Capítulo 19

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Mientras la noticia del próximo campamento de entrenamiento se esparcía por la clase A, los estudiantes no pudieron evitar emocionarse. La idea de pasar tiempo juntos, entrenando y fortaleciendo sus habilidades, era emocionante para la mayoría. Sin embargo, en medio de toda esta emoción, Azumi no podía evitar sentir una leve pereza.

Mientras el resto de la clase hablaba animadamente sobre lo que esperaban del campamento, Azumi se recostó en su silla, mirando al techo con un suspiro.

—¿Qué pasa, Azumi? —preguntó Uraraka, notando su falta de entusiasmo.

—No es que no me emocione la idea del campamento... es solo que los héroes no descansan, ¿verdad? Siento que deberíamos estar siempre en alerta y listos para actuar, no relajándonos en un campamento.

—¡Pero vamos a entrenar! ¡Vamos a hacernos más fuertes y a pasarla bien al mismo tiempo!

—Sí, pero aun así... Supongo que solo me cuesta desconectar. Siempre hay algo que mejorar, algo que aprender. No quiero bajar la guardia.

—Deja de quejarte, Diamante. El campamento es para ponernos a prueba. Si no puedes manejar un poco de descanso y entrenamiento, ¿cómo esperas ser una heroína decente?

—Oh, cállate, Katsukatsu. Solo estoy diciendo que me parece un poco... innecesario. Pero bueno, si vamos a entrenar duro, supongo que vale la pena.

—¡Claro que vale la pena! Además, será divertido. Necesitamos estas experiencias para conocernos mejor y trabajar en equipo.

—Supongo que tienen razón. Será interesante ver qué tipo de entrenamiento nos tienen preparado.

—Entiendo cómo te sientes, Azumi. A veces, la presión de ser un héroe puede ser abrumadora. Pero también es importante recordar que el descanso y el entrenamiento estructurado nos hacen mejores. No es solo diversión, es parte del proceso.

—Sí, tienes razón. Me estoy dejando llevar por la pereza. Vamos a hacer esto.

Azumi había pasado toda la noche anterior intentando mentalizarse para el campamento, pero su lucha interna y su desvelo la llevaron a quedarse dormida profundamente en el autobús mientras se dirigían al lugar del campamento

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Azumi había pasado toda la noche anterior intentando mentalizarse para el campamento, pero su lucha interna y su desvelo la llevaron a quedarse dormida profundamente en el autobús mientras se dirigían al lugar del campamento. Cuando finalmente se despertó, el autobús estaba vacío y estacionado en el lugar de destino. Azumi salió del vehículo, todavía adormilada y desorientada.

Se encontró con Aizawa, quien estaba de pie junto al autobús, observando a lo lejos.

—¿Dónde están todos? —preguntó, frotándose los ojos.

Aizawa la miró con sorpresa: —Tus compañeros ya han comenzado la primera prueba. Están en el bosque, enfrentándose a los desafíos que las Pussycats han preparado.

—¿La primera prueba? ¿Y yo me la perdí?

¡Santo Dios! ¡que afortunada!

—Parece que te quedaste dormida —respondió Aizawa con calma— las Pussycats decidieron que, dado que llegaste tarde, te saltarías esta prueba.

—Genial... quiero decir, que falla.

—Azumi, ¿cómo llegaste tan rápido? —preguntó Midoriya, sorprendido al verla tan fresca

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—Azumi, ¿cómo llegaste tan rápido? —preguntó Midoriya, sorprendido al verla tan fresca.

—Me teletransporté —una pequeña mentirita blanca a nadie le hace daño.

—¡Vaya, eso sí que es práctico! Nosotros hemos estado luchando contra esos monstruos durante horas.

Después de un día agotador en el campamento, las chicas de la Clase A decidieron relajarse en las aguas termales

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Después de un día agotador en el campamento, las chicas de la Clase A decidieron relajarse en las aguas termales. El vapor cálido y la suave luz del atardecer creaban un ambiente perfecto para descansar y recuperar energías.

—¡Esto es lo mejor que podría haber pasado después de un día tan agotador! —dijo Mina, sumergiéndose hasta los hombros en el agua caliente.

—Totalmente de acuerdo. No hay nada como unas termales para recuperarse.

—Sí, es un buen momento para relajarnos y compartir un rato agradable.

—Es cierto. Esto es mucho mejor que cualquier spa al que haya ido antes.

Sin embargo, al lado, Mineta estaba tramando algo. Se había escabullido con la intención de espiar a las chicas, impulsado por su insaciable curiosidad y sus tendencias pervertidas. Con cuidado, se acercó al muro que separaba las termas de hombres y mujeres, comenzó a escalarlo.

Justo cuando estaba a punto de llegar, Kota, el niño de las Pussycats, apareció, lo empujó y el trasero de Mineta dio en la cara del delegado.

Mientras tanto, las chicas notaron el alboroto y se volvieron hacia el ruido.

—Supongo que alguien intentó espiarnos.

—¡Qué tonto! Nunca aprende.

—Bueno, al menos alguien lo detuvo. Gracias, Kota.

Kota, sonrojado, y con un hilito de sangre, se desmayó pero Deku pudo sostenerlo a tiempo.

𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗢𝗝𝗔 ||Boku No Hero||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora