𝟑𝟐 || 𝐁𝐀𝐁𝐘

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𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 32

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𝐁𝐀𝐁𝐘
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Para nadie era un secreto cuánto adoraba Neteyam a la pequeña humana

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Para nadie era un secreto cuánto adoraba Neteyam a la pequeña humana. La veneraba como si se tratara de una deidad, un espíritu divino encarnado en su frágil cuerpo. Por esa razón, cuando la noticia de su envenenamiento llegó a oídos de los Omaticayas, el temor se extendió como el fuego en la hierba seca. No solo temían por lo que aquello significaría para el bosque, que parecía ya entrelazado con su existencia, sino también por lo que Neteyam podría llegar a hacer.

El joven guerrero estaba furioso, y su ira era un rugido contenido que nadie osaba enfrentar. Los cazadores desviaban la mirada e incluso los ancianos guardaban silencio. Neteyam, quien siempre había sido el equilibrio del clan, ahora estaba quebrado. Su dolor era palpable, como un latido desbordado en el corazón de la aldea. Haría lo que fuera necesario para salvarla, incluso si eso significaba romper cada vínculo sagrado que lo unía al bosque. Si el equilibrio debía ser destruido para preservarla, Neteyam lo haría sin dudar.

Pero algo logró traerlo de regreso, algo que lo apartó del abismo al que parecía estaba a punto de caer. No fue solo la presencia de su abuela, quien con palabras sabias y llenas de serenidad consiguió apaciguar el tumulto de su corazón, sino, que la verdadera razón fue T/n, que incluso en ese estado fue capaz de calmarlo.

Ambos habían sido tocados por la gracia de Eywa de una forma inesperada, casi milagrosa. La vida que crecía en su interior, fruto de su vínculo, era más que un simple sueño: era una bendición. Un hijo. Algo que parecía imposible, una conexión que desafiaba las mismas leyes de su mundo. Él, un Na'vi, y ella, una humana, unidos de una forma que iba más allá de la carne y el espíritu.

Cuando Neteyam recibió la noticia, su furia se disipó como una tormenta que pierde fuerza al amanecer. La ira que ardía en su pecho, amenazando con consumirlo todo, fue reemplazada por una emoción más poderosa: esperanza. La idea de esa pequeña vida que compartía tanto de él como de ella logró calmar su alma herida, dándole una razón para detenerse, para pensar y para pelear.

Lo único que Neteyam podía imaginar era un futuro donde ambos estuvieran juntos, donde pudieran ver a su hijo crecer. En su mente, las imágenes se dibujaban con claridad casi tangible. Veía un pequeño de piel azulada y ojos curiosos, que lo seguía a todas partes, haciendo preguntas sobre el bosque y sus secretos. Lo imaginaba enseñándole a cazar con paciencia, mostrándole cómo conectarse con Eywa y comprender la red de la vida que unía a su pueblo. Si fuera un niño, lo guiaría con amor y disciplina, preparándolo para ser un Na´vi fuerte y noble.

Por otro lado, si fuera una niña, su corazón se llenaba con la idea de su risa dulce resonando entre los árboles. Podía verla correteando entre las raíces, con el cabello ondeando al viento y una mirada tierna, amando el mundo que la rodeaba. Sería su sol, su alegría diaria. La colmaría de atenciones, trenzaría flores en su cabello y la envolvería en canciones antes de dormir. La idea de una pequeña que llevara la esencia de ambos lo hacía sonreír, incluso en medio de la tormenta que enfrentaba.

𝐃𝐄𝐒𝐓𝐈𝐍𝐎𝐒 𝐂𝐑𝐔𝐙𝐀𝐃𝐎𝐒 +𝟏𝟖 || NETEYAM || AVATAR THE WAY OF WATERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora