𝗧𝗨𝗥𝗡𝗜𝗢𝗟𝗢

Y MI ORGASMO?

Deslizo mi boca por el cuello de Matt dejando un rastro de besos en su mandíbula, terminando en la comisura de su boca mientras sus manos acarician mis muslos hasta mi trasero. Él sonríe de reojo y me mira. Aprieta mis nalgas con sus manos arrastrándome hasta el borde de la mesa comiendome la boca nuevamente. Aprieto su nuca con mis dedos acercándolo. Un beso que no fue nada lento, más bien desesperado y lleno de ira. Allí estábamos en el comedor, con la ropa tirada al suelo después de discutir hace menos de cinco minutos, los dos ya bastante cachondos. Lo único que nos cubría eran sus boxers y mi tanga.

Matt coloca sus manos sobre la mesa a cada lado de mis caderas, liberando mi boca mientras deja besos por mi cuello. Inclino mi cabeza para darle más acceso y un profundo suspiro se escapa de mi boca mientras hundo mis pies en su espalda baja, envolviendo mis piernas alrededor de sus caderas, apretándolo más fuerte para sentir lo excitado que está.

Muerde mi cuello, lo lame y vuelve a dejar besos, poniéndome aún más caliente.

Una de sus manos acaricia mi espalda con la punta de sus dedos mientras baja su boca a lo largo de mi clavícula.

Bajo la cabeza cuando su boca agarra mi pezón izquierdo. Pasa su lengua por mi aureola y luego la chupa, haciéndome soltar un leve gemido mientras observo atentamente todo lo que hace. Tentándome, haciendo que mi entrepierna comience a humedecerse cada vez más gracias a él. Hace lo mismo con el otro pezón haciéndome echar la cabeza hacia atrás mordiéndome el labio inferior silenciando los gemidos. Apoyo mi espalda en la mesa mientras siento su boca moverse por mi cuerpo. Desliza mi ropa interior fuera de mi cuerpo sentándose de nuevo y agarra mis dos muñecas. Lo miro confundida cuando junta mis manos y ata mis muñecas con la tanga, luego coloca mis brazos sobre mi cabeza.

— ¿Qué? —Frunzo el ceño indignada por estar inmovilizada y cuando estoy a punto de quejarme Matt apoya una mano en la mesa al lado de mi cabeza y me mira con una sonrisa burlona mientras su mano libre separa lentamente mis pliegues haciéndome gemir.

Mi expresión cambia nuevamente cuando desliza dos dedos dentro de mí y comienza a moverlos lentamente. Probándome, haciéndome moverme buscando un poco más de esa sensación que tanto me gustaba sentir. Sus dedos exploran mis entrañas, logrando mojarme más y más, por dentro y por fuera, lentamente comenzando a aumentar el ida y vuelta.

Arqueo mi espalda sobre la madera jadeando mientras aprieto mis manos en los puños y miró a Matt a los ojos con cierta súplica en mi mirada. Le encanta tenerme así, no se molesta en ocultarlo mientras se lleva una sonrisa burlona a la boca. Mueve la mano que está sobre la mesa y la pone alrededor de mi cuello apretando ligeramente mientras sigue metiendo y sacando sus dedos de mí.

Su pulgar se une a la tortura y comienza a masajear mi clítoris en círculos. Bastante rápido, enviando descargas de placer por todo mi cuerpo y tengo que cerrar los ojos cuando él curva un poco sus dedos, sacudiéndolos dentro de mí, presionando mi punto G y mi clítoris al mismo tiempo haciendo que mis piernas tiemblen.

Afloja su agarre en mi cuello para apretar mi cara con fuerza mientras continúa deslizando sus dedos rápidamente dentro y fuera de mí. Volviéndome loco. Haciéndome retorcerme bajo la estimulación íntima y lo hizo maravillosamente. Saca sus dedos de mí y rápidamente los lleva a mi boca sin soltar mi cara con la otra mano. Rodeo su dedo índice y medio con mi lengua mientras chupo.

Me pareció extraño lo callado que estaba, la ira en su expresión era evidente. Su mandíbula estaba tensa y estaba siendo muy brusco con todo. Eso sólo me puso más caliente. Saca sus dedos de mi boca y acaricia ligeramente mi mejilla antes de sentarse.

Lo miro desde mi perspectiva y se ve simplemente atractivo. Una ligera capa de sudor cubre toda su piel y hace brillar todos sus tatuajes, no pierdo un segundo en contemplar todo su abdomen tenso y finalmente su polla erguida cuando se encarga de tirar. bajando sus boxers.

¿Qué había hecho bien para que esa hermosa polla me follara hace meses? Me calienta sólo de pensar en cómo me va a romper por completo ahora.

Sin perder tiempo, se acomoda entre mis piernas y mueve sus caderas hacia adelante, deslizándose dentro de mí. Estirando mis entrañas hasta tocar el límite, haciéndome soltar un leve grito de satisfacción. Encantada de ser llenada por él una vez más. Se queda quieto por unos segundos, dejándome acostumbrarme a su tamaño, y luego comienza a moverse, comenzando con embestidas rápidas y precisas.

— Ay —me quejo, arqueando mis caderas cuando él comienza a ser más rudo y aprieto mis manos en puños sobre mi cabeza, inmovilizada por el nudo que hizo Matt.

Sus dedos se clavan en la piel de mi cadera, aumentando la velocidad y la fuerza de sus embestidas, haciendo que mi cuerpo se mueva violentamente sobre la mesa. Mis tetas rebotan al ritmo de sus embestidas y mis gemidos comienzan a convertirse en llantos cortos y entrecortados.

Mis ojos comienzan a llorar por el dolor de sentirlo tan profundo y tan abrupto, mezclado con el placer y lo bien que me estaba jodiendo. Descontando su ira hacia mí. Está atento a todas las expresiones que hago.

Me siento muy cerca del orgasmo y eso provoca que empiece a aferrarme cada vez más a él mientras echo la cabeza hacia atrás con todo el cuerpo tenso, preparándome para el orgasmo.

Pero él sale de mí justo cuando estoy a punto de correrme, interrumpiéndome de la nada y haciéndome girar la cabeza hacia adelante. Lo miro fijamente y él simplemente suelta una carcajada mientras se levanta los calzoncillos.

Lo miro con la boca abierta, bastante indignada. ¿Realmente me estaba haciendo eso?

— No lo mereces y lo sabes —murmura, agarrando mis muñecas para desatar el nudo que había hecho y soltándome las muñecas.

—Cargame —le pregunto sentándome en la mesa y extendiendo la mano para agarrar su muñeca.

— No —niega, soltándome para agacharme y agarrar mi ropa y la suya—, Vístete, te llevaré a casa.

— ¿En serio, Matt? —Levantó una ceja aún más indignada y le tiró la ropa a la cara haciendo que me mire con una sonrisa—, no me voy a ir. —Me cruzo de brazos con el ceño fruncido, bastante molesta por su actitud.

—Vístete, te llevaré a casa, fue una orden, no una pregunta —repite señalándome con su dedo índice mientras se inclina nuevamente para agarrar nuevamente mi ropa y entregármela. Hago una mueca y pongo los ojos en blanco con bastante enojo—, No me hagas esa mueca, tú mismo lo pediste, por estar de puta con mí hermano. —Extiende su brazo y aprieta mi mejilla. Rápidamente lo apartó con una bofetada y me levanto de la mesa en llamas.