CAPITULO 14 (ELOISE)

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No pierdas la calma.

Era más fácil decirlo que hacerlo. Habían guardias de Vanix allí afuera.

Pix nos llevó adentro del edificio hasta donde estaba la escalera.

Piensa en algo, Eloise.

Pero parecía un mal momento para evaluar nuestras opciones. ¿Qué otras teníamos?

Si salíamos estábamos muertos y si nos quedábamos dentro tampoco teníamos forma de huir sin exponernos.

Seguimos a Pix hasta el techo. Nos indicó que no nos pusiéramos de pie, así que nos arrastramos entre las lonas viejas y esquivamos las baterías oxidadas. Rogué para que Pix tuviera cuidado. Sus pantalones a las rodillas no servirían si chocaba contra un metal filoso.

Aunque dudaba mucho que los míos me protegieran de algo así.

Llegamos hasta el borde del techo. Desde allí podía ver la miniván negra. Nadie se había bajado del auto aún.

Pix se estremeció a mi lado.

—Tenemos que esperar a que se vayan.

Eso no logró tranquilizarme ni un poco.

—¿Cuáles son las probabilidades de que entren y suban hasta aquí?

—Muchas —dijo Asher a mi izquierda—. Las latas de comida siguen abajo.

Mierda.

Y no estaban llenas de gusanos para hacerlos creer que tenían ahí unos cuantos años.

Justo cuando creí que el auto seguiría su camino, dos guardias salieron.

Contuve el aliento.

Se paseaban por el lugar cómo si les pertenecieran estas ruinas. Me daba náuseas de solo recordar el día en que mis padres murieron. Los nómadas que corrían para alejarse de unos hombres peligrosos. Y aún así Orión no había creído que eran guardias de Vanix.

No habían cambiado esos uniformes negros con esas camisetas rojas debajo de la chaqueta de cuero. Con botas gigantes que podían aplastar un cráneo.

Mis dientes iban a romperse por la rabia.

Cómo temía, uno de ellos se acercó a este edificio. Ya no podíamos verlo desde el techo pero estaba segura de que estaba observando la entrada. La fachada delantera estaba totalmente destruída. Podían ver hacia dentro sin ni siquiera intentarlo.

Este edificio era el peor escondite de la vida.

Asher maldijo mientras se quitaba la mochila de la espalda.

—Quédense aquí. Iré al segundo piso a vigilar.

Tiré de su brazo para detenerlo.

—No.

Asher dejó escapar una risa amarga.

—No te estoy preguntando, cariño.

No lo solté.

—Dime algo, hombre que trabaja en el área de suministros, ¿estos tipos pueden reconocerte si ven tu cara?

No respondió. Al contrario, sus rasgos se oscurecieron y me di cuenta de que me estaba ocultando algo peor.

¿Quieres mentirme? Tienes que mejorar tus expresiones.

—Ese no es... —empezó a decir.

—¡Responde la pregunta, Asher!

—Si uno de los guardias quiere subir hasta aquí no voy a dejar que llegue tan lejos. No me importa que me reconozcan, Eloise.

—Y no debería, porque no vas a ir. Yo soy la que va a vigilar.

Corruptos [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora