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martin
7:45, dia del examen
estoy acojonadosalgo del portal y tal como quedamos ayer, ahí está juanjo esperándome en su coche
me subo al asiento del copiloto y sonrío ligeramente—hola nene, ¿has dormido bien? –pregunta sonriendo también–
—si, he pasado buena noche, ahora estoy muy nervioso pero la noche bien, ayer caí rendido
—normal martin, pero relájate –pone su mano en mi pierna– —el examen va a ir bien, hazme caso, te lo has currado mucho
—no sé yo... –suspiro agobiado–
—calma guapo –da una palmada en mi pierna y arranca el coche hacia nuestro centro–pasamos la mayoría del trayecto callados con la música que suena en la radio de fondo
—oye, una cosa, me dijiste que entre semana no podías dormir fuera de casa, ¿pero el finde tampoco? –me mira un momento–
—si, los findes si
—pues no hagas planes para el viernes y el sábado –dice chasqueando la lengua–
—¿eso será si quiero no, chulo? –alzo una ceja–
—¿no quieres? –la alza él también–
—puede que si, o puede que no –levanto mis manos–—igual esto ayuda a que te aclares –coge un bocadillo envuelto en papel de aluminio de la guantera y me lo da–
—¿para mi, me estás comprando con comida?
—si no lo quieres me lo quedo yo –me lo intenta quitar de la mano–
—no no, si lo quiero, cómprame con comida siempre que te apetezca –me lo pego al pecho– —gracias –digo ahora sincero y me lo guardo en la mochila–
—no es nada bobo –acaricia mi mejilla despacio–minutos después aparca y nos bajamos del coche caminando hacia la entrada
—estoy cagado joder –resoplo andando–
—¿me dijiste que era a las nueve y media no? pues respira hasta entonces y hazlo lo mejor que puedas –posa su mano en mi nuca para darme apoyo– —además, yo digo que sacas un seis y medio, ya verás –guiña un ojo cuando nos paramos el uno enfrente del otro ya en la gran puerta de la entrada–
—ojalá –suspiro nervioso–—si no confías en ti, entonces confía en mí –apoya sus manos en mis hombros y seguidamente me abraza con fuerza–
lo rodeo con mis brazos y me escondo en su cuello sintiendo el increíble olor de su perfume
—vamos para dentro ya o llegaremos tarde a clase –digo al separarme de su cuerpo–
—vamos –sonríe y caminamos juntos hacia las escaleras de la entrada– —¿nos vemos en algún descanso? –agarra mis manos cuando ya nos tenemos que separar para entrar cada uno a su edificio–
—si –sonrío–
—suerte mi nene –da un pequeño apretón en mis manos y tras dejar un pequeño beso en mi mejilla nos separamos definitivamente
mi nene repite mi cabeza una y otra vezpasada la primera clase llega la hora del examen
suspiro profundamente recordando los ánimos de juanjo y lo hago lo mejor que sé
no está perfecto pero espero que me dé para aprobaral acabarlo mi idea es bajar y encontrarme con juanjo pero bea me pide que me quede en clase con ella, lleva días rayada con su novia y me quiere contar, por lo tanto, obviamente, me quedo
cuando la clase se queda vacía, me pongo a su lado—¿que tal el examen amor? –pregunta acariciando mi mano, ella también sabe perfectamente lo nervioso que me tenía–
—aprobable creo, pero ya está hecho, no lo quiero pensar más, que sea lo que dios quiera –saco el bocadillo que me ha dado juanjo hace un rato–—eso, pues nada, te cuento
— espera tía, que habíamos hablado con juanjo de vernos y le voy a decir que me quedo aquí contigo, que nos vemos a la salida –saco mi móvil para enviarle un mensaje y al desenvolver el papel de plata veo que el bocadillo es de jamón serrano como el que traía él ayer– — bea me muero, me ha preparado un bocadillo de jamón porque ayer me dió de probar el suyo y le dije que yo nunca tenía tiempo de hacerme nada en casa, por favor me muero de amor –hago un puchero–
—dios mío, estáis enchochadisimos –ríe–abro su conversación y le envío una foto posando con el bocadillo en la mano–
—eres monísimo jo, mil gracias –grabo en audio acto seguido–
