CAPÍTULO 13

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Al llegar a la casa de Changbin, fuimos recibidos con una calidez que solo la familia y los amigos cercanos pueden ofrecer

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Al llegar a la casa de Changbin, fuimos recibidos con una calidez que solo la familia y los amigos cercanos pueden ofrecer. La casa de los Seo siempre había sido un refugio para mí.

—¡Minho! ¡Felix! —exclamó Changbin, abriendo la puerta con una sonrisa—. Pasen, la comida está casi lista.

—Gracias por invitarnos, Changbin —dijo Felix mientras entrábamos.

El aroma de la comida casera llenaba el aire, despertando mis sentidos y recordándome cuánto había extrañado estos momentos sencillos y reconfortantes. Nos dirigimos al comedor, donde la mesa estaba perfectamente puesta, con platos de comida deliciosa esperando ser disfrutados.

—¡Hola chicos! —Soojin nos saludó desde la cocina, llevando un par de platos—. Qué bueno verlos de nuevo.

—Hola, Soojin. Felicidades por la boda. Estoy muy feliz por ti —dije, sonriendo.

—Gracias, Minho. Me alegra que hayas podido venir. Sabía que no te la perderías —respondió ella, devolviéndome la sonrisa.

Nos sentamos a la mesa y comenzamos a ponernos al día. La conversación fluyó con facilidad, tocando temas desde la planificación de la boda de Soojin hasta anécdotas divertidas de nuestra época en la escuela. Me di cuenta de cuánto había extrañado estas interacciones y cómo, a pesar de todo, siempre encontrábamos la manera de volver a conectarnos.

Durante la comida, Soojin comenzó a hablar sobre los detalles de la boda, emocionada por todo lo que estaba planeando.

—La ceremonia será en el jardín de la casa de los padres de Jungkook y estamos planeando decorar todo con flores de temporada. Será algo íntimo pero hermoso —dijo Soojin con los ojos brillando de felicidad.

—Suena perfecto. Estoy seguro de que será una boda increíble —respondí, genuinamente contento por ella.

—Y por cierto, Minho —continuó Soojin, mirándome con curiosidad—, ¿cómo ha sido tu regreso a Seúl? ¿Te estás adaptando bien?

—Ha sido interesante —dije, eligiendo mis palabras con cuidado—. Hay muchas cosas que han cambiado, pero también muchas que se sienten familiares.

Soojin asintió, comprendiendo. Sabía que no todo había sido fácil para mí.

Después de la comida, nos dirigimos a la sala de estar, donde continuamos conversando y riendo. Changbin, siempre el alma de la fiesta, comenzó a contar historias divertidas de nuestros tiempos en la escuela, logrando que todos estalláramos en carcajadas.

—¿Recuerdan esa vez en el campamento de voleibol, cuando Minho y yo nos perdimos en el bosque? —dijo Changbin, riendo.

—¡Cómo olvidarlo! —exclamó Soojin—. Estábamos todos tan preocupados, pero luego resultó que estaban perfectamente bien, solo que se habían desviado para buscar bayas.

HEARTBEAT • 𝐌𝐈𝐍𝐒𝐔𝐍𝐆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora