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T/n se encontraba en un prado vasto y sereno, iluminado por una suave y cálida luz. A su alrededor, el viento susurraba suavemente entre los árboles. De repente, una voz que ya conocía resonó en su mente. Era Eywa, la Madre de Todo.
—T/n —la voz de Eywa era como un susurro en el viento, llena de sabiduría y amor—. Confía en tu intuición.
La escena cambió. Ahora, T/n estaba en lo profundo de la selva de Pandora. Los árboles gigantes se alzaban hacia el cielo, y las plantas bioluminiscentes creaban un espectáculo de luces a su alrededor.
Frente a ella, una planta de aspecto simple comenzó a iluminarse. Tenía hojas largas y estrechas, con flores pequeñas y delicadas de un azul profundo.
T/n se acercó a la planta y con sus manos temblando ligeramente, tocó una de las flores y una fuerte luz blanca ilumino todo el lugar.
El sol aún no se había asomado por el horizonte, y el cielo seguía teñido de un profundo azul noche. El leve susurro de la fauna nocturna era el único sonido que rompía el silencio.
T/n se despertó al sentir un movimiento a su lado. Neteyam se estaba alistando, sus gestos eran silenciosos y cuidadosos, pero su proximidad siempre había sido suficiente para despertarla. La penumbra de la madrugada apenas permitía distinguir sus formas, pero ella lo conocía lo suficientemente bien que no necesitaba ver claramente para saber qué estaba haciendo.
Ella lo observó, su expresión era neutral, sin perder de vista al Omaticaya. Neteyam notó su mirada y se acercó, una sonrisa suave y triste en su rostro. Se arrodilló junto a ella, tomando sus manos entre las suyas.
—Lo siento, Ma’ T/n. No quería despertarte. Tengo que irme temprano. La distancia es algo larga y las negociaciones pueden llevar tiempo.
T/n asintió lentamente, no sabía qué sería de ella estando en ese lugar. Tal vez cuando Neteyam regresara, ella ya no se encontraría ahí.
—Ten cuidado Sevin —dijo él, su voz suave y llena de cariño—. Te extrañaré mucho.
Neteyam la abrazó con fuerza, sus cuerpos se acoplaron en un intento de memorizar la sensación tan cálida que ella le transmitía.
—Volveré tan pronto como pueda, te lo prometo. Y mientras no estoy, confía en Tuk y mis padres. Estarás más segura.