— me sabe fatal, mi plan era bajar y vernos en algún lado, pero bea me quiere contar una cosa importante y me voy a quedar con ella, lo siento, nos buscamos en cualquier descanso o a la salida –explico a continuación–segundos después recibo otro mensaje de voz por su parte
—no te preocupes tonto, si vamos a pasar la tarde juntos, ni te rayes, ah y de nada por el bocadillo –habla despreocupado y tras enviarle un par de emoticonos de corazón, me desconecto para escuchar a mi amiga–—ya está, cuéntame –pongo mi mano sobre la suya al verla suspirar–
—pues es que yo que sé martin, claudia lleva rara una semana, nos hemos visto solo una vez cuando de normal nos vemos casi cada día y siento que no está fluyendo nada, no entiendo –explica agobiada–
—intenta hablarlo bien con ella, seguro que tiene una explicación, lleváis dos años cariño, os amáis con todo vuestro corazón, será una mala racha y ya está, sé que te debes sentir horrible ahora mismo, pero yo creo que si os comunicáis con calma, se soluciona –aconsejo sincero–
—ya... supongo
—ven aquí –la atraigo hacia mi y la pego a mi cuerpo para que me abrace–ella lo hace y suspira rayada
estamos así unos segundos y al separarnos decidimos cambiar de tema para que no le dé más vueltas a la situación15 minutos después empieza la siguiente clase
a la una tenemos el siguiente descanso y le comento a bea la idea que se me ha ocurrido, no sé si me dará tiempo—¿tú crees que me dará tiempo a bajar en estos 10 minutos e ir a la tienda de chuches a pillarle unas lenguas a juanjo? es que quiero darle algo yo también
—si corre, espabila –golpea ligeramente la mesa–salgo disparado de clase hacia la entrada y corro lo más rápido que mis pies me permiten para llegar a la tienda de chuches a la que fuimos la otra vez, esta a un par de calles del centro, las compro deprisa y por suerte, consigo llegar a clase, justo antes de que la profesora de la siguiente asignatura entre por la puerta
—misión cumplida –le enseño la bolsa a bea–
ella simplemente se limita a negar con la cabeza acariciando mi nuca mientras sonríea la hora de la salida me despido de mi amiga en la puerta principal con un fuerte abrazo y haciéndole jurarme que me contará cualquier novedad que tenga con claudia
ella se marcha hacia la parada del autobús y yo me quedo esperando a juanjomiro mi móvil tranquilo y minutos después noto como alguien se acerca a mi oreja
—BU –grita en mi oído–
—ah gilipollas –me quejo riendo y lo aparto de mi–
—perdón, hola guapo, ¿que tal?
—bien, el examen creo que decente y el resto de clases el mismo tostón de siempre –lo miro cansado–
—vamos al coche anda –soba mi pelo–andamos tranquilos hacia donde hemos aparcado esta mañana y en ese momento recuerdo las lenguas
—casi se me olvida –saco la bolsa de mi bolsillo– —ten, por lo del bocadillo –se las doy–
—eres más tonto... –rueda los ojos agarrándolas– —¿cuando las has comprado?
—en los últimos 10 minutos de descanso
—gracias bobo –sonríe parándose y saca una de la bolsa– —agarra –habla cuando se mete un extremo en la boca–hago lo que me dice y nos la vamos comiendo poco a poco hasta quedar a nada de distancia el uno del otro
muerdo lo que quedaba de chuche como el jueves pasado pero antes de poder separarme de él, juanjo agarra mi cintura con fuerza pegándome a su cuerpo—ni se te ocurra –susurra prácticamente en mis labios y acto seguido me besa sueve y lentamente–
beso el cual le sigo encantado
poco después nos separamos por falta de aire y sin necesidad de decir nada más, continuamos nuestro camino hasta el coche sonriendo como idiotas
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𝐚 𝐭𝐮 𝐯𝐞𝐫𝐚
Genç Kurgumartin no esperaba nada nuevo cuando entró en la cafetería de la universidad suponía que ese día transcurriría con normalidad, lo que no se imaginaba era encontrar allí a un chico... ¿cómo definirlo? hipnótico (y bastante borde, para ser sinceros...