No estaba preparado para el camino hacia El Recinto, pero tuve que arreglármelas para mantener mi estómago estable durante el viaje. No creo que se pueda imaginar la realidad de Las Afueras y estar remotamente cerca de la realidad. La ciudad estaba en ruinas.
Algunos indigentes caminaban entre los escombros o yacían tirados encima de ellos cómo si estuvieran esperando la muerte.
El contraste con la vida en Vanix hacía que mi cabeza quisiera explotar. El remordimiento me estaba causando arcadas.
Hunter le dio un golpe al radio descompuesto para atraer mi atención.
—Oye, ¿estás bien? —preguntó.
Era probable que se notara que me sentía cómo la mierda. Tuve que apretar los dientes y concentrarme en la carretera.
—No realmente.
—Nunca habías salido de Vanix, ¿o sí?
Negué con la cabeza, lo que hizo que Hunter lanzara un suspiro.
—No es una linda vista. Yo he vivido aquí toda mi vida y aún me cuesta mirar todo esto.
—¿Por qué estas personas no se van a vivir al Recinto?
—No podemos obligarlos a vivir con nosotros.
—¿Me estás diciendo que no quieren irse de estas ruinas?
—Ellos viven bajo sus propias reglas, no es que seamos estrictos pero intentamos mantener el orden lo mejor que podemos. Tenemos horarios y reglas que hay que seguir y todos tenemos que colaborar con ello. No es fácil mantener el control cuando alguien solo quiere velar por su propio bienestar. —Hunter dejó escapar un bufido—. Creo que tú siendo de Vanix entiendes de lo que hablo.
Sí... velar por nuestra propia seguridad era lo que nos había conducido a La Crisis.
—Lo siento. —Sentía que mi familia fuera tan egoísta.
—Hace unos años hacíamos rondas por estas zonas para entregarles comida, pero últimamente apenas podemos sobrevivir el mes con lo que tu ciudad nos entrega. Es un asco.
—No se supone que sea así.
Hunter me echó un vistazo con la ceja arqueada.
—Tal vez debí preguntar hace una hora pero, ¿cómo rayos sabes todo eso? ¿Quién eres? Y no me refiero a tu nombre.
—Me encargo de la administración de suministros. Marco las cantidades que se cargan al camión antes de ir a la frontera para la entrega. Pero están recibiendo apenas la mitad de lo que les toca.
Hunter me miró furioso.
—¡¿Hablas en serio?! ¡Entonces haces un trabajo de mierda!
—Hasta hoy no sabía nada de esto, ¿bien? Por eso estoy aquí.
—¿No supervisas al menos? Hace tiempo que estamos viviendo con el mínimo.
—Mi... —Decirle que mi tío era mi "jefe" y el responsable de todo esto no parecía lo más lógico. El hombre ya tenía suficientes motivos para bajarme de la camioneta—. Mi supervisor no me lo permite. Sabía que no iba a estar de acuerdo con este recorrido.
Hunter maldijo mientras apretaba el volante con ambas manos, tardó unos segundos en volver a hablar. Parecía más calmado.
—Da igual, estamos acostumbrados, pero ¿por qué arriesgas tu pellejo por esto? Podrías simplemente ignorarlo.
No podía. No después de lo que había pasado con Ava y la conversación con Lillian.
—Te lo dije, tengo mis razones, aparte de que mi supervisor es un maldito idiota.
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Corruptos [PRIMERA PARTE]
RomanceÉl tiene la oportunidad de cambiarlo todo. Ella está dispuesta a arriesgar su vida. Después de La Crisis, solo las familias privilegiadas pueden permitirse vivir en Vanix. Una ciudad de poder desmedido y lujos excesivos que ningún ciudadano pensaría...