"Desearía que me amaras de nuevo, como ayer."
Donde Lee Minho engaña a Han Jisung, pero cuatro años después se reencuentran y reviven viejos recuerdos que podrían dar lugar a un nuevo comienzo juntos o ser el cierre de un ciclo tortuoso para ambos j...
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Lee Minho
Esa noche, mientras terminaba de revisar algunos documentos en casa, mi teléfono sonó. Era Changbin, y su tono de voz me alertó de inmediato.
—Minho, tienes que venir al hospital ahora mismo —dijo rápidamente—. Soojin ha tenido un accidente y está hospitalizada.
El mundo pareció detenerse por un momento. Soojin, mi amiga de toda la vida, estaba herida. Sin perder más tiempo, tomé mis llaves y salí corriendo de casa. El trayecto al hospital fue un torbellino de pensamientos y preocupaciones, con cada segundo sintiéndose eterno.
Al llegar al hospital, me dirigí apresuradamente a la recepción.
—Seo Soojin —dije con la voz entrecortada, intentando mantener la calma mientras la recepcionista tecleaba su nombre en la computadora.
—Habitación 103-D —respondió, señalando el pasillo a la derecha.
Corrí por el pasillo, mi corazón latiendo con fuerza. Al llegar a la habitación, vi a Changbin sentado y Bangchan con su gabacha esperando afuera, sus rostros llenos de preocupación.
—¿Cómo está? —pregunté, sin aliento.
Changbin suspiró, pasándose una mano por el cabello.
—Está estable, pero tiene algunas lesiones serias —comentó Bangchan—. Mi papá ya asignó a un doctor más especializado para llevar su estado.
Asentí, tratando de procesar la información mientras sentía una mezcla de alivio y temor. Sabía que Soojin era fuerte, pero aún así, el pensamiento de verla herida me afectaba profundamente.
—¿Puedo verla? —pregunté, mirando hacia la puerta cerrada de la habitación.
Bangchan asintió.
—El doctor Kang dijo que solo una persona a la vez. Ve tú Minho. Nosotros esperaremos aquí.
Abrí la puerta con cuidado y entré. La habitación estaba en silencio, con el suave pitido de las máquinas monitoreando sus signos vitales. Soojin estaba acostada en la cama, con varios vendajes visibles y una expresión de cansancio en su rostro.
Me acerqué lentamente, tratando de no hacer ruido. Cuando llegué a su lado, tomé su mano con suavidad.
—Me alegra saber que estarás bien —dije con una sonrisa tranquilizadora—. Nos diste un buen susto.
Soojin asintió, mirando a su alrededor con un poco de cansancio.
—Lo sé. Todo pasó tan rápido. El auto simplemente apareció de la nada.
Sentí una oleada de ira y preocupación al imaginar a Soojin en peligro, pero me obligó a mantenerse calmado. No quería agregarle más estrés.
—Lo importante es que estás a salvo ahora —dijo, intentando sonar reconfortante.
