CAPITULO 10 (ELOISE)

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No podía retrasarlo por más tiempo. Tenía que hablar con Orión.

Cuando los niños bajaron de sus clases dejé a Asher con mis amigos y subí a la habitación número 30. Antes de llegar me topé con Ottis y Cassie en el pasillo. Dos mellizos de no más de diez años que habían llegado al Recinto el mes pasado junto a su padre. Él había muerto a los pocos días por una fiebre alta que nunca cedió.

Los mellizos me miraron de reojo y yo les dirigí una sonrisa amistosa. La devolvieron con un gesto incómodo antes de pensárselo mejor y detenerse.

Hice lo mismo.

—¿Todo bien?

Ottis chocó el hombro de su hermana. Ella dio un paso hacia mí envolviendo el listón de su vestido amarillo entre los dedos.

—Oye, Eloise, ¿eres cómo una princesa en Frania?

¿Esos títulos aún existían?

Lo dudaba mucho. Ahora lo único que importaba era si tenías dinero o no. Los títulos por lo general venían con ciertos compromisos sociales y eso había desaparecido después de La Crisis.

Me froté el cuello tras un suspiro.

—No, chicos. Solo... Tengo familia allá.

Ottis era más callado que su hermana, así que me sorprendí cuando arrugó esas cejas blancas por la falta de pigmentación.

—¿Y vas a dejarnos?

—Dijiste que convencerías a Hunter de enseñarnos a tocar.

—Prefiero que Luke me enseñe el libro de experimentos.

—Es aburrido y nunca funcionan.

—Chicos —les dije lo más suave posible—. No voy a dejar a nadie. Sí, es verdad que haré un viaje corto en estos días pero voy a volver. Lo prometo. Y ni siquiera está tan lejos.

Ambos bajaron los hombros al instante.

Cassie soltó los listones para envolver un mechón de su cabello castaño.

—Oh, ¿y a dónde vas?

—También me encantaría saber, Eloise.

La voz de Orión me cerró los labios.

Excelente.

Me giré hacia él muy a mi pesar. Estaba de pie en el umbral de la puerta. Sus lentes chuecos estaban retirando hacia atrás sus mechones llenos de canas.

Les sonreí a Ottis y a Cassie antes de señalar las escaleras.

—Hablamos luego. Tengo que reunirme con Orión.

Ellos asintieron y se apresuraron a irse.

Cuando entré a la biblioteca, Orión ya se estaba sentando en su sillón.

—Espero que estés de buen humor —le advertí—. Quiero hablarte sobre algo importante.

—Mentí, Eloise, no quiero escuchar nada sobre ese supuesto viaje.

Busqué la silla de madera y me senté frente a él.

—Para mí es importante que lo sepas. —Enderecé mi espalda antes de volver a hablar—. Asher planea irse en una semana. Voy a ir con él.

Orión estaba todo menos sorprendido. Decepcionado, más bien.

Se tomó su tiempo en silencio mientras me observaba, cómo si esperara que dijera que era solo una broma de lo más inconsciente.

—Ya tomé una decisión —seguí—. Quería que fueras el primero en saberlo.

Orión juntó sus manos en la empuñadura del bastón.

Corruptos [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora