Capítulo 33

15 0 0
                                    

FIN DE UN APELLIDO Y COMIENZO DE OTRO

¿Qué es para ti el apellido Remet?

—pecado, lágrimas, dolor, tristeza, vergüenza, asco y sobre todo odió.

¿En cambio, el apellido Airam?

unión, poder, respeto, autoridad y sobre todo imperio.

Emrre Remet no me dio la puta oportunidad de disfrutar a mi madre, él lo que hizo fue apartarme de ella y ponerme a una prostituta de cuidadora.

¡Odio este maldito apellido!, solo deseo que los abogados de mi legitima madre puedan terminar esos papeleos ya!

Querida hija, ya relájate que mis abogados te quitaran ese apellido por el mío, ahora si eres la heredera de Seynet Airam (La Sultana), al fin estoy feliz de poder estar contigo y con la incertidumbre que ese ser vendrá a joderlo todo de nuevo. —respire profundo, al recordar que está ardiendo en el infierno—.

Danika: ¿vamos de compra madre? necesitamos renovar nuestros guardarropas, además necesito nuevas joyas para el desfile que iré a Paris. ¿Sabes que madre?

Sultana: ¿qué hija? —me la quedo viendo detenidamente—, con que me saldrá ahora, pero quisiera acompañarte hija, pero lastimosamente debo ir a una reunión de campaña.

Suspiro profundo, está bien madre iré sola entonces al centro comercial.

Sultana: deberías buscarme unas carteras con unos tacones a juego, luego te mandare las imágenes como son, —le entrego mi tarjeta visa negra—, sé que lo que hice me dejara con unos ceros en rojo.

Está bien madre. Me despido de mi madre con un fuerte abrazo, y salgo de su casa. Me dirijo a mi bello auto de color rojo, es mi primer regalo que yo misma me di cuando pude sacar dinero de la cuenta de mi difunto padre, algo bueno me dejo ese tipo.

Horas más tardé

—llego al centro comercial directo a la zona de parqueo para poder ir directo por un delicioso frapuccino de tea matcha de lavanda—, sonrió al sentir el sabor de la lavanda en mi boca, es algo tan relajante, pero a la vez te da mucha energía. Entro a victoria secret, a ver qué tiene de nuevo en lencería, cremas y splash. Una vendedora me atiende, pero me mira con cara de pocos amigos al ver que llevo un vestido negro bien corto con mis tacos rojos.

Vendedora: muy buenas tardes, señorita en que le puedo colaborar, —lo digo con voz de fastidio—. (me sentía tan cansada de atender a toda esta élite de Río de Janeiro, que lo único que saben hacer es gastar y gastar el dinero que les sobra). Y uno que no tiene nada, solo vivimos con el día a día. —salgo de mis pensamientos—.

Buenas tardes joven, ando buscando lencería muy sexy de colores: —rojo, negro, blanco, dorado, verde, naranja y azul.

Vendedora: con gusto le buscare lo que me acaba de decir, si desea puede subir al segundo piso donde encontrará la lencería más provocadora con las esencias que se ponen en el cuerpo. Con gusto subiré a verlas, —le sonrió—, veo de reojo afuera del local un revuelo de mujeres, joder, ¡joder! Que putas hace Alexander acá parece celebridad. —ruedo mis ojos—. ¿Salgo del local, —lo miro detenidamente a los ojos—, enserio Alexander me estás siguiendo o qué?

Alexander: —me le acerco y la jalo hacia un pasillo un poco oscuro—, yo no te estoy siguiendo Danika, que te crees celebridad para que yo te siga cómo un fan pendejo, de esos que siguen a sus ídolos, pues no cariño así no soy yo. entramos al local, la vendedora nos ve con cara de asombro—, la jalo fuerte para subir al segundo piso donde es más privado solo suben los clientes exclusivos.

LA BESTIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora