CAPITULO 5 (ASHER)

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El bosque no era necesariamente bello a la vista, pero había algo de estar aquí afuera que me hacía sentir tranquilo. En Vanix, o estabas encerrado en una mansión o estabas en una disco o un evento cerrado. No había nada natural o relajante. Para eso tenías que ir a otra ciudad a la que sí le haya importado el medio ambiente después de La Crisis.

Por eso viajaba constantemente.

Curtis se limpió el sudor de la frente después de partir un pedazo de tronco por la mitad. Él y Hunter estaban encargándose de cortarlos mientras yo estaba apilando los pedazos en la camioneta.

Hunter se quejó por el esfuerzo cuando se apoyó en el hacha de madera.

—Esto sería mejor con una botella de vodka.

—¿Tienen alcohol aquí? —pregunté confuso.

Hunter puso los ojos en blanco.

—Apenas nos llega agua potable.

—Que envíen alcohol y no agua ya sería muy cruel —dijo Curtis.

—Bueno...

—Piensa en los niños, Hunter.

—Mierda sí, agua 10 - alcohol 0. Aún así sueño con un trago de esa cosa.

Yo aún seguía confundido.

—No quiero sonar cómo un imbécil pero ¿cómo...?

Hunter agitó la mano.

—¿Cómo lo hemos probado? En uno de mis viajes a Vanix me topé con un grupo de turistas en el puerto. Me dieron una botella de alcohol por que pensaron que estaba deprimido por ser pobre.

Curtis se echó a reír mientras cortaba otro tronco.

—Bueno, al menos sí eres pobre, chico.

—Da igual, mis trapos sirvieron de algo.

Sonreí. A pesar de que me cabreó el hecho de que los turistas constantemente se burlaban de los de Las Afueras.

Curtis dejó a un lado el hacha con un suspiro.

—Iré a conseguirnos algo de beber con Karol. Sigan ustedes.

Hunter acomodó otro pedazo de tronco en la base para cortarlo.

—¿Karol y él son pareja?

—La única que tenemos por aquí.

Señalé al grupo de niños que estaban jugando a unos metros de nosotros. Junto con Iris y Eloise.

—¿Uno de esos niños es de ellos?

Hunter negó.

—No piensan tener hijos. Quisieran, pero la situación está cada vez peor. Piensan en la vida que tendrían esos niños en unos años. No se ve prometedor.

Un mal sabor en la boca se instaló en mi boca.

—En Vanix se siente cómo una obligación tener hijos —dije—. A nadie de nuestra edad le interesa la idea.

—¿Hablas en serio? ¿Qué hay de los herederos de sus fortunas y todo eso?

—Exacto.

—Diablos, hombre, sus escuelas tienen que estar vacías.

—Solo tenemos una, y prácticamente sí, lo está.

—Qué triste. Los que quieren pueden tener hijos pero los que no quieren lo hacen por obligación. Es muy jodido.

Mi tía Irina constantemente me lo recordaba a pesar de mis intentos fallidos de hacerle entender que no me interesaba la idea.

Vi a Eloise a unos metros de nosotros hablando con Orión. Incluso desde aquí podía intuir que estaba molesta por la forma en que inclinaba la cabeza y cruzaba los brazos.

Corruptos [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora