CAPITULO 29 (ASHER)

6 0 0
                                    

Esperaba encontrar a Lillian feliz de verme después de esas semanas ausente. Al fin de cuentas había sido su plan que me fuera en primer lugar. No esperaba verla molesta por mi regreso.

Ella se pegó a la pared de la cocina. Era una suerte que el espacio era lo suficiente grande para que Eloise no escuchara sus murmullos desde la Isla.

—Asher...

—Estoy bien, Lillian. En serio.

—No me parece. Estás aquí con esta chica después... después de lo que pasó. ¿Qué hiciste?

—No te preocupes. Ella sabe por qué estoy aquí.

—¿De qué hablas?

—Entre menos sepas sobre ella mejor.

—No me gusta lo que estoy pensando.

—Entonces no lo pienses.

—¿Dónde la conociste?

—Es mejor que no lo sepas.

Lillian puso los ojos en blanco un segundo antes de que su expresión se volviera horrorizada.

—Maldita sea, Asher. ¿Qué hiciste?

Me incliné hacia ella para hablar más bajo.

—Salí de la ciudad. Justo lo que querías.

—¿Y a dónde fuiste?

Me reí sin emoción.

—Justo donde me necesitaban.

Lillian parecía a punto de estrangularme.

—¿Y qué hace ella aquí?

—Te dije que no puedo decirte.

—Y yo te dije que fueras inteligente, Asher. ¿Qué pretendes?

—No podemos hablar aquí. Lo sabes. Irina o Zack pueden entrar en cualquier momento.

Ella maldijo cómo si odiara darme la razón.

—Quiero entender qué significa tu regreso.

—Estoy aquí y tengo un plan. Es lo único que puedo decirte por...

La tos de Eloise me hizo detenerme. Cuando me giré hacia ella la vi frotando su pecho con una mueca de dolor.

—¿Eloise?

—¿Se está ahogando? —preguntó Lillian acercándose.

Eloise alzó la vista.

No se estaba ahogando. Sus ojos estaban rojos, igual que sus mejillas.

—Me... Me... Me arde.

Ivan se apresuró a chequear sus brazos. Pequeñas marcas rojas ya estaban apareciendo en ellas.

—Es alérgica.

No me detuve a hacer más preguntas.

Salí de la cocina lo más rápido que pude.

Corrí escaleras arriba y no bajé la velocidad hasta que estuve en la habitación de Zack. Solo Irina y él habían sufrido reacciones alérgicas en la casa y ambos tenían las inyecciones.

Zack todavía estaba durmiendo en la comodidad de su cama cuando le abrí la puerta de un portazo.

—¡¿Qué diablos...?!

Apenas lo vi restregándose el rostro cuando fui directo al cuarto de baño. Si no me equivocaba Zack le había pedido a Ava que llenara un cajón de inyecciones después de su primera experiencia.

Corruptos [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora