CAPÍTULO 31

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Han Jisung

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Han Jisung

Me acomodé en mi escritorio, el suave sonido de las páginas mientras revisaba los exámenes de mis alumnos de último año me envolvía, brindándome tranquilidad. Las respuestas sobre el arte abstracto que les había presentado me fascinaban; cada estudiante tenía una perspectiva única, una manera distinta de ver el mundo a través del arte. Algunos habían escrito sobre la libertad del trazo, otros sobre la relación entre los colores y las emociones, pero todos, de una forma u otra, habían dejado entrever algo profundo de sí mismos.

Estaba tan inmerso en mi trabajo que cuando levanté la vista, el reloj ya marcaba las cinco de la tarde. Me sobresalté al recordar que Minho había quedado en venir a cenar. Era la primera vez que nos reuniríamos en mi apartamento desde que nos reencontramos, y aunque el encuentro de hace algunos días, nos había dejado en una especie de limbo emocional, esperaba que esta cena fuera una oportunidad para hablar sobre nosotros.

Acomodé cuidadosamente los exámenes en un folder, guardándolo en mi portafolio antes de salir del salón y cerrar con llave. El pasillo del colegio estaba vacío, el eco de mis pasos reverberaba en las paredes mientras me dirigía hacia la parada del autobús, con la mente ya en la cena que prepararía.

Al llegar a casa, me cambié por ropa más cómoda, unos pantalones de algodón y una camiseta sencilla. Pensé en lo que podía cocinar, y al recordar cuánto le gustaba a Minho la lasaña, decidí que sería el plato perfecto. Saqué los ingredientes: carne, pasta, queso y salsa de tomate casera, comenzando a preparar la comida con cuidado. El proceso me ayudaba a despejar la mente, cada capa de la lasaña parecía un pequeño recordatorio de que estaba reconstruyendo algo más que una cena; estaba tratando de reconstruir la confianza, los momentos, los pedazos rotos de nuestra relación.

Mientras la lasaña se horneaba, puse la mesa, encendí una vela en el centro y saqué una botella de vino tinto que había guardado para una ocasión especial. La atmósfera en el apartamento era cálida, íntima, justo como quería que fuera esta noche. Minho y yo habíamos compartido tantas comidas juntos, y a pesar de todo lo que había pasado, aún había algo en esos momentos que me hacía sentir que las cosas podían volver a ser como antes, aunque fuera por un breve instante.

Pasaron unos minutos, y cuando escuché el sonido de alguien tocando a la puerta, un pequeño nudo de emoción se formó en mi estómago. Minho estaba aquí, pensé, mientras me apresuraba a abrir. Pero al hacerlo, el nudo en mi estómago se convirtió en un bloque de hielo al encontrarme cara a cara con el abuelo de Minho, el hombre al que más temía y resentía.

—¿Esperabas a mi nieto? —dijo con una sonrisa cruel, su tono goteando burla y desprecio.

—Buenas noches, señor Lee —murmuré, inclinándome en una reverencia que me pareció forzada—. Claro que no, no sé a qué se refiere.

—Por favor, ni siquiera lo intentes, Jisung. Sé que tú y mi nieto se han estado viendo... ¿o miento? —preguntó, sus ojos fijos en mí como si pudiera ver a través de mis mentiras.

HEARTBEAT • 𝐌𝐈𝐍𝐒𝐔𝐍𝐆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora