𝐞𝐥 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐟𝐞𝐭𝐞𝐫𝐢́𝐚

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martin
salgo del portal de casa de camino al bus como cada mañana, me muero de sueño,

¿quién me mandaría a mi quedarme ayer hasta las tantas de la madrugada buscando academias de interpretación y haciendo actuaciones yo solo frente al espejo?

me maldigo para mis adentros y camino lo más rápido que mis pies y mi poca energía me permiten para no perder el autobús que pasa siempre a las 8:10am a un par de calles de mi edificio mientras veo en mi reloj de muñeca que son y 5.

llego a duras penas y unos instantes más tarde pasa mi trasporte hacia la universidad

debería sacarme el carné pienso como cada día al verme a mí mismo prácticamente aplastado por la multitud de personas que hay en el mismo espacio que yo

por suerte para mi y mi falta de aire en los sitios abarrotados de gente, tengo a penas cinco paradas hasta poder bajar del autobús y volver a respirar tranquilo

sigo andando un par de minutos más y me planto en la gran entrada de mi centro de estudios
ah, no lo he dicho, estoy haciendo empresariales, si os lo podéis imaginar...

entro a mi primera clase de la mañana y me siento en mi sitio dejándome caer al pupitre a la par que suelto un profundo suspiro llenándome de paciencia para soportar la turra de mi profesor de contabilidad

la clase pasa lenta y un par de horas después me dirijo hacia la cafetería para pillarme un café o me dormiré en las siguientes asignaturas

cuando pedro, el hombre que está detrás del mostrador, me da mi cortado, me muevo por el espacio en busca de una mesa libre para bebérmelo antes de la próxima hora, tenemos 10 minutos de descanso entre una y otra

al ver un hueco, bebo despacio del vaso mientras ojeo las historias de instagram que ha subido la gente desganado

en ese momento veo que alguien se sienta en la silla vacía que hay justo a mi lado
miro a la persona en cuestión y me encuentro con un chico

es moreno, ligeramente más alto que yo y juraría que más o menos de mi edad
viste mucho más arreglado que yo, polo azul claro, pantalones de vestir y gafas de sol oscuras que me impiden ver sus ojos

de todas formas tampoco me está mirando

saca su móvil y abre la cámara frontal para acomodar su pelo

no tengo ni la menor idea de porque sigo con mis ojos puestos en él pero siento que soy incapaz de quitarle la vista de encima,
el chaval termina por percatarse de que le miro y gira su cabeza directamente hacia mi

—¿tengo monos en la cara o que? –habla borde–
—no perdona –dirijo mi mirada hacia el frente de nuevo realmente avergonzado e incómodo–
—pues eso –rechista y yo ni siquiera me atrevo a contestar de nuevo–

bajo mis ojos a la pantalla de mi teléfono y intento con todas mis fuerzas no volver a fijarme en él

bebo lo que quedaba de mi café y segundos después me levanto de la mesa ya que si me paro mucho tiempo más llegaré tarde a mi próxima clase

ando unos pocos metros para tirar el vaso vacío a la basura y al hacerlo, me es inevitable volver a posar mi mirada en el chaval de antes, lo único es que ahora está de espaldas a mi y no puede darse cuenta de que le observo

me obligo a apartar los ojos de él y salgo de la cafetería moviendo mi cabeza ligeramente de lado a lado para intentar no darle más importancia a lo que acaba de pasar

𝐚 𝐭𝐮 𝐯𝐞𝐫𝐚Where stories live. Discover now