𝐚 𝐭𝐮 𝐯𝐞𝐫𝐚

𝐛𝐢𝐠𝐨𝐭𝐢𝐭𝐨𝐬

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martin
a las 21h bajo y le espero en mi portal

—hola cariño –saluda cuando me siento a su lado y yo junto nuestros labios con suavidad
—kaixo, ay perdona, que vengo de hablar con mi madre
—no te preocupes bobo, a eso llego –ríe– —¿habláis mucho en euskera en tu casa?
—no siempre, pero vamos intercalando mucho inconscientemente por costumbre –explico– — al final antes de mudarnos sí que hablábamos 100% en euskera, pero hace dos años que según nos dé
—es guay, me encantaría saber más y entenderlo –sonríe–

—goazen parkera
—es que ni media palabra –hace una mueca con la cara–
—que vamos al parque tonto –rio– —tira para allá o al final no llegamos a la sesión, que por cierto... ¿que vamos a ver?
–pregunto intrigado porque ha sido él quien ha mirado las pelis que dan–
—sorpresa bonito, cuando estemos allí lo ves, pero te puedo asegurar que te va a encantar –habla asintiendo con la cabeza–

yo simplemente dejo de preguntar, porque sé que es imposible sacarle nada y me limita a mirar por la ventana, se ve un paisaje hermoso desde aquí

al llegar al parque dejamos el coche en un pequeño descampado y colocamos un pañuelo bastante grande que ha traído en el suelo a unos metros de la inmensa pantalla que hay delante nuestro
tenemos a varias personas a nuestro alrededor en la misma situación que nosotros

sacamos los bocadillos las patatas y las palomitas y le miro ilusionado

—que intriga jo
—mira ya empieza
—¡mamma mia! –hablo emocionado–
—amo esta película juanji–
—lo sé, por eso te he traído a esta sesión, a mi también me encanta

la vemos comiéndonos los bocatas y picando de lo demás y en el momento que me recuesto ligeramente en su pecho le oigo susurrar algo que no hubiera imaginado ni en mil vidas