𝐦𝐞 𝐡𝐞 𝐫𝐚𝐲𝐚𝐝𝐨

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martin
el lunes siguiente en el primer descanso, voy a la cafetería con la esperanza de encontrar a juanjo, no he sabido nada de él en todo el fin de semana, cosa que me extraña bastante

efectivamente, está pidiendo
—hola guapo –me acerco por detrás —un café porfa –pido a pedro sonriéndole–
—ah, hola –saluda seco–
— ¿qué tal el finde? no hemos hablado ningún rato, pensaba que nos veríamos algún día, el sábado te mandé un mensaje y no me contestaste, ¿has estado ocupado? –pregunto acariciando su espalda–
— bueno martin, tampoco hace falta que estemos hablando todo el rato ni que nos veamos siempre, si no te contesté es porque igual no tenía nada que decirte
–salta borde–

–¿enserio, juanjo que te pasa? estas rarísimo –alzo una ceja por su última contestación–
—nada, no me pasa nada, estoy perfectamente

miente

—si tú lo dices... dame un beso anda –me acerco a él para darle un pico y en ese momento se tira hacia atrás descaradamente haciéndome una cobra increíble– —ya vale, está claro que te pasa algo, yo me voy a ir a esa mesa de ahí –señalo la primera de la cafetería– si quieres venir y contármelo bien, y si no también –hablo molesto y agarro mi café yendo hacia donde he dicho tras darle las gracias a pedro–

suspiro mirando hacia abajo, mientras remuevo la cucharita de café sin parar
alzo la vista para ver si se acerca y hago una mueca con la boca al ver que va hacia la puerta sin ni siquiera mirarme
observo triste como empuja esta misma para salir pero en ese momento la suelta y se gira dirigiéndose hacia aquí rápidamente

—martin me he rayado –admite de pie enfrente mío–
—no hace falta que lo jures –suelto una carcajada– — no me has hablado en todo el finde y no nos hemos visto con las ganas que tenemos siempre de dormir juntos, sin tener en cuenta que me has contestado como una mierda y que no me habías hecho una cobra en tu vida –hablo algo cabreado por su actitud–
— ya ya lo sé, perdón por eso –se deja caer en la silla que hay a mi lado–
—¿me vas a contar que pasa? –suavizo el tono ya que se nota que está bastante angustiado–
—no sé martin, me he agobiado mucho este finde

—en principio solo pueden ser tres cosas –suspiro al ver que no sabe por dónde empezar– —¿quieres dejarlo? –pregunto con miedo a una respuesta afirmativa por su parte–
—no, no no, ni de coña, no es eso –niega rotundamente–
—vale –digo aliviado– —¿es que quieres ir más despacio, nos hemos precipitado, es eso?
—tampoco, ya sabes que no
— entonces solo puede ser lo de estar tan pegados y cariñosos en público –aseguro–
al escucharme, él baja la cabeza sin decir absolutamente nada

es eso

— vale, me lo acabas de confirmar, ¿pero por qué si hace exactamente una semana te dije yo lo mismo a ti y me aseguraste que no querías esconderte de nadie? –digo sin entender nada– —¿ha pasado algo este finde, te han hecho algo? –pregunto ahora preocupado–
—no, bueno, no a mi –suspira mirándome de nuevo–
—juanjo por favor habla claro, es que no entiendo nada –pido intentando seguirle–

— pues que el viernes por la tarde vi en una noticia que le habían pegado una paliza a una pareja de chicos en el centro y me acojoné, por eso no quería verte el finde, y no te hablé porque sabía que si te contestaba iba a querer verte todo el rato y estar juntos y hacer mil cosas contigo, pero me acojoné porque ya nos han pasado mierdas y al ver eso me dió miedo salir contigo por la calle, me jode y me duele muchísimo, pero me acojoné –suelta rápidamente gesticulando muchísimo–

—joder juanjo –suspiro y agarro sus manos para que deje de moverlas y se calme– — ahora sí que lo entiendo, pero me duele que hayas estado tan mal todo el finde y no haberlo sabido, dijimos que si alguna vez nos rayábamos lo hablaríamos y que con comunicación y confianza lo solucionaríamos todo
—tienes razón, perdón, no he sabido gestionarlo

— tranquilo, pero después de eso quieres que... –me corta–
—no, ni de coña quiero dejar de actuar como la pareja que somos, ni aquí, ni en la calle, ni en ningún lado, y me siento como una mierda porque hemos perdido un finde entero, pero nunca más, te lo juro, si nos tiene que pasar algo, nos va a pasar y punto, pero no me quiero cohibir ni esconder de nada –habla seguro– —lo siento martin, ¿estás enfadado? –me mira preocupado–

—no bonito, pero a la próxima ya sabes, lo hablamos de primeras y nos ahorramos roces y perder tiempo para estar juntos –pego nuestras frentes apoyando mis brazos en sus hombros–
—si, te lo prometo –suspira a centímetros de mis labios– —bésame por favor, no sabes cuánto te he echado de menos desde el viernes

hago lo que me pide besándole con mucha ternura, yo también le he extrañado mucho
—te quiero idiota –sonrío cuando nos separamos ligeramente–
—yo a ti muchísimo más –sonríe también y deja varios picos seguidos en mis labios–

nos bebemos los cafés ya algo fríos por el rato que hemos estado hablando y cuando nos paramos entre nuestros edificios para volver cada uno a su aula le miro pícaro

—¿es muy importante la clase que te toca ahora?
—martin, me queda una semana aquí, te juro que me la pela que clase me toque ahora
—pues son las 10... –hago una mueca con los labio–
—¿hasta la hora de la vuelta del recreo?
–sonríe–
—una hora y media –sonrío como un idiota y agarramos nuestras manos corriendo hacia la salida del centro–

𝐚 𝐭𝐮 𝐯𝐞𝐫𝐚Where stories live. Discover now