Capítulo 58

18 3 0
                                    

Touya Todoroki.

Recuerdo claramente el día que conocí a Azumi. Era temprano en la mañana y el sol apenas empezaba a asomarse por el horizonte, iluminando las calles desiertas con una luz suave y cálida.

Yo iba cubierto hasta los ojos, como siempre, para evitar que me reconocieran. Caminaba sin rumbo fijo, perdido en mis pensamientos, cuando la vi a lo lejos.

Era una muchacha de no más de once o doce años, corriendo a toda velocidad. Me llamó la atención inmediatamente, no solo por su velocidad, sino porque venía mirando el piso, aparentemente preocupada por sus cordones desamarrados.

Antes de que pudiera reaccionar, se chocó contra mí con fuerza y ambos caímos al suelo.

Nos quedamos mirándonos un momento. Sus ojos, llenos de determinación y rabia, me atravesaron. Era una mezcla de sorpresa y desafío lo que veía en su mirada.

Ella se levantó rápidamente, disculpándose con desdén pero también echándome la culpa por no haberla visto venir.

—¡Fíjate por dónde vas! —me espetó mientras se amarraba los cordones con un doble nudo. Luego, sin esperar una respuesta, salió corriendo de nuevo, tan rápido como había llegado.

Algo en ella me intrigó profundamente. Esa chispa en sus ojos, esa actitud desafiante a pesar de su corta edad. No pude evitar seguirla con la mirada hasta que desapareció de mi vista.

Desde ese día, comencé a seguirla siempre que podía. No era fácil, pero me las arreglaba para estar cerca sin que ella se diera cuenta.

La observaba en silencio, tratando de entender qué era lo que me había atrapado de esa manera. Veía cómo se movía con agilidad, cómo enfrentaba el mundo con una valentía inusual para alguien de su edad.

Nunca se dio cuenta de mi presencia, y así prefería mantenerlo. Era suficiente para mí observarla desde las sombras.

Azumi se convirtió en una figura fascinante para mí, un misterio que deseaba desentrañar. Y aunque nuestros caminos se cruzaron por casualidad, sabía que había algo especial en ella, algo que valía la pena seguir descubriendo.

 Y aunque nuestros caminos se cruzaron por casualidad, sabía que había algo especial en ella, algo que valía la pena seguir descubriendo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Keigo Takami.

Azumi y yo estábamos juntos en mi oficina, revisando algunos informes importantes, eran muchos y decidí llamarla a ella porque... quería verla.

Trataba de mantener mi actitud despreocupada y relajada, pero en realidad, me sentía especialmente pensativo ese día. Azumi lo notó, pero no dijo nada, concentrándose en su trabajo.

—Preciosa, ¿puedo pedirte algo? —pregunté de repente, rompiendo el silencio.

—Claro, ¿qué pasa? —respondió, levantando la vista de los papeles.

—Quiero que toques mis plumas —dije, tratando de mantener mi tono serio.

Azumi me miró, claramente confundida, su cabeza se inclinó a un lado. Nunca antes le había hecho una solicitud así, de hecho no me gusta que me toquen las plumas, son sensibles.

Sin embargo, aceptó, extendiendo la mano y rozando suavemente una de mis plumas. La reacción fue inmediata: me sonrojé profundamente y cerré los ojos por un momento, disfrutando del contacto mucho más de lo que esperaba.

—Keigo, ¿estás bien? —preguntó, notando mi expresión.

—Sí, es solo que... cuando alguien toca mis plumas, me siento...

—¿Excitado?

—¿Cómo lo sabes?

—Intuición.

Definitivamente es la mujer más perfecta, cielos, pero retiró su mano, seguramente sintiéndose incómoda.

—Eso es muy raro.

—Lo siento, no quise hacerte sentir incómoda —respondí, aunque no parezco arrepentido en lo más mínimo.

Azumi decidió que era mejor marcharse. Se despidió rápidamente y se dirigió hacia la puerta. Justo cuando estaba a punto de abrirla, unas plumas se interpusieron en su camino, bloqueando su salida. Me acerqué lentamente, sin dejar de mirarla. No quiero dejarla ir, no ahora, no tiene afán para llegar a los dormitorios (de hecho sí) y tampoco quiero perder esta oportunidad.

—Keigo, ¿qué estás haciendo?

—No quiero que te vayas todavía —dije, mi voz más baja y seductora. La acorralé contra la puerta, extendiendo mis alas a cada lado, creando una barrera.

El ambiente se volvió tenso y cargado de electricidad. Me incliné hacia ella, mis ojos fijos en los suyos. Sentía su respiración acelerada.

—No puedo evitarlo, pajarita —murmuré, acercándome más— me vuelves loco.

—Debes controlarte.

—Cuando se trata de las cosas que quiero no me puedo controlar.

Azumi no pudo responder. Sentía su cuerpo temblar y, antes de darse cuenta, la besé, uniendo nuestros labios en un momento de intensa pasión. Ella se dejó llevar por el beso, sus manos encontrando su camino hacia mis plumas nuevamente, causando que gimiera suavemente contra sus labios.

La guié al sofá y fui acostando sin dejar de besarla, me separé de ella un poco mirándola a los ojos y le pregunté si quería que siguiera a lo que ella sólo asintió, yo le di un pequeño beso en sus labios para quitar después su blusa, ella siempre viste ropa corta o ceñida al  cuerpo, se ve jodidamente bien.

Ella desabrochó mis pantalones para meter su mano sobre mis pantalones y acariciar mi miembro sobre la tela de mi boxer, solté un suspiro sintiendo como pasaba su mano de arriba para abajo acariciando mi miembro y dejándolo más duro que una roca

Esto me impresiona porque hace unos minutos se veía como el ser más puro e inocente de la historia.

Quité su brasier tocando sus pechos y apretarlos, ella gimió mi nombre mientras quitaba su falda con su otra mano, mientras que la otra seguía acariciando mi miembro el cual quería salir inmediatamente.

Bajé por completo mis pantalones y mi bóxer mientras que ella quitaba sus bragas, la abrí de piernas colocándome en medio de estás rozando mi miembro con su intimidad, ella gimió al momento de entrar en ella, sus uñas se enterraron en mi espalda baja y gimió arqueando su espalda.

Comencé a moverme lento para no lastimarla, mas ella comenzó a decirme que me moviera más rápido a lo que no pude evitar hacerlo, sus gemidos y los míos se mezclaban haciendo que fuera el único sonido que se escuchara en la a parte del sonido de nuestros cuerpos chocando.

Llevé uno de sus pechos a mi boca el cual me encargué de lamerlo hasta que su pezón quedó duro, mis alas acariciando su cuerpo, mordí mi labio mientras cerraba mis ojos y hacía una mueca llegando a mi orgasmo, ella se corrió después apretando mi miembro con sus paredes vaginales haciéndome gemir.

No mentí cuando dije que caí en su trampa, he sido totalmente sincero desde aquella vez. Sólo espero que estemos juntos cuando acabemos con todos los villanos.

𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗢𝗝𝗔 ||Boku No Hero||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora