Capítulo 33 - Ocean Eyes

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(Para mayor contexto de este capítulo, les recomiendo leer los capítulos 47 al 49 de Dear Carlos)

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24 de Julio del 2022. Marsella, Francia.

Emma

–¿Quieres que pidamos el desayuno o nos damos un baño primero?

Levante la mirada de mi guía de estudio y sonreí de lado.

–Creo que me vendría bien un baño y después la comida, aún es temprano, podemos tomarnos la mañana con calma.

–Mmm, eso suena ideal – se acercó a mí y depositó un corto beso en mis labios – mi esposa es muy lista.

–Tu esposa lleva todo el fin de semana estudiando, quiere... no, necesita un respiro – sonreí, deje el aparato sobre la cama y me levanté – preparé la bañera, tú pide la comida.

–De acuerdo – Max se acercó al teléfono de la habitación y lo descolgó – ¿crees que si les comento que es para mí, nos regalen el postre?

Reí levemente.

–No lo sé, puede ser, a ti siempre te pasan cosas geniales, así que no me sorprendería.

Max rio a lo bajó y tomó el menú de la mesa de noche, listo para pedir nuestros alimentos; sin embargo, se detuvo al escuchar que tocaban la puerta de nuestra habitación.

–¿Esperabas a alguien? – pregunto.

Fruncí levemente el ceño.

–No que yo recuerde – salí del baño y caminé hasta la puerta – quizás vienen a traerte algo antes de que nos vayamos al circuito.

¿Quién podría ser?

Abrí la puerta y observé la figura de Lily recargada sobre la pared de enfrente mientras se tapaba los ojos con las manos.

Estaba llorando.

–¿Lily?

La española levantó la cabeza y me observó con los ojos llenos de lágrimas.

–Emma... – dijo en un susurro y se acercó rápidamente a mí para abrazarme.

La sostuve entre mis brazos, sorprendida y confundida por su estado.

¿Qué mierda había pasado?

–Lily, cariño, ¿que pasa?, ¿por qué lloras? – pregunte mientras la reconfortaba, la chica se aferraba a mi cuerpo como si su vida dependiera de ello.

–Carlos me mintió... – sollozo en mi cuello – me mintió de nuevo, me vio la cara de estúpida...

Abrí levemente los ojos, sorprendida por su confesión y la abracé con mayor fuerza.

Maldito hijo de puta...

Max se acercó a nosotras con cuidado, igual de sorprendido que yo y fue hasta la puerta, asegurándose de que nadie estuviera cerca.

Si alguien se llegara a enterar de esto, todo podría salirse de control.

Los chismes de la Fórmula 1 circulaban como pan caliente, todo el mundo quería saber datos jugosos sobre los 20 pilotos y si esto salía a la luz, la reputación de Carlos estaría por los suelos.

Aunque para ser sincera, en estos momentos eso me daría satisfacción.

–Tranquila... aquí estoy, no estás sola – susurré – ven, vamos adentro.

Dear Max ~ Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora