28. Barcelona

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Después de la perdida de su madre, a Arabella se la vio más distante, más callada y con pequeñas bolsas de ojeras.
Estaba devastada.

Se había visto con Paul la semana pasada, el no pudo ir al funeral por más que quisiera.

Se pudo decir que en el funeral solo estuvo Arabella y el padre de la misa, esperaba ver a Paul. Pero entendía que estaba ocupado.

✎ᝰ..

Arabella pasaba horas y horas en su habitación, no tenía ánimos para nada. Había cancelado algunas sesiones de fotos desde la muerte de Miriam.

No tenía ánimos para el modelaje, bueno. Para nada en general.

La mañana avanzaba con el peso de la tristeza cuando el sonido inesperado del timbre la sacó de su letargo. Con el corazón palpitando y los ojos aún hinchados de llorar, se dirigió a la puerta.

Con la esperanza de que fuera una simple equivocación. Al abrir, la sorpresa la golpeó como una ráfaga de viento helado.

Allí estaba Gustavo, su ex novio, con el que había compartido tantos momentos felices y dolorosos. No se veían desde hace siglos.

—Arabella—dijo con suavidad, como si temiera romperla con solo pronunciar su nombre—. Me enteré de lo de tu madre. Lo siento mucho.

Ella sintió una mezcla de emociones contradictorias. Parte de ella quería cerrar la puerta y volver a su refugio, pero otra parte, la que anhelaba consuelo y comprensión, la mantenía firme en su lugar.

—Gustavo... —empezó a decir, pero su voz se quebró.

Sin pedir permiso, él dio un paso adelante y la abrazó con fuerza. Arabella, que no sabía cuánto necesitaba ese abrazo, dejó que las lágrimas fluyeran libremente. Sentir la calidez y el apoyo de Gustavo fue un bálsamo inesperado para su dolor.

Pasaron unos minutos en silencio, con Gustavo sosteniéndola, dándole el espacio y el tiempo que necesitaba. Finalmente, Arabella se apartó un poco, mirándolo a los ojos.

—¿Por qué viniste?—murmuró con la voz temblorosa.

—No tienes que pasar por esto sola, Arabella.

Arabella jalo suavemente de la mano de Gustavo y lo llevo a la cocina, el tomo asiento y vio a Arabella preparar el té. Se levantó la detuvo.

—No lo hagas, no es necesario.

—Pero..

Gustavo la hizo callar poniendo su dedo indice contra los labios carnosos de la rubia.

—Esta bien, toma asiento y yo preparo el té.

Gustavo la tomo de los hombros con suavidad, como si ella fuera tan frágil. La llevo hacía una silla y la hizo sentarse, comenzó a poner el agua en la tetera y luego tomo asiento.

—¿Sabes? Me alegro de tus logros—de su chaleco saco un cigarrillo—. ¿Quieres?—la rubia nego y el asintió, prendió su cigarrillo y lo fumo.

—¿Como supiste que vivía aquí?

—La muerte de tu madre salió en un periódico y allí decía donde te alojabas, quise venir a verte. Sabía que estarías pasando por un mal momento.

Arabella asintió y se limpio la cara, solto un suspiro y Gustavo la tomo de la mano.

—¿Sabes que necesitas? Un viaje, unas semanas libres. No puedes dejar que el dolor te destruya, yo se que duele.
Pero no puedes dejar que te destruya teniendo toda una vida por delante. Eres perfecta, hermosa y tienes el corazón más puro que yo haya conocido.

—¿Donde pretendes llegar con esto?

—Quizás.. tu y yo—tarareando se levantó y de su bolsillo trasero saco una pequeña fotografía arrugada—. Quizás podamos ir a Barcelona.

Gustavo le paso la foto y ella la tomó, era una foto de ambos en una playa de Liverpool. Sonrió con nostalgia.

—Gus, lo aceptaría. Pero eso no quiere decir que volvamos a ser algo.

—Lo entiendo, pero al menos no dijiste que no—sonrió con orgullo.

✎ᝰ..

—¿A donde iras? ¿Con quien?

Hablo Paul desde la línea telefónica.

—Iré a Barcelona por unas semanas, iré con Gustavo.

Cuídate mucho, ¿de acuerdo?

Arabella asintió y cuando iba a colgar, Paul volvió a hablar.

John ha preguntado por ti.

Arabella trago saliva, no había hablado ni visto a John desde que Miriam falleció. No mentiría que se moría por un abrazo de John.

Sabía que método usaría John para reconfortarla.

John estaría en la cama y Arabella en su pecho, el hablaría en voz baja para calmar a la rubia. Pasaría sus dedos por su cabello y su espalda desnuda. Al final dejaría un beso en su frente.

—Dile que estoy bien, que no se preocupe.

¿Cuando te vas? Mañana quiero tener un almuerzo contigo.

—Dentro de unas semanas.

—Bien, te veré mañana entonces.

✎ᝰ..

Vota y comenta, me ayuda mucho.

Otra vez deje de actualizar, pero esto fue porque tengo problemas de salud. Pero no dejaré este fanfic sin terminar.

Cuídense y tomen agua.

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John Lennon's Girl. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora