No escuché el llamado de mi padre.
Irina y Zack también intentaron detenerme mientras los ladridos de Bosh resonaban por toda la casa.
Los esquivé a todos mientras corría hacia el despacho de Viktor. Podía sentir el corazón desbocado dentro de mi pecho cómo si fuera a sufrir un ataque en cualquier momento.
Estaba a punto de perder la cabeza. Pero quería permanecer cuerdo lo suficiente para encontrar a Eloise. Ella estaba con Viktor y él sabía quién era ella.
Necesitaba sacarla de aquí.
Cuando llegué al despacho, los guardias ni siquiera habían tomado posición frente a las puertas dobles.
Aproveché que estaban de espaldas para golpear a uno de ellos y quitarle el arma.
—¡Háganse a un lado!
El otro guardia colocó su mano en el estuche de su cintura.
—Señor Deimos... Suéltela.
—¡Muévanse de una puta vez!
—¡Déjenlo pasar! —exclamó Viktor desde dentro.
Tardaron unos segundos antes de que obedecieran.
Entré en el despacho de un portazo.
Viktor estaba frente a Eloise con una mano en su antebrazo. Sujetándola. Ella tenía los ojos hundidos en lágrimas mientras me miraba horrorizada.
Mis manos temblaron por la vista.
Viktor le dio la espalda para mirarme, y Eloise aprovechó para negar con la cabeza. En esos ojos verdes supe lo que me estaba pidiendo.
Quería que mintiera.
Lo haría solo para ganarnos algo de tiempo.
Tomó todo de mí apuntarle a la chica que quería salvar.
—¿Es cierto?
Viktor alzó las manos cómo si le pareciera divertido.
—Lo estaba manejando perfectamente, sobrino. Cálmate.
—Lárgate.
—Asher...
—¡Quiero estar a solas con ella!
Viktor lo consideró unos segundos antes de maldecir.
—Bien. Tienes cinco minutos. Pero si escucho un solo disparo voy a entrar, ¿de acuerdo? Tengo que entregar a esta chica en una sola pieza.
Maldito infeliz.
Estaba hablando de ella cómo si fuera un maldito auto.
Esperé a que saliera y cerrara la puerta.
Corrí hacia Eloise. Ella seguía sin moverse. Apenas parecía respirar cómo si estuviera en estado de shock. Sus párpados palpitaban de forma frenética.
Estaba temblando tanto que no sabía qué rayos hacer.
—Estoy aquí, cariño. Estoy aquí. Tranquila.
Eloise se esforzó por mirarme a los ojos. Su ceño se frunció ligeramente.
—No—No puedes ayudarme, Asher.
—¡Por un demonio que puedo! ¡Voy a sacarte de aquí!
Esas palabras la hicieron reaccionar.
Me hizo a un lado y se precipitó hacia el escritorio.
—No tenemos mucho tiempo. —Con manos temblorosas tomó una de las cartas que estaban encima de la mesa. Cuando habló lo hizo en voz baja—. Estas cartas las escribió Orión. Dice que todo está bien en El Recinto. No—No sé por qué escribió esas mentiras pero tienes que volver y hablar con él. Tienes que hablar con Hunter y los demás. Por favor, Asher. Tienes que decirles lo que Celine me hizo, yo... —Cerró los ojos con fuerza cómo si no pudiera soportarlo—. No sé si Orión lo sabía. No... No tengo idea. No lo entiendo.
Dejé el arma en el escritorio y ahuequé las mejillas de Eloise. Me mataba verla así de destrozada. Traicionada.
Si Orión había sido parte de esto podía ahorcarlo yo mismo. ¡Maldita sea!
—Tranquila. Vas a obtener tus respuestas. Pero ahora tenemos que sacarte de aquí. —Ella comenzó a negar con la cabeza, horrorizada—. Estarás bien, Eloise. Lo prometo.
—No lo entiendes...
—No voy a dejar...
—¡No me toques! —gritó mientras se apartaba de mí. Se tambaleó hacia la ventana y miró la puerta a su derecha.
Estaba a punto de preguntarle lo que hacía, pero lo sabía. Ella estaba asegurándose de que Viktor creyera que la odiaba. Que estaba a un paso de herirla por usarme para llegar hasta aquí.
Y no podía.
No encontraba las fuerzas para fingir algo así. No cuando el único que iba a salir ileso de todo esto era yo. Mientras ella sufría las consecuencias.
Caminé hacia ella cómo si mis pies estuvieran a punto de pisar una granada.
—No lo hagas, Eloise...
Ella alzó una mano.
—Basta. No te acerques.
No me detuve hasta que la tuve al frente. La impotencia de lo que estaba ocurriendo me hizo aferrarme a sus brazos.
—Tú escúchame. No voy a dejarte aquí, ¿me entiendes? ¡No lo haré!
El rostro de Eloise se contrajo en una mueca parecida a una sonrisa. Pero las lágrimas seguían cayendo.
—No es tu culpa, Asher. Celine hizo esto. Tú... No puedes ayudarme. Estaré bien.
—No hagas esto...
—Necesito que tú estés bien.
Ella estaba dispuesta a mentir por mí y no iba a permitirlo.
Le tomé el rostro entre mis manos e ignoré las lágrimas que quemaban mis ojos.
—Quieras o no voy a sacarte de aquí. No me iré sin ti.
No fue hasta ese momento que supe que me creía. Su expresión cambió. Estaba consciente de que no iba a abandonarla.
Entonces lo hizo. Desvió la vista hacia el escritorio.
Al instante lo supe.
Fue cómo si nuestros cuerpos estuvieran programados para reaccionar al mismo tiempo.
Cargamos contra el otro para conseguir la maldita arma.
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Corruptos [PRIMERA PARTE]
Lãng mạnÉl tiene la oportunidad de cambiarlo todo. Ella está dispuesta a arriesgar su vida. Después de La Crisis, solo las familias privilegiadas pueden permitirse vivir en Vanix. Una ciudad de poder desmedido y lujos excesivos que ningún ciudadano pensaría...