CAPITULO 22 (ELOISE)

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Violet me hizo recordar por qué tenía que ser más agradecida con mis ropas agujereadas. No tenía la paciencia para recorrer una habitación llena de opciones para vestirme. No sabía como ella llegaba a tiempo a sus actividades.

El armario era una habitación aparte dentro de su dormitorio. Prendas de color chillón colgaban de un lado mientras los colores más apagados solo abarcaban una pequeña parte de la estantería. Por lo visto, Violet amaba los colores fuertes.

Me senté en uno de los asientos con cojines de terciopelo morado. Sí, el armario tenía espacio para todo un comedor de ser necesario.

Violet me estaba buscando unos tacones mientras me hablaba sobre el evento de su familia. El Bellis Fest era un desfile de modas donde las marcas de ropa de cada ciudad exhibían sus últimas colecciones. Los Bellis acaparaban casi todo el evento porque la competencia era casi nula.

Violet alzó unas zapatos negros de tacón parecidos a los que traía puestos. Sus mangas de plumas moradas se agitaron cuando balanceó los tacones en mi dirección.

—Estos te van a quedar perfectos.

—Nunca he caminado con esas cosas. Son muy altos.

—Solo necesitas práctica.

—No me quedaré mucho tiempo, Violet. No necesito aprender a caminar con tacones.

Era un hecho que no era una habilidad que necesitaba en mi hogar. Terminaría rompiéndome el cuello si los usaba en el bosque. O subiendo las escaleras oxidadas del Recinto.

Ella dejó salir el aire.

—Bueno... Mejor te busco el collar.

Abrió uno de los cajones del armario y dejó a la vista cientos de collares y otros accesorios que nunca había visto. Descansaban en almohadillas blancas y estaban organizados a la perfección.

Ella tomó un collar dorado con perlas pequeñas color esmeralda. Tenía otras diminutas de color dorado.

—Es... Es muy lindo —dije sin poder detenerme.

—Sabía que te gustaría. No te gustan las cosas ostentosas. Lo entiendo. Cuando trabajo con las modelos del desfile tengo que adaptarme a sus gustos. —Chasqueó la lengua—. Aunque a veces trato de convencerlas de que los míos le quedarán mejor.

Se puso de pie detrás de mí y colocó el collar alrededor de mi cuello. Luego se hizo a un lado para que viera cómo lucía a través del espejo de la pared.

Inconscientemente alcé las cejas. Era lo más hermoso y delicado que había tenido puesto.

—Gracias, Violet.

—No hay de qué. Y puedes quedártelo.

—No, no puedo. Es demasiado.

—Sí que puedes y lo harás. Te queda mejor a ti. —Se giró hacia la parte de su guardarropa que tenía tonalidades semejantes al bosque—. También puedes elegir lo que quieras si te gusta algo. Insisto. Puedes... puedes llevarles algo a tus amigas en El Recinto. Tengo varias tallas. Mis primas vienen a tomar ropa todo el tiempo. Ya sabes, las ventajas del negocio.

Sabía exactamente lo que hacía. Y la urgencia en sus ojos grises me recordó a la de Asher cuando estaba viendo por primera vez el almacén con los suministros.

—No te preocupes, Violet —le dije con voz suave—. La verdad es que no tenemos mucho espacio en los dormitorios.

Ella se quedó inmóvil mientras su sonrisa iba decayendo. Asintió mientras iba a sentarse en el asiento que yo había ocupado.

Corruptos [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora