𝗣𝗔𝗥𝗔𝗗𝗢𝗝𝗔 ||Boku No Hero||

Capítulo 70

Los nervios de Azumi eran palpables. Las manos le temblaban y no dejaba de dar vueltas por la habitación. Llevaba puesto su traje de héroe, y Overhaul no podía dejar de mirarla de arriba a abajo con una mezcla de ganas y lujuria. Pero no era el momento adecuado ni su chica estaba en las condiciones para ello, así que hizo lo posible por dejar esos pensamientos de lado.

—Deberías estar con tus compañeros de clase y los héroes —dijo él, tratando de mantener su voz calmada.

Azumi movió la cabeza en asentimiento.

—Estoy con ellos. Solo necesito un momento —respondió, abriendo y cerrando las manos, un gesto que Kai ya conocía bien. Lo hacía cuando estaba inquieta, desesperada y en general angustiada.

Chisaki se levantó de su asiento y se acercó a ella, poniendo sus manos firmes pero suaves sobre los hombros de Azumi, deteniendo sus movimientos.

—Tranquila, Azumi. Respira hondo.

Ella inhaló profundamente, tratando de calmarse.

—Lo sé, lo sé. Es solo que... todo esto es mucho. La traición de Aoyama, el plan de engañar a All For One... y además, tengo que mantener mi papel aquí, con los héroes.

—Lo sé —respondió Chisaki, acariciándole el cabello— pero tienes que mantener la calma. Si te dejas llevar por los nervios, cometerás errores. Y ahora no podemos permitirnos errores.

Azumi asintió, sus ojos brillando con una mezcla de miedo y determinación.

—Tienes razón. No puedo permitirme errores ahora. Pero es tan difícil...

Chisaki la miró con seriedad, sus ojos oscuros llenos de preocupación y algo más profundo.

—Confío en ti, cariño. Sé que puedes hacerlo. Eres más fuerte de lo que crees.

Ella sonrió ligeramente, sintiendo un poco de consuelo en sus palabras.

—Gracias, Kai. Necesitaba escuchar eso.

—Siempre estaré aquí para apoyarte —dijo Chisaki, acercándola más a él en un abrazo reconfortante.

Azumi se permitió unos segundos de paz en sus brazos antes de separarse suavemente.

—Bien. Estoy lista.

¿De verdad Aoyama pudo engañar a All For One? Realmente no, no porque él lo supiera, sino porque Azumi se lo había dicho.

En medio del campo de batalla, una masa negra producto de un pequeño Nomu apareció en los aires, elevándose a la misma altura en que flotaba All For One. De esa masa emergieron todos los villanos, pero ¿realmente eran ellos?

Del lado contrario, se abrió el portal de Kurogiri, copiado con el kosei de Monoma, y de los muchos portales salieron todos los héroes. Sin embargo, los villanos eran más numerosos.

En un intento por contener la situación, se activó el "Sistema Troya". Este sistema envolvió a los villanos en jaulas cerradas por completo, trasladándolos hacia los portales para separarlos.

Los héroes y villanos se encontraron rodeados por un caos controlado. Las jaulas eran robustas, hechas para soportar la fuerza bruta de los más poderosos. Los héroes aprovecharon la ventaja de la sorpresa, movilizándose con precisión y rapidez y finalmente cierta cantidad de héroes se metió cada uno en un portal distinto.

Azumi estaba en medio de los ocho puntos de separación, sentada en una pose de meditación, pero no estaba nada tranquila en absoluto. Sus uñas se enterraban en sus piernas, haciéndose rasguños y logrando sacar sangre de aquellas heridas pequeñas. No podía desconcentrarse ni un poco porque eso arruinaría todo.

Kai estaba a su lado, auxiliándola como podía. Le ventilaba la cara pálida, esperando cualquier indicación. Tenía una tetera y una taza de té listas, en espera de que ella le dijera algo, pero desde que llegaron allí no había obtenido más que una respiración pesada de ella.

El ambiente era tenso, cargado de expectativa y nerviosismo. Cada sonido, cada movimiento, parecía amplificado en la mente de Azumi. Ella sabía que no podía permitirse fallar, que cada segundo contaba para el éxito de su plan. Kai observaba cada uno de sus movimientos, consciente de la presión bajo la cual estaba trabajando.

—Preciosa —susurró Kai, su voz suave y preocupada— debes mantenerte concentrada. Lo estás haciendo bien.

—Silencio —demandó sin mirarlo, pues mantenía los ojos cerrados todo el tiempo.

Sentía la tensión en cada músculo de su cuerpo, la presión de la situación pesando sobre ella. Las heridas en sus piernas ardían ligeramente, pero no podía permitirse distraerse por el dolor.

Kai continuó ventilándola, su mirada fija en ella. Sabía que no podía hacer mucho más que estar allí para apoyarla. La tetera y la taza de té esperaban, pero Azumi no mostraba señales de necesitar un descanso.

El tiempo parecía pasar lentamente, cada minuto sintiéndose como una eternidad. Azumi mantenía su postura, su respiración pesada pero constante. Sabía que debía seguir adelante, que no podía permitirse dudar ni un instante.

Finalmente, Azumi abrió los ojos, su mirada determinada.

—Kai —dijo con voz temblorosa pero firme— necesito más té.

Kai se apresuró a verter el té caliente en la taza, ofreciéndosela con cuidado. Azumi tomó un sorbo, cerrando los ojos mientras el líquido caliente pasaba por su garganta, brindándole un momento de alivio en medio de la tensión.

—Gracias —murmuró, devolviendo la taza a Kai. Sus manos seguían temblando ligeramente, pero su determinación no había disminuido.

—Estoy aquí para ayudarte —respondió, su voz llena de apoyo.

Azumi volvió a cerrar los ojos, retomando su postura de meditación.

Esto apenas era el inicio.