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20 de abril de 2024. Milton, Keynes, Inglaterra.
Emma
Las puertas del elevador se abrieron y yo salí corriendo por las mismas en dirección al departamento.
—¡¿Emilia?! — pregunté al entrar al departamento.
—Emma — dijo Susi, la cual estaba hablando con los policías —. Qué bueno que ya llegaste.
—¿Usted es la madre? — preguntó uno de los oficinales.
—Sí, es ella — contestó Susi.
Dejé mis cosas sobre el sillón y corrí hasta el corral de la sala, comprobando que Evan estaba recostado sobre él mismo, despierto, pero tranquilo.
Tomé un poco de aire y me giré para confrontar a nuestra niñera.
—¡¿Dónde está mi hija?!
—Emma, yo...
—¡¿Dónde está Emilia, Susana?! — grité.
—Señora, necesita tranquilizarse — habló el oficial, imponiendo su autoridad.
—¡¿Cómo quiere que esté tranquila si mi hija no está?! — solloce y miré a Susi — ¡¿Qué mierda pasó?!, ¡¿cómo pudiste perderla de vista?!
—Es que... — La interrumpí.
—¡¿Cómo?!
—¡Señora, cálmese, por favor! — habló de nuevo el oficial —. Si no se tranquiliza, tendré que detenerla.
—Es que...
Me senté sobre el sillón y sollocé de nuevo, tapando los ojos con las manos.
Esto no estaba pasando.
Mi niñita.
—Una vez más, señorita, repita, por favor, qué fue lo que pasó. ¿Cuándo fue la última vez que vio a la niña?
—Yo... eran como las 4 de la tarde y yo estaba con los niños en el salón, jugando y luego tocaron la puerta, había encargado algo de comer — empezó a explicar mientras jugaba con sus dedos—. Recibí el pedido, comí rápidamente, luego le di a los niños de comer y, como media hora después, Evan ensució su pañal, así que me levanté para ir a cambiarlo a su habitación.
—¿Llevó a la niña con usted?
— No, ella... ella estaba dibujando aquí — se acercó a la sala, señalando los crayones sobre la mesa. Me quedé mirando sus dibujos mientras las lágrimas caían sobre mis mejillas —. Estaba aquí, justo aquí, no se había movido en varios minutos, así que no pensé que se movería, no iba a tardar más de 5 minutos.
—Bien, ¿cuándo regresó la niña ya no estaba?
—No, yo pensé que quizás se había ido detrás de mí sin darme cuenta, así que la busqué en el departamento, pero no estaba...
Me acerqué a la mesa y observé sus dibujos, mirando cómo había dibujado 2 carros, uno azul junto a un monito de cabello rubio y un carro color morado, con una monita de cabello negro.
Éramos Max y yo, nos estaba dibujando a los dos.
—Y... — dijo Susi comenzando a llorar —. Al girar hacia la puerta, me percaté que estaba semiabierta; yo no la había cerrado bien cuando recibí la comida.
Levanté la mirada de los dibujos para mirarla.
—¿La dejaste abierta? — pregunté duramente y me levanté —. ¡¿La dejaste abierta?!
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Dear Max ~ Max Verstappen
Hayran Kurgu¿Alguna vez han sentido que viven una vida que no les pertenece? Cuando era niña, mi mayor sueño era convertirme en piloto de carreras; sin embargo, jamás creí que por azares del destino, terminaría encontrando el amor en mi mayor enemigo, con el c...