DESESPERADA

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—¿Qué te pasa hoy? —te pregunta Matt cuando te abrazas a él, con tus brazos rodeando su cuerpo.

—Nada —respondes mientras entierran tu cara en su hombro, buscando sentirte más cerca suyo.

—Estás pegajosa hoy —se ríe.

—Siempre lo estoy contigo —admites. Debido a su trabajo el tiempo juntos era reducido, por lo que cada momento juntos contaba.

—Lo sé, pero hoy lo estás más que los otros días —se ríe de nuevo.

La tentación de tenerlo tan cerca tuyo es grande y tú trabajo en intentar resistir muy malo, por lo que en dos segundos tu boca está encima de la suya.

Matt envuelve sus brazos alrededor de tu cintura y te empuja de a poco lejos de la multitud de gente que los rodeaba. Tu lengua entra en su boca y se aleja despacio de tí.

—Seguimos estando en público —te recuerda.

—¿Podemos irnos entonces? —preguntas.

Matt tantea a su alrededor, viendo cómo la gente de z digital está entretenida en la fiesta celebrando fin de año. Podría tranquilamente irse, pero sabe que parte de las razones de la fiesta es su partida del grupo el próximo año.

—Aún no, necesito quedarme un rato más.

Estuviste a punto de reclamar con un puchero pero Nick se aparece a su lado trayendoles algunas cervezas frescas a los dos.

Te quedas a su lado por el resto de la noche, incluso cuando saluda a la gente, que es cuando normalmente te separas para no tener que pasar por todas las presentaciones, especialmente cuando sabes que todos están realmente allí. para Matt.

—¿Qué necesitas? —te pregunta mientras te acercas a él cuando baja del escenario y tomó asiento, de nuevo, a tu lado.

—A tí —te quejas, cansada de compartir a tu novio con el mundo.

—Espera un rato y podremos irnos —dice mientras besa tu mejilla—. No podemos salir de inmediato —explica.

—Que lastima, porque de pronto me acaba de agarrar un fuerte dolor de cabeza —dices mientras inclinas a un lado tu cabeza, esperando que Matt acepte tu excusa y te lleve a casa.

—Que impaciente —se burla antes de comenzar a ponerse de pie y excusarse con los demás diciendo que te duele la cabeza.

El viaje a casa fue horrible, porque lo único que recibías de su parte eran caricias en tus piernas, teniendo que esperar aún más tiempo para tenerlo. Tan pronto como el auto está estacionado, saltas, sin esperar a que Matt abra la puerta como lo haces habitualmente.

—Mierda —Matt se ríe mientras saltas sobre él, literalmente, obligándolo a llevarte adentro mientras besas su cuello, apretándote contra él tan pronto como la puerta principal se cierra detrás de ti. Gimes en su oído durante todo el camino a la habitación, tan feliz de tener un poco de alivio entre tus piernas.

—Matt, te necesito demasiado —gimes mientras te deposita en la cama y sus manos sacan tu vestido.

—¿Qué necesitas de mí? —pregunta, ansioso y divertido ante la posibilidad de respuestas que puede esperar de ti.

—Necesito que me comas —confiesas, recordando la imagen de él entre tus piernas que estuvo en tu cabeza todo el día.

—Vaya —Matt sonríe, quitándose la ropa interior. Sabías que él no tendría objeciones, considerando lo mucho que disfruta estar entre tus piernas.

—Por favor, Matt, lo necesito tanto que no he podido pensar en nada más en todo el día —te quejas.

—Voy a hacerlo —asegura, besando tus muslos —solo tomare mi tiempo.

—Noooo —abriste más las piernas, dejando todo a su vista—. No esperes más, por favor —rogaste.

Matt se ríe, inclinándose y finalmente dándote el alivio que necesitas. Su lengua se desliza a lo largo de tus pliegues, hasta que llega a tu clítoris y se arremolina a su alrededor.

—¿Mejor? —él pregunta.

—Mucho mejor —gimes, relajándote en la cama mientras Matt desliza su lengua sobre tu clítoris antes de envolver sus labios alrededor de él y chupar suavemente—. Oh, Matt —pasas tu mano por su cabello, sujetando en un puño.

Matt se mueve más abajo, para lamer tu entrada y sorber la humedad que se ha acumulado allí antes de presionar su lengua dentro tuyo. Un escalofrío recorre tu cuerpo y tus ojos se cierran por el nivel de satisfacción que te da aquello.

Agarras su pelo y arrastras su boca hacia arriba para que quede contra tu clítoris, lo que indica que lo necesitas allí. Matt sonríe contra ti, reemplazando su lengua y empujando su dedo dentro de ti.

—Tan necesitada. Debería castigarte —ocasionalmente tu respuesta hubiera sido positiva, el hecho de que Matt te llevará a la cima luego de negarte algunos orgasmos era exquisito.

—No, Matt, por favor —gimoteas un poco desperado ante la idea de que él fuera capaz de no dejarte llegar, pero el segundo dedo entrando en tí te hace olvidar lo anterior.

—Está bien —dice dramáticamente mientras sus ojos no se despegan ni un segundo de ti para no perder ni una reacción tuya.

—Sigue adelante entonces —lo incitas, y Matt asiente, su rostro cambia a uno de concentración, su único objetivo ahora es hacer que te corras.

Él dobla sus dedos con cada embestida, golpeando el lugar perfecto dentro de ti mientras su lengua vuelve a tomar su lugar contra tu clítoris.

Un orgasmo poderoso se construye dentro tuyo, especialmente después de haber anhelado esto todo el día.

—Estoy cerca —avisas mientras sientes como todo tu cuerpo comienza a sufrir los síntomas de un orgasmo arrasador.

Matt no te dice que te corras por él, no tiene por qué hacerlo, frota sus dedos contra tus paredes internas y chupa tu clítoris con su boca y sabes que necesita que te corras tanto como tú lo has necesitado. Todo el día.

Tus manos sujetan la sábana bajo tuyo con fuerza mientras un escalofrío te recorre de pies a cabeza antes de empapar la cama y el pecho de Matt.

Gritas, inesperadamente sintiendo el doble de alivio que normalmente sientes. Matt te ayuda a atravesar tu orgasmo, aplanando su lengua contra tu clítoris y manteniéndola allí, permitiéndote bajar lentamente. Quita los dedos lentamente, asegurándose de no sobreestimularte.

—Mierda —intentas buscar una explicación a lo sucedido, pero siquiera podía recuperar el aliento de aquel poderoso orgasmo.

—No digas nada —Matt negó con la cabeza, sabiendo que fue demasiado pronto, después de tu orgasmo para hablar de todos modos, siempre necesitando un poco de recuperación después. Se sube a la cama y te tira contra él. Notas su polla dura que está contra tu muslo, definitivamente necesitas agradecerle más tarde.

—Nunca hice eso antes —admites después de unos segundos en silencio.

—Bueno, entonces me siento honrado de ser el primero en hacerte venir a chorros —dice él, haciéndote encoger un poco de vergüenza por sus palabras, enterrando tu cabeza en su pecho—. No seas tímida ahora. Tenemos que hacer que hagas eso otra vez.

𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧 𝗠𝗔𝗧𝗧 𝗦𝗧𝗨𝗥𝗡𝗜𝗢𝗟𝗢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora