CAPÍTULO 24

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Lee Minho

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Lee Minho

—¡Jisung, Jisung! —exclamé, casi sin aliento mientras corría por el pasillo de la escuela, buscando al mencionado entre los alumnos que salían de sus aulas. Sentía mi corazón latir con fuerza, pero esta vez no era por nerviosismo, sino por pura felicidad.

Finalmente lo vi, parado cerca de su casillero, revisando algunos libros. Me apresuré a llegar a su lado, ignorando las miradas curiosas de otros estudiantes.

—¿Qué sucede, Minho? —preguntó Jisung, levantando la vista con una mezcla de confusión y curiosidad en su rostro. Siempre había tenido esa calma natural, que contrastaba tanto con mi energía.

No podía contener la emoción en mi voz. Mis palabras salieron en un torrente, acompañadas por una sonrisa tan amplia que me dolían las mejillas.

—¡Aprobé! —exclamé, sacando rápidamente los exámenes de mi mochila y entregándoselos como si fueran trofeos. Mi caligrafía caótica, mi peor enemigo, estaba acompañada esta vez por notas que me hacían sentir un verdadero campeón.

Jisung parpadeó, sorprendido al principio, pero luego sus labios se curvaron en una sonrisa que parecía iluminar el pasillo. Tomó los papeles de mis manos, revisándolos con atención. Pude ver cómo sus ojos se movían de una respuesta a otra, y cada vez que asentía con la cabeza, sentía una oleada de orgullo.

—¡Vaya, Minho! —dijo finalmente, levantando la vista de los exámenes para mirarme—. Esto es increíble. Has hecho un gran trabajo. Sabía que podías hacerlo.

El tono en su voz, tan genuino y cálido, me hizo sentir algo extraño en el pecho. No solo era la satisfacción de haber aprobado, sino el hecho de que su opinión, su aprobación, significaba más para mí de lo que había imaginado. De repente, me di cuenta de que no había estado tan emocionado por el hecho de aprobar en sí, sino por poder compartir ese logro con Jisung.

—No podría haberlo hecho sin tu ayuda, Jisung —admití, sintiendo un calor subir a mis mejillas. Era cierto. Sin sus tutorías, su paciencia infinita y la forma en que siempre me motivaba a seguir adelante, probablemente habría seguido luchando con las materias.

Jisung me devolvió los exámenes, pero en lugar de solo entregármelos, me dio una palmadita en la espalda, como un gesto de camaradería.

—Lo hiciste tú mismo, Minho —respondió, su tono suave pero firme—. Yo solo te ayudé a ver lo que ya tenías dentro de ti.

Sentí un nudo en la garganta. Había algo en la forma en que lo dijo, algo que me hizo ver a Jisung de una manera diferente. Ya no era solo el chico inteligente que me ayudaba con mis estudios, sino alguien en quien realmente podía confiar. Alguien cuya opinión me importaba más de lo que me había dado cuenta hasta ese momento.

HEARTBEAT • 𝐌𝐈𝐍𝐒𝐔𝐍𝐆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora