𝗔𝗖𝗧𝗨𝗔𝗟𝗜𝗭𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗘𝗦: TODOS LOS SÁBADOS
𝗖𝗢𝗡𝗧𝗘𝗡𝗜𝗗𝗢 +𝟭𝟴
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"𝑬𝒚𝒘𝒂 𝒏𝒐 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒕𝒆 𝒆𝒓𝒓𝒐𝒓𝒆𝒔: 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒄𝒓𝒖𝒄𝒆 𝒅𝒆 𝒄𝒂𝒎𝒊𝒏𝒐𝒔 𝒈𝒖𝒂𝒓𝒅𝒂 𝒆�...
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Apenas estaba saliendo el sol cuando Neteyam dejó el mauri con pasos silenciosos, cuidando de no despertar a T/n, quien aún dormía plácidamente. La noche anterior había estado llena de muchas emociones intensas, por lo que termino agotando a ambos, pero no había olvidado la promesa que había hecho tras perder la apuesta con Lo'ak: limpiar las redes de pesca. Neteyam se estiró y caminó hacia la playa, disfrutando del aire fresco y el suave sonido de las olas que se había acostumbrado a escuchar cada mañana desde que llegaron al arrecife.
Al llegar a la zona donde las redes estaban apiladas, su mirada se cruzó con otra figura que ya estaba ahí. Aonung, arrodillado sobre la arena, tiraba con fuerza de una de las redes mientras murmuraba algo entre dientes. El joven metkayina, permaneció en silencio, mientras sus manos todavía seguían trabajando con los nudos. Desde que Neteyam y T/n habían dado la noticia de que esperaban un bebé, Aonung había estado notablemente callado, su actitud reservada contrastaba con su habitual jovialidad.
Se saludaron con un gesto de cabeza, sin palabras innecesarias. Neteyam tomó una de las redes y comenzó a desenredarla, el silencio se instauro entre ellos siendo interrumpido únicamente por el sonido del viento y el suave romper de las olas.
Pasaron algunos minutos antes de que Aonung, lograra pronunciar unas palabras.
—Felicidades —dijo de repente.
Neteyam levantó la vista, con sus ojos encontrando los de Aonung. Había algo diferente en su expresión.
—Gracias —respondió Neteyam con simpleza.
Aonung dejó escapar un leve suspiro, dejando a un lado la red que había estado limpiando para cruzar los brazos y mirar hacia el horizonte.
—No lo esperaba, si soy honesto. Pero... está claro que Eywa tiene planes para ustedes.
Neteyam asintió lentamente, dejando a un lado su propia red y mirando a su compañero con tranquilidad.
—T/n es todo para mí. Este bebé... es una bendición, Aonung. Lo que venga, no importa lo que sea, los protegeré con mi vida.
Aonung asintió con una media sonrisa.
—Lo sé. Aunque admito que todavía me cuesta procesarlo. Una humana... esperando un hijo de un Na'vi. Es...
—Es un milagro —interrumpió Neteyam, dejando clara su convicción—. Y no me importa si es difícil de entender para algunos. Eywa nos bendijo, y no hay nada más que decir al respecto.
Aonung dejó escapar un suspiro mientras terminaba de desenredar una de las redes. Sus ojos estaban fijos en el horizonte, pero su mente claramente estaba en otra parte.
