CAPITULO 37 (ASHER)

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La bala me atravesó el hombro.

El impacto me tiró hacia atrás con fuerza y al instante tuve que obligarme a mantenerme consciente. Por instinto me presioné la herida, pero era cómo si todos mis sentidos quisieran darse por vencidos.

Apenas podía moverme.

Maldije a Eloise. Tan fuerte cómo el dolor me lo permitía. Le pregunté a gritos por qué lo hizo. Las palabras rasgaron mi garganta con la desesperación que sentía.

Por un instante encontré las fuerzas para mirarla a través del dolor. Ella estaba de rodillas en el suelo. Su vestido verde manchado de sangre. Estaba paralizada observando lo que me había hecho. Aterrada. Sus ojos verdes estaban rojos por las lágrimas.

—¡Eloise...!

La habitación se volvió un infierno.

Sabía lo que pasaría cómo si ya lo hubiese vivido antes en una pesadilla.

Mi padre se abalanzó hacia mí. Estaba pidiendo a gritos que buscaran un médico.

Viktor por otro lado estaba dando la orden de llevarse a Eloise.

Los guardias la sujetaron desde atrás, pero a ella no pareció importarle. Su expresión se había vuelto de piedra a excepción de todas las emociones que podía ver detrás de su mirada. Fija en la mía.

Demasiado tarde me di cuenta cómo uno de los guardias sacaba la descarga eléctrica de su cinturón.

Un segundo después le disparó a Eloise.

Ella se estremeció bruscamente antes de cerrar los ojos y dejar caer la cabeza.

No pude soportarlo.

—¡MALDICIÓN! —grité—. ¡¿POR QUÉ?!... ¡NUNCA VOY A PERDONARTE POR ESTO! ¡MALDITA SEAS, ELOISE!

La alzaron en brazos para sacarla del despacho.

Yo iba a desmayarme en cualquier momento.

La pérdida de sangre, el esfuerzo y el dolor en cada fibra de mi cuerpo iba a matarme. Estaba seguro. Pero aquello no se comparó con la agonía de ver a Eloise siendo arrastrada por los guardias. Lo más lejos posible de mí.

No resistí un segundo más.

Corruptos [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora