Capítulo 52

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Azumi estaba junto a Dabi en la cabina de teléfono público, ambos cubiertos hasta los ojos con sus ropas. El espacio era reducido, apenas suficiente para una persona, pero Azumi había decidido entrar con Dabi para asegurarse de que no dijera nada fuera de lugar. Sentía a Touya cada vez más sobre ella, casi montándose encima, aprovechando el reducido espacio.

La cabina era estrecha y mal ventilada, lo que hacía que la cercanía entre ellos fuera aún más incómoda. Azumi notaba el calor del cuerpo de Dabi y su respiración sobre su cabeza, lo que incrementaba su incomodidad. Cada vez que él se movía, sus cuerpos se rozaban, y ella sabía que él disfrutaba de esa proximidad. Sin embargo, su mente estaba en otro lugar, preocupada por la misión y por mantener el control de la situación.

Había decidido no enfrentar a Tomura por robarse sus balas, adoptando una actitud de "lo pasado, pisado". Sabía que reclamarle directamente podría ser fatal; un mero toque de él y podría ser pulverizada en un instante.

El tiempo parecía ralentizarse en la cabina, cada segundo marcado por el incómodo silencio. Azumi intentaba mantener la calma, su mente maquinando rápidamente en busca de soluciones y estrategias. La cercanía con Dabi era una distracción que no podía permitirse, pero también sabía que era necesaria para mantenerlo bajo control.

El ambiente era tenso, y Azumi se esforzaba por no mostrar su nerviosismo. A pesar de la situación, mantenía una fachada de calma y control, su expresión dura y decidida.

—Hawks, lo que pasó el otro día fue desafortunado —comenzó a decir Dabi, al parecer ya el alado le había contestado. Azumi, curiosa, volteó a verlo por primera vez y clavó sus ojos magenta en el villano, mirándolo con tanta atención que a él se le revolvió el estómago. Ella trataba de escuchar a través de la línea, poniéndose de puntitas y sosteniéndose de los hombros de Dabi para alcanzar la altura de este, pero se escuchaba muy poco. El sonido de interferencia lo hacía inútil— hablas demasiado, no podrás rastrear esta llamada. Es tu última oportunidad. Tendrás que demostrar tu lealtad, no solo a la Liga de Villanos, sino a la causa del antiestablecimiento. Que no sea el héroe número uno esta vez.

Dabi cortó la llamada ahí y miró a Azumi. Ella le hizo un gesto de aprobación con una expresión neutral, su rostro imperturbable. Sin decir una palabra, Azumi salió de la cabina, y Dabi la siguió de cerca. Hubiese tomado su mano si no fuera porque ella se cruzó de brazos, manteniendo una distancia fría como siempre con él.

Azumi caminaba de un lado a otro en el sótano, su mente maquinando maneras de convencer a Kairi

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Azumi caminaba de un lado a otro en el sótano, su mente maquinando maneras de convencer a Kairi. Sabía que no sería una tarea fácil, ya que Kairi estaba firmemente en contra de cualquier cosa que beneficiara a Kai Chisaki, después de todo, fue Chisaki quien le había quitado el brazo a Compress y matado a Magne. Decidida, Azumi decidió abordar el tema directamente.

—Kairi, necesito que le hagas unos brazos a Kai, así como hiciste con Compress —dijo, su tono firme pero suplicante.

Kairi, quien estaba sentado revisando algunas notas de los lugares a los que sus estúpidos jefes debían ir, levantó la vista con una expresión de incredulidad y desdén.

—¿Estás loca? ¿Por qué demonios haría algo para él? Es el bastardo que le quitó el brazo a Compress y mató a Magne. No pienso ayudarlo —respondió con vehemencia.

Azumi suspiró, sintiendo la frustración burbujear en su interior. Sabía que Kairi tenía razón desde su perspectiva, pero ella tenía sus propios planes y objetivos que cumplir.

—Entiendo cómo te sientes, Kairi, de verdad lo entiendo. Pero esto es necesario. Necesito esas balas y Kai es el único que puede hacerlas. Si le das unos brazos, podré avanzar en mi plan —intentó razonar, pero la mirada de Kairi no cambió.

—No voy a hacerlo, Azumi. No pienso ayudar a ese monstruo —replicó con frialdad— tampoco sé que quieres hacer y tampoco me cuentas.

—Porqué aún no lo planeo bien —se quejó haciendo un puchero.

Desesperada, decidió que era momento de recurrir a la manipulación. Cambió su postura y su expresión, suavizando su mirada y acercándose lentamente a Kairi. Se sentó a sus pies, apoyando su rostro en las manos, optó por usar un tono más suave y persuasivo. Se veía justo como hace años, cuando era solo una pequeña niña intentando obtener un poco de azúcar porque solo comía la mierda de dieta hecha por sus padres.

—Kairi, por favor, escúchame. No se trata solo de ayudar a Kai. Se trata de mí, de mí misión. Todo esto me acerca más a mí objetivo final . Todavía no puedo decirte, pero no puedes dejar que tu odio nuble tu juicio, de verdad necesito tu ayuda —susurró, sus ojos magenta reflejando una mezcla de súplica y determinación.

Kairi la miró, visiblemente afectado por sus palabras. La duda comenzó a asomarse en sus ojos.

—Es... es complicado, Azumi. No quiero hacerlo, pero... si tú lo dices... —dijo, su voz vacilante.

—Por favor, Kairi. Confía en mí. Te necesito en esto —dijo, su voz un susurro cálido y convincente.

Finalmente, Kairi suspiró, derrotado por sus palabras.

—Está bien, Azumi. Lo haré. Pero solo porque tú me lo pides. No por él —concedió, su voz resignada.

Azumi sonrió, satisfecha con su éxito. Sabía que había cruzado una línea, pero a veces, las cosas debían hacerse por el bien mayor. Se alejó de Kairi, quien ahora comenzaba a preparar los materiales necesarios.

—Gracias, papá. Sabía que podía contar contigo —dijo, su tono ahora más animado.

Mientras Kairi trabajaba, Azumi se permitió un momento de respiro. Había logrado lo que se proponía, pero no sin costo. La manipulación nunca era fácil (para ella sí), pero en su mundo, a veces era necesaria para lograr sus objetivos. Ahora, solo quedaba esperar y ver cómo se desarrollaban las cosas.

𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗢𝗝𝗔 ||Boku No Hero||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora